Siente la adrenalina al tener solo un milímetro paso delante de Yashira. Está paralizada pensando cómo podrá saber el por qué ella tiene un solo ovario. No nació así, tampoco escuchó en los últimos nueve años que lleva en el palacio sobre lo mismo. Algo realmente extraño sucedió o simplemente fue producto de algunos de sus partos.
Aún así ella no puede quedarse con la duda.
El movimiento de sus zapatos la alerta, se mueve rápido para atrás, acomoda su cabello y alisa las arrugas invisibles antes de salir de su escondite como si la estuviese buscando, mira disimulada para cada lado y camina normal, sin mostrar un ápice de algo que la pueda delatar. Yashira es buena escondiendo, pues ella también, por algún motivo toma medicamentos a escondidas.
—A ti te andaba buscando —el tono de voz de Ágata sobresalta a Yashira.
— ¡Alá! —grita alterada, asustada, pálida, la mano la lleva a su pecho donde su corazón late con fuerza y con constancia —. Apareces como un maldito fantasma, ¡Me asustaste Occidental!
Ágata actúa con normalidad y su igual temperamento de siempre. Abre sus ojos grandes verdes, levanta sus cejas juntas, cruza los brazos bajo su pecho.
—Yashiva —la llama por el nombre se apelativo que le puso hace años —. Actúas como quien esconde cosas —pronuncia cada sílaba de forma lenta y pausada.
Yashira se recompone y aprieta el bolso contra su cadera.
— ¿Desde cuándo estás acá? No escondo nada, ya te dije. No me busques —advierte interrogando a la misma vez.
Ágata se aproxima, que lleve tacones le facilita estar casi a la altura de la princesa.
—En el palacio desde hace nueve años —responde simple.
Le divierte cuando Yashira pone los ojos en blanco exasperada.
—No te hagas la estúpida —empieza a elevar el tono de voz.
—Eh, cuidadito, soy aún más fuerte que hace años Yashira, solo estoy aquí para advertirte una cosa, una solita —muestra su dedo índice indicado la cantidad —. Aléjate de los míos, de mí hija, de cada uno de mis hijos.
Yashira deja salir una carcajada. Mira sus uñas como lo más importante en ese momento, busca cabrear a Ágata.
—Compartimos marido en común, querida —dice con sorna.
Ahora es Ágata quién reí en su cara.
—Marido por papel desde hace nueve años para ti, querida —se burla del apelativo —. Marido para mí en papel y cama desde hace nueve años. Creo que te llevo delantera.
Yashira clava las uñas en la palma de sus manos.
—Eso no importa, duró trece largos años metido en mi cama —menciona el pasado tratando de herirla con algo que sucedió —. Resultado de lo mismo es que le di el príncipe heredero y una princesa, que por cierto, es mi hija, no tuya.
Ágata chasquea la lengua.
—El pasado a mi no me va, lo que es pasado, se queda ahí. Claro, todo depende, hay en casos graves, delitos por el ejemplo y más en nuestra cultura que para ello hay que remover el pasado —las palabras de Ágata van con doble intención, deseando ponerla nerviosa. No olvida el frasco que logró por lo menos ver su inicial, ya luego iniciará una investigación, quizás no sea nada grave o quizás sea algo capaz de destruir al palacio entero.
—Deja de insinuar, Occidental —riñe con los dientes apretados y visiblemente nerviosa. Sospecha que esa mujer puede saber algo, aunque es muy estúpido, la encontró justo cuando doblaba para entrar al salón principal.
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La Occidental ©
Random"Vive cada día, cada cosa que te depara un día, porque no sabes ese día, que te va a esperar el día de mañana"._MMF Diferentes entre multitudes y la joya más preciada para su alteza. DE MI AUTORÍA. NO COPIAR.