Capítulo 30

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Narra Débora

Mi mente pide que pare, pero mi cuerpo no me responde, me dejo llevar por el calor del momento, Jean acaricia mi cuerpo demandando que es suyo y lo es, soy suya desde el primer momento en que lo vi.

>Nena, --se aleja un poco pero mis manos lo detienen-- tengo que detenerme si no queremos que esto termine mal.

>Jean --mi voz sale casi como un susurro, trago un poco, tengo mi garganta muy seca-- no quiero que pares.

Veo sus ojos llenos de lujuria, una ligera sonrisa se posa en sus labios y vuelve a besarme.

Sus manos siguen el camino que estaban recorriendo antes de que hablara, suavemente mete su mano dentro de mis bragas, tocando mi sexo con sus dedos haciéndome estremecer.

>Eres muy sexy --me dice mientras juega con mi clítoris-- y eres solo mía.

No puedo decir ni una sola palabra, este hombre tiene el control sobre mi cuerpo.

Saca su mano de mis bragas y las sube lento por mi abdomen hasta llegar a mis pechos, levantando mi blusa a su paso, Jean besa mi cuello y baja hacia mi clavícula haciendo que mi centro se humedezca más, sigue bajando y se mete mi pecho a su boca, suelto un gemido de placer que incentiva a Jean a bajar su mano hacia mis bragas.

Estimula todas mis zonas erógenas, cada vez siento como se contrae mi cuerpo, estoy cerca muy cerca de llegar al clímax, no se detiene, introduce un dedo dentro de mí y con el pulgar sigue jugando con mi clítoris, eso es suficiente para alcanzar mi orgasmo, gimo de placer haciendo que Jean pare.

>Nena --abro los ojos y me encuentro con un Jean un poco sudado y con unos ojos como de León acechando a su presa-- te amo.

>Yo te amo a ti mi amor --meto mis dedos en su cabello acercándolo a mí-- no quiero que te detengas.

Bastó decir esas 5 palabras para que Jean vuelva a poseer mis labios, esta vez lo hace más fuerte, con más lujuria, arranca con una sola mano mis bragas, se coloca en medio de mí y no sé en qué momento él quedó desnudo, lo estoy sintiendo, siento como su miembro busca mi feminidad.

Muevo mis caderas en busca de fricción, consigo lo que quiero, Jean se detiene un poco y me mira a los ojos, como pidiendo permiso para entrar en mí, doy un ligero asentamiento y entra de un solo golpe.

>Ahh! --me quejo, eso dolió mucho siento como una lágrima recorre mi mejilla.

>Lo siento princesa --me dice él limpiando mi rostro y siento como su voz se entrecorta-- tenía que hacerlo así, si lo hubiera hecho despacio el dolor es más fuerte.

Asiento, no quiero hablar aún siento dolor, Jean empieza a mover sus caderas lento, dejando que me acople a él, yo también empiezo con el vaivén de caderas, el dolor ya casi no existe, solo siento placer y Jean parece notarlo porque cada vez se mueve más rápido, estoy sintiendo nuevamente esas contracciones en mi abdomen.

>Suéltalo nena --me dice entre gemidos-- quiero que termines para mí.

>Ah, Jean --grito mientras alcanzo mi clímax-- soy tuya.

Jean se mueve un poco más y termina dentro de mí, cayendo sobre mi pecho, los dos tenemos nuestra respiración agitada, sale lentamente de mí y se coloca a mi lado.

> ¿Estás bien? --lo miro, me abro espacio en sus brazos colocando mi cabeza en su pecho.

>Estoy bien mi amor.

>Te amo mi princesa --siento como bota un suspiro-- eres el amor de mi vida.

>Yo te amo Jean, te amo como a nada en este mundo.

Santo KarmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora