Otras veces había recibido tal noticia, de la misma magnitud, solo que estaba vez de un número telefónico diferente, estando en el mismo lugar, a horas diferentes, haciendo el mismo trabajo, solo que cuentas distintas y todo más avanzado, un viernes. Todo en la misma secuencia solo con intervalos de tiempo diferentes, no obstante aunque esté al teléfono hablando de su padre por la misma situación, algo muy dentro de ella, le dice que no importa el intervalo de tiempo que haya entre las otras veces y la presente, sino que esta vez todo sería diferente, esta vez algo va a cambiar y dar un giro drástico.
Su corazón martillea tan violentamente que lo escucha como un fuerte zumbido en sus oídos, desconcentrándola de la situación y mandandola lejos, muy lejos de donde está realmente.
Sus manos se hacen puños cuando Ágata presiente y ve cómo sus manos tiemblan y el sudor frío empieza a perlar su frente. No. Tiene que evitar a toda costa que esos bajones de azúcar que le suelen dar, le ataque en estos momentos, la mandaría al piso y la pondría vulnerable se eso pasaba. Necesita estar cuerda y bien, sus padres la necesitan, su madre no puede sola y desgraciadamente su padre no solo tiene una sola enfermedad, sino dos que poco a poco han ido apagando su vida. Si un a se activa la otra se complica y terminan las dos complicandose juntas.
Quiere llorar de frustración y dolor, da su vida porque ninguno de sus seres queridos sufra.
— ¿Señorita Alvarado, está ahí? —la voz femenina que le ha llamado, la trae devuelta a la realidad.
Se yergue en la silla, aprieta el iPhone contra su oído y permanece con la otra mano apretada, tratando de controlar el constante temblor, es demasiado temprano.
—Sí —responde en un susurro. Carraspea al sentir y escuchar la voz tan ida, teme que al otro lado no la hayan escuchado —. Estoy aquí, ya mismo salgo para allá, ¿Podría decirme si mi madre está ahí? Por favor.
—En efecto, la señora se encuentra presente —se escucha un quejido que Ágata logra escuchar perfectamente y también distinguirlo, lo reconocería a miles de kilómetros, es su madre —, pero le seré sincera, la señora ha tratado de que no nos demos cuenta, pero como profesional de salud es inevitable que para nosotros pase desapercibido, ella no está bien.
Se queda la línea en silencio Ágata lo procesa.
—Lo sé —traga saliva de manera sonora, tratando de digerir el nudo en la garganta y en la boca del estómago que amenaza con hacerla llorar en cualquier momento —. Ingrésenla a ella también. En poco tiempo estoy allá.
Cuelga la llamada sin esperar respuesta alguna, no la necesita en ese momento.
Mientras recoge sus cosas, poco a poco esas inmensas ganas de llorar la atacan, amenazando con derrumbar esa barrera que en ese momento le cubren, de que se derrumbe. Los pies en esos altos zapatos, en cualquier momento la pueden mandar al suelo.
Vuelve a tragar, ella no puede derrumbarse, es lo único que su pequeña familia tiene, ella es su talón de Aquiles. Claro que tiene familia, pero no se puede llamar así, ellos le dieron la espalda cuando su familia cayó en desgracia, solo se llaman familia por el lazo sanguíneo que los une, después sino es por eso no se le puede llamar de aquella forma, no cuenta con nadie, solo con ella misma, ella será suficiente.
Sale al pasillo rápidamente, no se detiene en ningún momento y su mirada siempre al frente, tiene que caminar con pasos para no caerse, ya compraría una menta o algo dulce para que subiese la azúcar y no le diese problemas.
El salir a esas horas le traería problemas, pero que va, es viernes y de todas formas salen temprano, pero ella por salir temprano tendría que dar justificación, principalmente al cerdo que tiene como director aquella zona franca, él buscaría la forma de joderla y descontarle más de lo debido, porque sencillamente le da la gana.
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La Occidental ©
Diversos"Vive cada día, cada cosa que te depara un día, porque no sabes ese día, que te va a esperar el día de mañana"._MMF Diferentes entre multitudes y la joya más preciada para su alteza. DE MI AUTORÍA. NO COPIAR.