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Este prólogo y el siguiente capítulo están dedicados a FireSpidey por su cumpleaños. ¡Felíz día, sweetie!
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Prólogo
El vídeo jamás subido
Saorise se posicionó frente a la cámara de su celular apenas empezó a dejar rodar el vídeo, dando un fuerte respiro. Estaba nerviosa por explicar su pequeña historia frente a la cámara a pesar de haber estado frente a montones de cámaras antes, quizás porque en el fondo jamás había dejado de estar nerviosa frente a las cámaras del todo.
—Saludos a quien sea que vea esto, creo que se sabe de antemano que soy Saorise O'Dhall, ¿cierto? No es por presumir ni nada de eso, pero supongo que la mayoría me conoce: aquella chica famosa que según la farándula se le subió todo a la cabeza y se volvió loca por tener demasiada fama desde los siete —puso los ojos en blanco por un instante—. Cosa que es una completa mentira, pero que la mayoría cree. Supongo que quien sea que esté viendo esto se preguntará de qué va y justo eso es lo que diré ahora: este vídeo es, tan sólo, la explicación de tantos años de chismorreo sobre mí. Ese "¿Será que eso que pasó es cierto o no?" Que la mayoría duda aunque, déjenme decirles que sí lo que esperaban es que todo sea como pasó por su cabeza... —hizo una mueca con los labios para luego dar un suspiro—. No será cierto, aunque quizás sí algunos datos pequeños. Dicho esto, allá voy.
》Mis fans sabrán el comienzo de mi carrera, ¿no? Seis años, un programa de Barney el Dinosaurio que afortunadamente hizo que mí currículum tuviese algo que decir para cuando tuviese siete, pudiese entrar a ese show infantil que me llevó a la cima por protagonizar. Cuatro temporadas, cuatro años, mí periodo "brillante" —hizo comillas con los dedos—. Según muchos, pero que en lo personal fue uno de los más oscuros periodos que he tenido. Digamos...—miró hacia abajo, tratando de usar las palabras correctas—. Digamos que en ese periodo, pasé varios traumas, traumas que preferiría no contar en vídeo. En ese entonces tenía mucho miedo, por lo que los mantuve en mí interior. El ocultarlo, por supuesto, no quitaba las repercusiones. Estaba asustada y nerviosa todo el tiempo, sintiéndome observada y perseguida. Tenía arranques de llanto repentinos y, de no llorar, escuchaba una voz en mí cabeza que sí lo hacía. No podía concentrarme, no podía entenderle nada a mis tutores de educación en casa, también me costaba memorizar mis diálogos. No tenía amigos porque me sentía en peligro acercándome a nuevas personas. Tenía alucionaciones con colores, no sabía por qué. Cada segundo se sentía como una pesadilla pero jamás llegaba el momento donde mi madre me despertaba y me decía que sólo había sido un mal sueño, me daba chocolate caliente y todo estaba bien. Sabía que no me echaban del show sólo porque a pesar de mi actitud podía actuar bien, demostrado incluso en entrevistas donde podía poner una sonrisa falsa cuando por dentro me estaba desesperando. Empecé a ir a un psicólogo en la segunda temporada pero jamás llegaba a ningún lado conmigo porque siempre le mentía, con el tiempo también fuí a un psiquiátra que me dio un montón de diagnósticos que ni siquiera podía recordar. Me sentía fatal y nadie entendía por qué, mientras que yo me paralizaba cuando quería explicarlo.
