Chains Of Promises╺╸Madelaine Petsch

⸙ 41 ⸙ last masterpiece

Nota: me atrevo a decir que este es uno de los capítulos más sensibles del libro, así que por favor, lean con precaución y sólo cuando no tengan algún mal pensamiento en la mente ¿Sí?

Desde pequeña siempre he sido un huracán de colores que nadie puede controlar, incluso los que me conocen por dentro y piensan que soy una buena persona. Ni siquiera yo he podido controlar el huracán que tengo por dentro del todo, me atrevería de a decir.

Soy impulsiva, descontrolada, mentirosa, manipuladora, pecadora y una asesina serial de promesas. He herido a tantas personas a quienes he amado con intensidad que me faltan manos para enumerarlas y ni siquiera yo misma sé porqué, una buena idea parece ser echarle la culpa al pequeño demonio en mi cerebro que me hace sentir insegura pero ya ni siquiera eso tiene un sentido lógico. Tal vez sólo sea egoísta y prefiero reconfortarme a mí misma echándole la culpa a lo que sea excepto a mi misma, suena probable viniendo de mí.

Pensé que había domado al huracán lo suficiente para retenerlo, pero ¿quién demonios ha sido capaz de dominar un huracán en el mundo? Podemos preveerlos pero no detenerlos, ninguna ciencia o religión ha encontrado a una cura a ellos y mucho menos a mí. Tal vez no sea una genio, pero sí algo sé es que una vez empiezas a caminar en círculos por todo tu apartamento mientras lloras al sentir que pierdes el control de ti como yo lo hago sabes que estás algo jodida, cuando descubres que no puedes salvarte sola aún más, entonces cuando le sumas el ser una adicta al aislamiento al no soportar a la mayoría de las personas te das cuenta de que tal vez todo se resume a que eres y siempre fuíste tu única ruina, siempre fuíste tu propio huracán destructivo.

Toda una vida he sentido que no soy lo suficientemente valiente, aunque lo soñara. Dije que irme de la casa de mi madre antes de los dieciocho era valiente, pero para muchos el huír les hizo apreciarme como alguien cobarde; pensé que el alejarme de toda persona que me hiciera daño era un acto valiente, pero todos pensaron que evitaba una confrontación; creí incluso que el decir una verdad escondida por tanto tiempo me daría la suficiente fuerza para convertirme en guerrera, pero me equivoqué, probablemente todos en redes me juzgarán de nuevo por no haberlo antes. Intento ser fuerte, intento ser la heroína de alguna historia en mi propia mente y la única verdad es que nací para ser la antagonista hasta de mis propias pesadillas. Ni siquiera durmiendo obtengo un final felíz, estoy destinada a vestir esta piel de gallina durante toda mi vida.

Estoy cansada.

Abrí el gavinete escondido debajo de mi cama, encontrando mi arma escondida y el montón de cartas que había escrito de despedida en mis momentos oscuros por sí en algún momento no me sentía lo suficientemente fuerte. Tenía todo listo para irme, salvo una última carta al más desafortunado amante que había tenido jamás, el único que quisiera pensar que en el fondo quiso abrazar al huracán a pesar de que, muy probablemente, eso sea una mentira. Tomé mi pluma favorita, comencé a escribir y las palabras salieron solas, apoyando así mi cerebro a mis cicatrices mentales.

❝Perdón, cariño. Sé que te dije
que todos en este mundo
merecemos un un final felíz,
incluso tú, incluso yo. Olvidé
mencionarte que la felicidad
es relativa, tal como Einstein
hablaba del tiempo; para
algunos la felicidad se basa
en las victorias, otros sólo
podemos encontrar la
felicidad al rendirnos. Lo
siento, repito que no hay nada
que podrías haber cambiado
en un destino escrito como
el mío, pero por favor no
olvides de que eres más
fuerte de lo que yo jamás
podría haber sido. No te
rindas, tú no, por favor.
Te quiero, lo lamento❞

Guardé la nota en la pila y ahora mismo me miro en el espejo en conjunto a todas mis imperfecciones, notando lo absurdo que sería que el huracán vivo muriese en un traje completamente blanco y angelical, así que preferí dejar mi canción favorita sonar mientras abría mis envases de pintura para después tirarmelos encima. Naranja, amarillo, verde, azul, violeta, montones de colores distintos al rojo que me hiciesen verme como un arcoíris y arder los ojos por mi mala puntería. No creo en los fantasmas, pero sí me toca ser uno, prefiero ser una obra de arte humana antes que ser un fantasma aburrido.

Estoy tomando aquella pistola pequeña y negra, colocandola justo en mi frente. Sólo tengo que jalar el gatillo, una simple acción para que mi última decisión cobardemente valiente sea cometida, para que mi obra maestra por fin sea plasmada sobre mí misma, para que al fin pueds por una vez dejar de luchar contra todo y todos.

Mi madre tuvo razón cuando me fuí de casa al decir que era una completa egoísta que no pensaba en los demás, porque a mí, Rowena Wisedream, jamás se me ocurrió mirar hacia atrás o pensar en alguien más.

N/A: Okay, sé que tal vez van a querer matarme ahora, pero... ¿adivinen quién acaba de publicar el inicio de un spin off llamado "technicolour beat" para Rowena? No publicaré capítulos hasta que termine Chains of Promises, pero ¿Sirve de algo eso para que no me maten ahora? ♡