Capítulo 33

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Tortolitos

[Jaylin Davis]

—Tierra llamando a Julie. Tierra llamando a Julie. ¿Nos recibes? ¿Nos recibes?

—¿Qué? —pregunta ella mientras levanta la mirada del móvil con una sonrisa estampada en la cara. De un golpe Alice la aparta antes de que choque con un señor. No puedo evitar soltar una risa ante su expresión.

—¿Tú ya tienes vestido? —le pregunta mi amiga. Julie tarda unos segundos en volver a apartar la mirada de la pantalla y responder.

—Sí. No. Bueno... Salgo solo en una coreografía conjunta, todas usaremos el mismo. No tuve que escoger, cosa que agradezco tremenda... —deja la frase a medias cuando un tintineo le indica que tiene un nuevo mensaje.

—Es una causa perdida —afirma Alice.

Lo corroboro con un asentimiento de cabeza justo en el momento en que cruzamos las puertas de la residencia de Julliard.

Tras pasar el control de seguridad, detectores de metales incluidos, nos subimos al ascensor que nos llevará hasta nuestra planta. Alice contempla sin reparo a los dos chicos que suben con nosotras, pero se le borra la sonrisa de la cara cuando al bajar nos encontramos con Lee, Akin y William en la sala común.

Nos dirigimos hacia ellos a pesar de las feroces miradas que se dirigen Will y me amiga.

—Bellas damas —nos aluda Lee sin alzar la mirada de uno de sus cuadernos de partituras.

William va al grano.

—Un molesto energúmeno rubio lleva diez minutos dando vueltas por aquí —comenta dirigiéndose a mí—. Menudos amigos que te buscas, enana.

Alice lo fulmina con la mirada consiguiendo que, en respuesta Will también lo haga.

Cambiándome el pesado vestido de mano pregunto lo obvio.

—¿Jake está aquí? —la voz, teñida de incredulidad, me tiembla ligeramente.

William asiente, pero es Akin quien responde.

—Sí. Y Will le ha dicho que habíamos quedado a las seis, pero en vez de irse ha decidido esperarte. Ha dicho que solo necesitaba hablar contigo un momento.

—No habíamos quedado ¿no?

Akin niega y de repente Lee se mete en la conversación.

—No habíamos quedado ¿verdad, tortolitos? —las mejillas de Julie empiezan a coger color—. ¿O sí que hemos quedado? Podríamos ir todos a algún lugar —comenta para hacerles la puñeta. Está claro que Julie y William no quieren a Lee haciendo comentarios mordaces, a Akin captándolo absolutamente todo, a Alice y la poca tolerancia que le tiene Will y a mí revoloteando por los alrededores sin estar mentalmente allí.

Además, que, aunque quisiera no puedo permitírmelo. Debería estar practicando Ineffable como una loca.

—¡Claro! Buena idea —corrobora William consiguiendo que todos nos quedemos de piedra. Escasos segundos después toda cuadra—. Ni de coña —comenta con una sonrisa sarcástica en el rostro.

Julie suelta una risita mientras que Alice pone los ojos en blanco y Lee le pellizca en el brazo. Como es costumbre Akin solo observa sin participar y yo ya ni siquiera estoy allí.

Mi mirada está en él.

Camina con pasos rápidos hasta delante la puerta de mi habitación, pero a escasos centímetros de ella se para bruscamente y soltando un largo soplo, cambia de opinión y se gira con la intención de irse. No espera encontrarme allí, pero lo hace. En ese momento repara en mí.

Sin decir nada, me alejo de mis amigos hasta llegar a él.

El silencio se interpone entre nosotros.

—¿Has ido a Ayers? —pregunta al reparar en la bolsa que contiene mi vestido.

Asiento un par de veces antes de contestar unos segundos después.

—Alice me ha llevado. He conocido a Meredith.

Una tensa sonrisa se instala en su cara, haciendo que yo acabe bajando la mirada, si no estuviese sujetando el vestido, hasta mis manos que se moverían con rapidez a la altura de mi ombligo.

—Bueno... Yo... Arthur debía ir mañana a un concierto en el Met, pero le ha salido una reunión a última hora y me ha pedido que vaya en su lugar. Me preguntaba sí... Querrías ir.

Levanto la mirada con brusquedad.

—¿Ir al Met? —pregunto con incredulidad. No es una oferta que te hagan cada día.

Asiente, confirmándomelo. ¡Claro que quiero ir al Metropolitan Opera! Solo he ido una vez. Iría mil más.

Una sonrisa se instala en mi cara mientras asiento diversas veces. Él también sonríe levemente.

—Pasaré a buscarte a las nueve.

Y entonces caigo en lo que me ha pedido. Que lo acompañe, no que ocupe su lugar. «Estúpida, estúpida, estúpida». «Mierda».

—¿Jaylin?

Levanto la mirada hasta encontrar sus ojos, pero no tardo en apartarla.

—Debería practicar —acabo diciendo sin mirarlo a la cara. La vergüenza se ha adueñado de mí. El pánico también.

—Claro. Nos vemos mañana.

El silencio nos invade hasta que unos segundos después se aleja por el pasillo. «Mierda». Decidí ignorarlo. En el coche decidí apartar el dedo. Ahora acabo de cogerle la mano entera. Con manicura y reloj incluido. «Mierda».

—¿Acabo de escuchar lo que acabo de escuchar? —pregunta Julie de repente muy interesada en mi vida romántica.

En el coche decidí apartar el dedo. Ahora acabo de cogerle la mano entera. Con manicura y reloj incluido. Y Julie y Alice lo han escuchado. Fantástico. Julie me abraza efusivamente mientras mi amiga me observa con una mirada que no logro identificar. 

 

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