Capitulo 19

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-Disculpe señorita, me equivoque de piso.-Se giro, dio unos pasos hacia el ascensor.
-No, espere a ¿quién busca?
-A mi sobrino.
-¿Su sobrino?
En ese momento Fernando, apareció detrás de Lucero- Tío.
-Fernando, pensé que me había equivocado de piso.
-No te esperaba, ¿cuándo llegaste?- Se dieron un fraternal abrazo.
-En la mañana, te hemos estado llamado con tu madre, pero no contestabas, me envió a buscarte.
-Llegaste al lugar indicado, bienvenido.- Lo hizo pasar.
Lucero no pronunciaba ninguna palabra, no le pasaba por la mente recibir la visita de algún familiar de Fernando y menos de un hombre tan atractivo, era imposible no escanearlo con la mirada- Lucero, te presento a mi tío y tío ella es mi novia.
-La preciosa mujer de la que tanto hablas.
-Exactamente.
-Tenías mucha razón, no creía mucho en las palabras de mi sobrino, pero ahora que te veo de frente entiendo a que se refería, bella, mi nombre es Oliver Corleone – Le tomó su mano y la besó, ella se ruborizó, una corriente erizó su piel.
-Mucho gusto, soy Lucero Hogaza.
Oliver Corleone, el hermano de la despótica madre de Fernando, todo un Don Juan y figura del Jet Set Europeo, de más o menos unos cuarenta y dos años, justo en esa edad interesante de los hombres, tenía la misma estatura que Fernando, de cuerpo atlético aunque un poco más delgado, cabello negro matizado por algunas canas, facciones finas, ojos de un tono miel cautivador, el detalle de su barba perfectamente delineada en forma de candado lo hacía muy llamativo. Impecable su forma de vestir, era de aplaudir.
-Fernando, entonces te sacaste la lotería con la preciosa dama que está aquí.
-Te lo dije, ahora vivimos juntos.
-Permiso, me retiro, Fer tengo que hacerle su terapia al niño.-habló Lucero con una actitud bastante sumisa.
-Está bien preciosa- Fer la besó tiernamente-Ve a estar con el cachorro.
-El cachorro- lo miró con ternura y le sonrió.
-Un placer, señorita.
-Igualmente.

Ella los dejó solos, caminaba a paso torpe, haber visto a ese hombre la dejó algo aturdida, era como haber visto a George Clooney a unos cuantos centímetros de sus narices.


-Y bien, entonces si aceptaste ser el vicepresidente de la revista. Mi mamá debió haberte un salario nada despreciable para que hayas dejado tu lujosa vida en Montecarlo.
-No sobrinito, mejor me canse de lo pasivo que es Mónaco, Europa me aburrió.
-Claro, ya no encontraste más mujeres.
-Exacto, ya sus mujeres no me atraían y que mejor sitio que Nueva York, seguramente las mujeres están de locura, esto es una ciudad encantadora.
-Amo esta ciudad, aunque deseo tanto ir a Montecarlo, pasar unos cuantos años en perfecta calma con mi nueva familia.
-¿Familia?
-Sí, Lucero y yo estamos viviendo juntos con su hijo.
-Nunca mencionaste que tiene un hijo. Solo lo acabo de escuchar.
-Tiene un niño de dos años, seré su padre.
-Mira que hacerte cargo de algo que no es tuyo no cualquiera lo hace, aunque reconozco que esa mujer es bellísima.
-Bellísima en todo el sentido de la palabra.
-¿Buena amante?
-Excelente.
-Te felicito y venía por ti para que me acompañes a cenar con tu madre.
-Esta vez paso señor Corleone, quiero estar con ellos- Miró hacia atrás y le guiño el ojo.
-Comprendo, se seguro andas en tu luna de miel.
-Algo similar.
-Nos vemos mañana en la revista, me despides de tu encantadora novia.
-Suerte.
Fernando buscó a Lucero en el cuarto de Iker, la observó en silencio durante unos cuantos segundos, hasta que ella notó su presencia y le sonrió.-¿Quieres que empiece a preparas algo de cenar?
-Tú, cocinar, imposible.
-Puedo improvisar.
-Entonces hagámoslo juntos.
-buena idea, y no sabía que tu tío vendría es más no conozco a nadie más de tu familia que no sea tu madre.
-Oliver Corleone, me parece increíble que no sepas quién esa, ese codiciado soltero en Mónaco, es el hermano de mi madre, se muda a esta ciudad porque va a tomar la vicepresidencia de la revista.
-Que ese no sería tu cargo.
-Es mucha responsabilidad para mi, además en caso de que haya un retiro por parte de mi  madre yo sería el nuevo presidente, ojala eso nunca ocurra.
-¿Por qué?
-No lo sé, me volvería un amargado con tanto trabajo.
-Aceptas entonces que ti mamá es una amargada.
-Tiene sus razones.
-Como usted diga señor Fernando Colunga ¿Corleone?
-Si, es el apellido de mi madre, aunque por guardar apariencias aun se hace llamar Grace  De Colunga.
-Explícate, mejor me tienes que hablar de toda tu familia.
-Algún día, no muy lejano, pero ven muero de hambre.
-Okey, mejor vamos a la cocina.- Lo agarró de su gran mano, dio un paso más adelante que él.
-A improvisar.
-Fernando, ¿te puedo pedir un último favor?
-Que sea hacerte el amor otra vez por favor.-Le dijo en tono de suplica
-No seas ridículo, quiero que me regreses mi empleo.
-¿E Iker?
-Puedo decirle a mi Nana victoria o a Clara que lo cuiden.
-Buena idea, pero solo será medio tiempo.
-Sigo tus reglas.
-Mañana regresas.



Diseñame en LX díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora