Había dormido plácidamente entre los brazos del príncipe, su pecho le había servido de almohada para que su sueño sea conciliador, la arropó con sus brazos y en toda la noche no la soltó, pero como era de esperarse cuando sus ojos se abrieron a las ocho y media de la mañana ya el príncipe no estaba a su lado. No le agradó el no verlo, pero rápidamente se recompuso, él tiene deberes que cumplir y no se puede pasar todo el día con ella.
La enfermera en cuanto se despertó estuvo ahí y la ayudó a bañarse, peinarse no puede debido a la herida que está en su cabeza no se lo permite. Le trajeron el desayuno y posteriormente sus medicamentos. En cuanto estuvo medicada la enfermera se retiró y la dejó sola sin poder hacer nada y mucho menos sin tener nada que hacer.
A eso de las diez de la mañana, alguien tocó su puerta y en cuanto le dio la autorización a pasar, entro una de las chicas del servicio con una caja, la cual dijo que venía de parte del príncipe para ella; la aceptó y la chica se marchó en cuanto se la entregó en sus manos.
Había destapado con un poco de ansiedad la misma y no podía creer lo que tenía dentro. Un iPhone x había dentro, último modelo, una belleza que llegó equipado con todo lo que un móvil necesita. Sin duda alguna Abdel cada día está más al pendiente de sus necesidades y su corazón está en la cuerda floja de que esos detalles lo lleven a sentir más que gratitud y cariño.
El móvil le sirvió a Ágata para distraerse, ver, buscar. Sus redes sociales antiguas habían sido eliminadas, más en su cuenta de google conserva sus contactos, los cuales recupera y actualiza la aplicación de WhatsApp, recuperando la copia de seguridad y sustituyendo su antiguo número por el nuevo, su antiguo celular se lo daría a alguien que lo necesite.
Está tan sumida contestando unos de los tantos chata que hay en su WhatsApp que no se da cuenta que María está frente a ella.
- ¡Ágata! -María la llama con toda la intención de asustarla.
El móvil casi cae, sino estuviese sobre la cama, sería pedazos en estos momentos, su mano va a su pecho y sus ojos están cerrados mientras respira consecutivamente para tratar de bajar la adrenalina y el mayor cardíaco de su corazón.
- ¡Por Dios María! ¡Casi me matas de un susto! -la regaña cortándole los ojos como muestra de enfado.
María hace una mueca.
-Pensé que te daría alegría verme -solloza fingidamente -. Pero ya veo que no es así, heriste mis sentimientos -se hace la ofendida y su actuación es casi creíble, si Ágata no la conociera.
-Si no te conociera, realmente me harías sentir mal -la acusa con su dedo -. Eres una tonta -intenta cruzar sus brazos para darle credibilidad a sus palabras, pero no lo logra por las costillas. Emite un quejido y en segundos tiene a María a su lado.
-Ya deja de moverte -su tristeza no es fingida cuando la ve -. Quiero agarrar y darle una paliza a la chiva esa, romper cada hueso de su estúpido y moreno cuerpo -sus cejas están fruncidas y sus labios apretados en una sola línea.
-Calma María, no harás nada de eso -le ordena con voz dura -. No nos ensuciaremos las manos con ella. Tengo algo entre manos que serán más duro para ella que golpes. Ahora dame un abrazo y luego tú y yo pondremos todo en marcha.
María sonríe maliciosamente y se acerca a abrazar a Ágata y besa su mejilla.
-Me asuste mucho cuando te vi moribunda entre los brazos de tu príncipe.
La melancolía y nostalgia en su voz es más que suficiente para saber lo mal que la pasó María por todo eso. También le agrada que diga que es su príncipe.
ESTÁS LEYENDO
La Occidental ©
Acak"Vive cada día, cada cosa que te depara un día, porque no sabes ese día, que te va a esperar el día de mañana"._MMF Diferentes entre multitudes y la joya más preciada para su alteza. DE MI AUTORÍA. NO COPIAR.