⸙ 13 ⸙ burbujas

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Nadie puede saber el tiempo en el que una burbuja explota, pero sí que en algún momento tiene que explotar

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Nadie puede saber el tiempo en el que una burbuja explota, pero sí que en algún momento tiene que explotar. La felicidad tiene algo en común con las burbujas: ambas son frágiles, efímeras y eso las hace siempre en algún momento chocar con algo y destruírse. Es un descenso predecible y de cierta forma, predestinado.

Por supuesto, afortunadamente, siempre existen más burbujas y más momentos felices en los cuales encerrarse por más segundos de emoción, pero nunca falta el momento donde sientes que no están ahí... te ciegas, y comienzas a creer que no existen más burbujas a tu alrededor.

Por un pequeño instante, alguien creyó no ver más burbujas.

Luego de su larga caminata junto a la pelirroja, frente a la puerta de su apartamento, Saorise abrió la puerta utilizando las llaves de su casa. No tuvo que abrir demasiado la puerta para sentir los pelos de punta y entonces...

¡BLOP!

Burbujas explotando en tres, dos, uno...

Astrid estaba allí, sentada en el sofá, con los ojos enrrojecidos y junto a una botella de alcohol medio vacía. Abrazando sus rodillas, mirando hacia el vacío de las paredes, sin tan siquiera saludarla. Perdida así, probablemente pensarías que era otra persona.

—Astrid...

La menor de las dos salió corriendo hacia el sofá a su lado, cerrando la puerta en un portazo por las prisas. No lo comprendía, ¿qué había sucedido? ¿Qué estaba pasando por su cabeza? ¿Qué significaba aquella situación?

—Estoy bien, no te preocupes por nada.

Pero seguía observando al vacío de la pared.

—No, no, sucedió algo —dijo segura Saorise, colocando una mano en su hombro—. ¿Qué sucedió?

Astrid simplemente suspiró.

—No es nada, lo de siempre —contestó, apoyando su cabeza en sus rodillas—. Un día te dicen que eres un cielito y que nunca cambies, al día siguiente todos los chicos que te decían eso te llaman zorra, viva la vida.

Así que era eso, captó rápido Saorise.

No había que ser muy observador como para notar que Astrid no era del tipo de quedarse en un para siempre, sino del tipo de susurrar cosas bonitas e irse con el viento hasta que en algún momento el viento soplase en una dirección que le hiciese querer regresar. Saorise siempre pensó que las críticas al respecto poco le importarían, pero parecía ser que estaba equivocada.

Abrázala —le dijo June rápidamente, en vista de que Saorise no había hecho algo aún.

Y eso hizo, abrazó a su hermana mayor tratando de alguna forma hacer la tristeza más ligera hasta que cambiase de estado líquido a gaseoso.

—Son unos idiotas —dijo Saorise, tratando de dejarla desahogarse.

—Más que unos idiotas, pero igual duele —contestó Astrid mientras dejaba unas lágrimas caer—. Y sé qué podrás decir: que no vale la pena llorar por ello, que hay muchísima gente que piensa diferente y lo sé muy bien, yo soy quien dice esas palabras seguido, pero igual duele. Que son unos decerebrados que probablemente sólo me crítican por ser una chica, porque estoy completamente segura de que sí fuera un chico me aplaudirían por ser un campeón y no querer nada serio, por vivir la vida a límite, pero sigue doliendo, siempre duele que te llamen zorra, puta, ramera... hasta que llega un punto donde tan sólo bebes y sigues bebiendo para que no duela más, como siempre lo haces. Para sacar las lágrimas un rato, pero el día siguiente tener una resaca tan inmensa que en lo que menos pensarás es en otro dolor que no sea el físico.

Saorise no supo del todo qué decir, ella jamás había pasado por esa sensación como para tener las palabras perfectas en la cabeza.

—Pero... —pensó sus palabras mientras hablaba, buscando escoger cada sílaba correcta—. Pero ellos siguen siendo los completos decerebrados al decir esas cosas, no tú, definitivamente no tú —fue a la mitad de lo que decía que supo qué decir, algo que sí que sabía bastante bien—. Sabes que ellos no tienen ni una pizca de razón con lo que dicen, que ni siquiera te dicen algo hiriente por tu propio bienestar, que en realidad deben de estar súper tranquilos mientras tú estás llorando. No digo que no duela, porque entiendo que lo haga, pero no vale la pena darle importancia al comentario de alguien sí ni siquiera le importa cómo te estás sintiendo.

Astrid asintió con la cabeza.

—Eso es cierto... gracias —dijo lo último en un susurro.

Saorise contestó con una sonrisa, a pesar de estar preocupada, para que así Astrid sintiese menos peso encima.

—No es nada, ahora... ¿qué tal sí vas a dormir ya? Mañana debemos tomar un avión directo a ver a mamá, no lo olvides.

Luego de aquella conversación, Astrid se fue a su habitación directa a dormir. Saorise pensó en hacer lo mismo, caminando hacia a su habitación hasta que llegó una nueva notificación en su celular que lo hizo vibrar.

Tumblr
lelimonaire dio like a tu publicación.

Fue cuando Saorise recordó que ella jamás publicaba cosas en tumblr, sólo usándolo para ver publicaciones, que cayó en una verdadera confusión. Aún más, al ver un perfil activo distinto al suyo en su celular.

Prefirió no darle importancia, sin embargo, al estar muerta de sueño. Probablemente le había prestado su celular a alguien y ya lo había olvidado, probablemente.

N/A: ¡Sí! Este es el momento donde las cositas en el perfil de newneverland- empiezan a no ser tan extras

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N/A: ¡Sí! Este es el momento donde las cositas en el perfil de newneverland- empiezan a no ser tan extras. Oh, y ahora Astrid también tiene perfil (callmeastrid-).

Buena suerte con esa información ;)


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Chains Of Promises╺╸Madelaine PetschDonde viven las historias. Descúbrelo ahora