CAPÍTULO 18 - ELIZABETH

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Habían sido unas semanas duras para las chicas, desde que su padre decidió que era momento de que ellas empezarán a entrenarse, a saber defenderse y a poder enfrentarse a cualquier peligro que se les presentara, no habían tenido ni un minuto de descanso. Debían levantarse muy temprano, mucho antes del horario normal de cualquier persona en aquel refugio, debido a que el primer entrenamiento consistía en trotar por largas distancias y era siempre mucho más fácil si no había nadie contra quien chocar, luego desayunar, para pasar la mañana practicando técnicas de combate, almuerzo, en la tarde era estiramientos o ejercicios tranquilos, que igualmente cansaban, para cenar e ir a la cama.

Elizabeth se sentía la mayor parte del tiempo feliz, a pesar de agotarse, ya que Thomas era uno de los entrenadores que las estaban ayudando en todo ese proceso. A la hora del almuerzo de aquel día, Elizabeth y Thomas se escaparon hacia lo que denominaron su lugar secreto; cerca del cambio de secciones con el distrito agricultor había cierta gruta que llevaba a lo que antes había funcionado como un silo, lo habían descontinuado hacía unos meses ya que la humedad que se estaba formando por aquella área no permitía mantener los granos en condiciones idóneas y por estar alejado de los caminos regulares lo volvía un escondite que casi nadie conocía o visitaba. Generalmente llegaban y se iban en momentos distintos para seguir manteniendo aquella creciente relación fuera del ojo público.

La chica de cabellos rubios se encontraba encima del chico, besándolo con una pasión y necesidad como si aquella fuera la última vez, está pasaba las manos por el cuello de él, bajando por su pecho, mientras que el chico pasaba las suyas por las piernas de ella; entre mordiscos y la humedad del lugar, el calor entre ambos empezó a subir a lo que Thomas no desaprovecho la oportunidad para colar sus manos por debajo de la camisa de la chica acariciando su espalda y topándose ahora con el broche de su brasier, el cual en un rápido movimiento desabrochó. Elizabeth, al sentir esto, se separo de golpe y retrocedió separándose de él.

Lo siento— Dijeron ambos al mismo tiempo, para luego reírse.

No tenemos que hacer nada pequeña, solo que eres perfecta y me deje llevar— le dijo Thomas acercándose un poco.


No es que no quiera Thomas, claro que quiero— la chica estaba intentando volverse a abrochar su brasier, ocultando su rostro por la pena que sentía, era su primera vez en todo lo que relaciones y sexo refería —¿Me ayudas a abrocharlo por favor?— le dijo poniéndose de espaldas a él.

Este asintió, pero antes de hacerlo paso sus manos lentamente por la espalda de ella, solo rozando con la yema de sus dedos y depositando un beso en el cuello de la chica para separarse y hacer lo que le había pedido. La chica tenía los ojos cerrados sintiendo cada una de aquellas caricias.

Pero creo que primero deberíamos decirle a papá— un largo respiro la había devuelto a la tierra, recordándole las razones con las cuales ella había ido a aquel silo, pretendía legalizar todo y de la respuesta del chico dependía todo.

Me va a matar Elizabeth

No te va a matar, yo te quiero y él lo respetara

Y yo soy un común plebeyo para una princesa... por todo lo que mi madre me ha contado, probablemente si viviéramos en el lugar de donde ellos vienen, ya estarías comprometida a alguien

Que bueno que no vivimos allá entonces— La chica le sonrió

¿Estás segura de que es una buena idea?

Ella se acercó y le susurro algo al oído que hizo que ambos se sonrojaran, aunque la oscuridad que reinaba en aquel silo permitía que ninguno de los dos se diera cuenta de ese pequeño detalle.

EL ALMA - Saga: Impura Trinidad - Libro 1 (Completa ✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora