PREFACIO

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—Esta situación se nos está saliendo de las manos Señor─ dijo el chico que estaba sentado frente al escritorio

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Esta situación se nos está saliendo de las manos Señor─ dijo el chico que estaba sentado frente al escritorio.

Un hombre de edad avanzada con un impecable traje blanco, se encontraba parado frente al gran ventanal que dejaba vislumbrar las pequeñas luces de una ciudad de noche, su respiración era calmada ante las palabras que acababan de decir.

Cada vez tenemos más noticias de nuestros desaparecidos─ Siguió el chico.

No pronunciaba ninguna palabra, no se volteaba, no había ningún tipo de inmutación en su recta postura. Al contrario de él, el joven de no más de 30 años; piel morena e igualmente vestido con un traje blanco; parecía estar llegando al borde de sus nervios.

¿Señor? ¿Me ha escuchado?

La aparente tranquilidad del viejo lo estaba poniendo aún más inquieto, ya no podía detener el incontrolable movimiento de su pierna contra el piso, y se había levantado de la silla para dar pequeños pasos hacia delante y hacia atrás repetidamente por toda la habitación.

Cálmate Jack— El implacable señor, seguía mirando hacia un punto fijo en la ciudad. Sonó un par de dedos y se giró hacia Jack, que seguía con su constante demostración de nervios. Caminó un par de pasos hasta el escritorio tomando asiento en la silla del mismo color que su traje.

Los humanos son una raza animal y destructiva, no conocen la paz.

Se había acercado hacia el escritorio el cual estaba iluminado por una lámpara de mesa, siendo ésta la única luz en toda la oscura habitación, al acercarse a la luz los ojos del viejo brillaron de una manera singular, aquel brillo azul con plateado que denotaba que la humanidad en el hombre había desaparecido.

En estos momentos están aliados contra nosotros, tratando de desterrarnos del planeta que ahora nos pertenece, pero acabaran destruyéndose entre ellos mismos, otra vez, antes de que el destierro ocurra.

Las palabras del viejo eran calmadas y rítmicas, no había ningún tipo de variación de tono o duda en ellas, hablaba como si supiera que era exactamente lo que iba a pasar.

Nuestra posición en estos momentos es la de mantenernos calmados sin hacer nada; si veo que la situación se sale de las manos tomaré personalmente cartas en el asunto.

Jack, había dejado de caminar por la habitación y ahora se encontraba quieto al otro lado del escritorio, como hipnotizado por las palabras que le habían dicho.

¿Dejará morir a más de los nuestros?

No nos están matando Jack, nos extraen de los cuerpos y nos mandan a otro planeta, solo que allí si están dejando morir a los suyos, al sacarnos de los cuerpos humanos estos mueren totalmente.

¿Cómo sabe eso señor?

Nada pasa en esta ciudad, mejor dicho, nada pasa en este planeta sin que yo me entere; ellos creen que están actuando a escondidas, ellos creen que tienen el control.

Ahora en vez de nerviosismo el muchacho reflejaba admiración, como si estuviera tratando con el máximo héroe de la humanidad. Éste también había tomado asiento frente al escritorio, iluminando su cara en donde sus ojos también brillaban de la misma forma y con el mismo resplandor plateado que su compañero años mayor.

¿Por qué no los atrapamos entonces? Detenemos todo este exilio que le están haciendo a nuestra especie, deberían agradecernos por haberlos salvado de la extinción y a cambio creen que les estamos atacando ¡Les estamos haciendo un favor!

Cuida tu tono conmigo, Jack.

El joven había subido dos niveles su tono de voz al decir lo último, la emoción del momento se le estaba saliendo de las manos, notándose en sus palabras. El señor ni siquiera se había molestado en responder la pregunta, no consideraba necesario responder esa conversación, más bien estaba empezando a pensar que aquella conversación ni siquiera debería estar llevándose a cabo. ¿Qué clase de explicaciones tenía que estar dándole el supremo de las almas a un simple subordinado a cargo de su seguridad? Para ese momento Jack se había sentido sumamente apenado y había expresado una serie de disculpas hacia el ente, siendo totalmente ignoradas por éste el cual ahora se encontraba pensando más allá de lo que el chico le estaba diciendo.

Jack, déjame solo por favor.

Había sido una orden a pesar de haberlo pedido, el tono de la voz era dura y firme como en toda la conversación, causando un temple de miedo en el joven quien se levantó inmediatamente pidiendo permiso para salir y dejando la habitación en pocos segundos. Ahora si se encontraba totalmente solo.

La oficina no era más que 4 paredes, una de ellas era un ventanal en su totalidad que dejaba ver una vista absoluta de la ciudad que los rodeaba, las otras tres estaban pintadas de blanco a juego y pisos grises de mármol.

Por otro lado el escritorio; en él había un ordenador blanco, una lámpara de mesa y un par de bolígrafos. Las sillas secundarias estaban hechas de metal recubiertas por una pintura metálica, en las paredes había un par de cuadros nada más, con colores igual de tristes que el resto de la habitación.

A un lado de las paredes se encontraba un librero repleto con libros de todas las áreas, medicina, botánica, informática, física, física cuántica y hasta uno con un nombre un tanto peculiar "El viaje de las almas" y junto a este librero se veía una escultura de cobre muy bien hecha de lo que era el sistema solar. No había nada más.

La habitación se veía grande y triste sin ningún tipo de emoción o personalidad más que algo neutro de quien acaba de ocuparla, a pesar, de haber estado ya unos años en ese puesto y en ese preciso lugar.

En el escritorio se exponía una placa que tenía inscrita "Alma Mayor"; algunas almas decidían utilizar el nombre del huésped que habitaban, como Jack, otras optaban por nombres que pegaran con su personalidad a través de los siglos. Pero la de él se le había asignado por ser el alma más vieja en aquel planeta y al que se le otorgaba el reconocimiento de la conquista.

El señor saco un mapa de Estados Unidos el cual tenía 7 círculos hechos con marcador rojo alrededor de todo el país. Se quedó un tiempo mirando aquel mapa.

¿Quien los está ayudando?─ Se dijo para sí mismo.

En ese momento Jack entro apresurado a la habitación sin siquiera llamar a la puerta, el señor estaba a punto de hacerle un reclamo mayor cuando este lo interrumpió cortando sus palabras.

Han atacado el hospital central, al parecer tienen ayuda de nuestra especie.

¡Eso es!

Fue lo último que dijo el viejo, saliendo rápidamente de la habitación con Jack a sus espaldas. 

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Esta es una historia en la que llevo trabajando mucho tiempo, espero que la disfruten tanto como yo disfruto escribiéndola, quisiera saber sus primeros pensamientos sobre este prologo, que piensan de que va el libro y a medida que vayan leyendo ver si sus teorías se confirman o no esperan lo que se viene. 

Me da mucha curiosidad y ganas saber sus opiniones!

Ultima Edición: 02 de Agosto 2021 

La canción es original para esta saga, creada por PitSimons especialmente para esto. Vayan a seguirlo en instagram! tiene contenido asombroso



EL ALMA - Saga: Impura Trinidad - Libro 1 (Completa ✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora