Eran las 2 de la mañana, las puertas del departamento de Freya se abrieron de golpe haciéndola pegar un brinco del susto. En realidad no estaba dormida, no podía dormir a sabiendas que esa misma noche se estaba llevando a cabo el plan para entrar en la capital y que ella no sabría si todo había salido bien o mal si no hasta que algo pasara, algo como eso; Un equipo de militares almas, con sus trajes característicos, entró con armas en las manos empezando a desordenar y requisar cada una de las partes de aquella habitación.
─¿Qué rayos está pasando aquí? ¡Exijo una explicación! ¿Por qué demonios traen armas?─ Freya sabía que ellos no eran de usar armas, y el simple hecho de que las cargaran encima significaba muchas cosas malas. Empezó a entrarle nervio, todo aquello le daba un terrible mal augurio, las manos le temblaban pero trataba de evitarlo.
─Tiene que venir con nosotros─ Dijo el que parecía estar al mando tomándola del brazo a lo que ella se soltó.
─¡Dije que exijo una explicación!─ Y levanto la mirada, poniendo todo el peso de la realeza sobre sus hombros, haciendo uso de aquello que odiaba.
─Ha habido un ataque a la capital y las ordenes son ponerla a usted primero a salvo su Alteza─ Dijo el guardia bajando la mirada
Allí fue cuando Freya se le bajaron todos los humos que tuvo por un par de segundos, los habían descubierto ¿Pero cómo? Lo último que había escuchado en las transmisiones eran que habían cortado la electricidad de la cerca, después hubo mucha interferencia y no pudo escuchar nada más de lo que ocurría en aquella zona 8, eso hace unas 5 horas atrás aproximadamente ¿qué había pasado en esas 5 horas que ella no sabía? El hombre al mando pareció notar este bajón en la defensa de la rubia y nuevamente la tomo por el brazo y la encamino hacia afuera; Freya no lucho contra aquello y se dejo mover.
─¿Atraparon a alguien?
Tenía que preguntar, tenía que saber si por su culpa sus peores pesadillas se iban a hacer realidad, que si por su culpa James y Elizabeth iban a morir. No iba a poder con aquella culpa, no iba a soportar aquello, la iba a destruir internamente, ver a su familia destruida, otra vez, por su culpa.
─Aun no, pero los estamos persiguiendo─ Tuvo que reprimir la sonrisa que quería formarse en su cara y un alivio le invadió el corazón y el cuerpo.
El militar aun la tenía tomada del brazo encaminándola hacia el elevador para marcar el primer piso del edificio corporativo.
─¿A dónde vamos?─ Freya recupero su espíritu y se soltó nuevamente del agarre dentro del elevador, y el hombre no intento tomárselo nuevamente.
─Tadeus ha ordenado que se establezca en su casa mientras pasa el estado de emergencia─
─¿En su casa?─
─Si, ya le tienen preparada una habitación
No había visto a Tadeus desde la cena en su casa, solo trató con Maximiliano todo ese tiempo, ni siquiera había tratado con Roselia y Amelia; toda esa familia era muy extraña y aunque estuvieran a punto de convertirse en su familia política no tenía ni la más mínima intención de convivir con ellos o crear alguna especie de lazos; Tadeus por otro lado le daba mucho miedo, si creía o sabía que aquellos que habían intentado entrar eran su familia podría agarrársela contra ella o contra ellos si lograba alcanzarlos. Se dejo guiar hacia el auto que ahora la esperaba en la parte de afuera del edificio central.
Las calles estaban vacías, las últimas noches que se había quedado en vela podía notar como la capital era muy activa nocturnamente, muchas de las almas a esa hora de la noche se encontraban caminando y riendo, viviendo una vida normal, pero esa noche era diferente, se sentía la soledad en las calles, el silencio y el frio, un frio gélido que podía congelar a cualquiera; los militares no le habían dado oportunidad de recoger un abrigo así que iba tiritando con solo un pantalón de algodón y una blusa sin mangas. En ningún momento le ofrecieron una chaqueta o algo con lo cual mantener el calor.
Mientras iban conduciendo por la ciudad camino a la casa de Tadeus, pudo notar que el tema de la soledad se expandía por toda la capital. No había ni una sola alma en la calle, como si hubiese un toque de queda impuesto y que nadie estaba dispuesto a romper, un gélido sentimiento recorrió su cuerpo, sentimiento que se iba incrementando conforme pasaba el tiempo. Esta vez, cuando llegaron a la mansión de cristal, no se encontraba iluminada como la última vez; más bien una misteriosa niebla azotaba el camino y la oscuridad también reinaba allí.
Solo estaba iluminada la propia casa como tal y con una luz muy tenue; como era toda de cristal, se notaba todo lo que ocurría dentro, aunque la luz fuera baja, se podía ver como Tadeus le gritaba a Max mientras que en la habitación de al lado Roselia y Amelia tomaban un café o probablemente té. La hicieron bajarse del auto y caminar hacia la entrada, allí fue cuando Tadeus notó la presencia de alguien nuevo en la casa, volteó a verla, entrecerró los ojos y se movió hacia su dirección.
Pero no fue él quien la recibió, si no Maximiliano.
─Hola querida, te hemos preparado una habitación─ Le dijo volteando la mirada hacia otra dirección y caminando hacia ella como esperando que lo siguiera.
─ ¿Qué fue lo que pasó?─ Pregunto tratando de actuar que no sabía nada.
─Descubrimos que un grupo iba a entrar, lograron entrar y tratamos de detenerlos, pero escaparon y aun no logramos capturarlos
Freya sintió como el alma le volvió el cuerpo
─¿Saben quienes intentaron entrar?─
─Tu familia─ Ahora volvió a mirarla ¿Era dolor lo que veía en esos ojos? Freya trago, tratando de asimilar que ya sabían quiénes eran los perpetradores de aquella entrada ilegal a la capital.
─Lograron escapar con la ayuda de alguien. Freya si sabes algo deberías decirlo─
─No se nada, ni siquiera sabía que iban a venir ¿Cómo se enteraron ustedes?─
─Descubrimos una infiltrada, una chica del área de computación─ "Louise" pensó la rubia. La voz de Maximiliano era muy impersonal, no demostraba dolor, no demostraba alegría, era como quien simplemente transmitía la información.
Llegaron a una puerta alejada de la entrada de la casa, al abrirla pudo ver una habitación totalmente diferente a toda la casa, estaba acondicionada como aquella del refugio donde estuvo los primeros días, con una cama, un área para el baño y unos cuantos libros; Freya entro lentamente, observando como las paredes no eran de cristal si no que eran solidas, con una ventana en cada pared pero más alto de lo que ella pudiera alcanzar; avanzo un par de pasos más viendo como iba a ser su nuevo espacio, ya estaba acostumbrada a ese cambio de ambiente, tenía mucho tiempo que no hacia una habitación suya, ni la sentía suya.
Para su sorpresa, al darse la vuelta para hablar con Maximiliano, este le estaba cerrando la puerta en la cara; pudo notar como esta tenía la misma clase de abertura que la habitación del refugio; a lo que pudo deducir que era para pasar la comida. Todo cayó en su lugar, ahora si era una prisionera.
─Max ¿Por qué haces esto?─
─No pueden llegar a ti
Fue lo único que dijo antes de escuchar como sus pasos se alejaban de la puerta. Empezó a golpear la puerta, a gritar y a llorar
─MAX POR FAVOR NO ME DEJES AQUÍ, MAAX─
Un golpe final a la puerta la tumbó en el piso, apoyándose en sus rodillas para seguir llorando.
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Ultima edicion: 24 de Agosto
Ahora si todo esta revelandose, pero aun quedan sorpresas en estos pocos capítulos finales. Espero sus comentarios.
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EL ALMA - Saga: Impura Trinidad - Libro 1 (Completa ✔)
Fantasy-Esta historia esta siendo editada- La tierra ha sido controlado por seres nobles y amables. Seres que quieren mejorar la vida con tecnología mejorada y cultura superior, pero para ello lo primero que tienen que hacer es eliminar a la raza humana...