La Occidental ©

Capítulo 38

Toda la semana siguiente a la fiesta, Yashira había planeado todo con audacia y astucia. No iba a dar un paso en falso, ni siquiera trató de mantener tanto contacto con ella más del necesario, cada detalle lo trazó también y al final sólo tuvo que decir a Mustafá y él hizo el resto.

El primer paso fue que Ágata saliese de los aposentos del príncipe y lo logró usando a la jequesa mayor, la encargada de poner orden en el palacio y hacer cumplir las normas.

A partir de entonces sólo contó los días, los minutos y cada segundo, que Ágata y el príncipe no hayan tenido contacto alguno desde aquella noche del sábado, fue el empuje y unas de las piezas claves. Ella lo rechaza y en argumentación, lo hacía porque en secreto mantenía un relación prohibida con el embajador que Mustafá ha traído para ayudarlos en sus planes, la pantalla perfecta, las relaciones con Alemania, para finalmente utilizar la pieza clave en el rompecabezas, Ágata es alérgica a las nueces, las nueces la pueden hacer perder el conocimiento para que en el momento exacto en el cual Abdel pasase por los aposentos, viese a Derek sobre ella y ahí sin importar nada, la echará de palacio.

Para que Abdel fuese justo en el momento calculado que planeó con Mustafá, usaron a Akram, el niño debía encargarse de que su padre fuese por algo a sus aposentos que quedan de paso por los aposentos de la occidental y justo ver a Derek metido en los mismos.

A Akram su madre le prometió que esa mujer se largara de palacio y que volverán a ser junto a su padre lo que eran antes, sin que ella éste y que la atención de Abdel solo va a ser para ellos, no para nadie más. El niño accedió a lo que se le pedía, acercarse a su padre en esa semana y demostrarle que ha cambiado solo por un objetivo que desempeñó muy bien, para finalmente el día de hoy pedirle a su padre que le prestara sus libros de colección de historias de los turcos a través de los años, dichos libros que están en los aposentos del príncipe, guardados en su closet.

Ahora Yashira espera el momento exacto en el que escuche la voz de Abdel echar a esa sanguijuela de una buena vez y por todas de sus vidas.

—Estás muy tranquila Yashira —no disimula su sonrisa cuando suhaila está en presencia de ella, al contrario, la aumenta.

Hace una reverencia feliz y va y besa la mejilla de su suegra.

—He de estarlo madre, mis hijos crecen felices y saludables gracias a Alá.

En dirección a ella suhaila alza una ceja, algo ha hecho Yashira y solo le pide a alá que Abdel no la descubra.

La princesa toma asiento y trata de relajarse para no demostrar su ansiedad, para ese tiempo ha el príncipe a visto todo y por eso no ha bajado al encuentro con su hijo sobre los libros. Realmente no le importa si Derek llegó a hacerle algo a Ágata, solo quiere que se largue.

Abdel está totalmente diferente, no es él, está fuera de sí, incluso su rostro ha cambiado, su mirada no es la misma y qué decir de su cuerpo que está más duro que una roca, la tensión, la impotencia, la rabia que corre por sus venas.

—Su alteza —dice temblorosamente Derek al ver que no es el mismo príncipe —. No pensamos que usted vendría por aquí —hace referencia a algo que no pasó, que Ágata no tenía conciencia.

— ¡Maldita basura! —en solo un brinco lo tiene encima, las solapas de su camisa siendo tomada con fuerza por Abdel que no repara en su fuerza —. ¡¿A caso crees que voy a creer que ella tiene algo contigo infeliz?! ¡Es alérgica a las nueces!

Su puño se alza en el aire y se estrella con fuerzas sobre su rostro.

La cara de Derek palidece, no pensó que él se sabía eso, aunque es lógico, es su esposa pero nadie le dijo el riesgo que corría y que ese hombre se podría como esta.