Capítulo 35

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Ayers

[Jaylin Davis]

—¿Por qué fui tan estúpida? —le pregunto a Julie mientras esta me trenza el pelo.

—No voy a responder a eso. Como hermana mayor yo solo diré que disfrutes y vigiles. Ya saben, usen protección y todo eso.

Mi boca se abre tanto que podría tragarme una mosca.

—¡Julie! —exclamo ganándome un fuerte tirón de pelo al girarme bruscamente para mirarla, aunque no tardo en llevarme las manos a los ojos deseando desaparecer. Las mejillas me arden. No puede hablar en serio. No puede hablar malditamente en serio. Ojalá me tragase la silla.

—Creo que Alice me está pegando su carácter —comenta así como si nada para sí misma.

Girando la silla en la que me encuentro reprende la trenza que por suerte no se ha desecho demasiado.

—¿Y no me preguntas si yo la uso? —pregunta unos segundos después. Mis ojos se abren completamente—. ¿Por qué he dicho eso? Olvídalo. Definitivamente Alice me está pegando su locura.

—O Lee. O Will —añado.

Asiente un par de veces mientras me coloca una goma y les da forma a diversos mechones que enmarcan mi rostro. Posteriormente le da la vuelta a la silla hasta que quedamos una enfrente de la otra. Me examina atentamente.

—Perfecto —afirma con una seguridad que dos segundos después ya ha desaparecido. Remueve las manos con nerviosismo—. Estoy nerviosa. Estoy nerviosa. Cuando estoy nerviosa se me va la lengua. Estoy malditamente nerviosa y no paro decir estupideces.

» ¡Dime algo! —exige con desesperación mirándome fijamente.

Me encojo ligeramente de hombros. La "hermana" mayor es ella. Ella debería dar los consejos. Yo no sirvo para esto. Me tomo unos segundos para pensar en algo que decirle. Definitivamente se lo merece y además está realmente muy nerviosa. Sus estúpidas aportaciones así me lo demuestran.

—No sé que decirte... Bueno, conoces a Will. Ayer quedase con él. Hoy será algo por el estilo. Ayer fue bien, hoy también ¿no?

—La duda en tu voz no ayuda —comenta mientras se coloca los zapatos—. Además, ayer quedamos para tomar algo, hoy es como una cita cita.

—Sí tú lo dices...

—Yo lo digo.

Suelto una risilla que se ve interrumpida con un golpe en la puerta. Las dos nos miramos, finalmente es Julie quien se avanza a abrir.

Un apuesto William nos da la bienvenida. Vestido con camisa y tejanos negros luce informalmente formal. Ambos se repasan con la mirada. Des de mi posición solo puedo observar la sonrisa de William que se transforma en sorpresa al verme a mí.

—Enana, ya pareces una chica de ciudad —comenta con asombro antes de no poder contenerse y volver a mirar a mi amiga. Unos segundos después vuelve la vista a mí—. ¿Quieres que esperemos a que llegue el energúmeno?

Niego con la cabeza con nerviosismo cosa que provoca que Will frunza el ceño ligeramente.

—Si hace cualquier cosa estúpida me llamas ¿entendido? —asiento un par de veces—. Ah, y por cierto: estás hermosa —comenta mientras me guiña el ojo.

Suelta una risilla cuando Julie le arrastra del brazo.

—Venga Don Juan. Que la cita la tienes conmigo —murmura juguetonamente.

—O sí soy muy consciente —se inclina hacia su oreja susurrándole algo que no logro escuchar pero que consigue que Julie le dé un golpe mientras ríe, las mejillas subiéndole de tono.

Y en ese momento la sonrisa de Will desaparece. Se gira tapándome la puerta.

—No voy a hacer el papel de hermano mayor sobreprotector porque no soy su hermano y sabe cuidarse sola, pero no la cagues.

—¡Will! —le reprime Julie mientras lo arrastra hasta salir al pasillo—. ¡Eso sobraba! —escucho que le susurra. Se gira hacia mí—. Bueno, nosotros nos vamos antes de que este salte con el papel de machito alfa. Pasadlo bien.

Asiento antes de finalmente clavar la vista en Jake. A diferencia de William él lleva la camisa blanca y una americana abierta. Observo como la corbata le cuelga del bolsillo. La verdad es que está... Bueno, está bien.

Me levanto rápidamente mientras mis manos juegan con los bajos del vestido que usé la primera vez que le vi. No tuve más opción. Era este o el del intercambio y ese era demasiado. Y estuve a punto de ir con uno de mis vestidos de día a día, pero incluso Julie me dijo que eso ni de coña. Que vamos al Met.

Sigo a Jake por el pasillo sin decir nada. Un incómodo silencio se interpone entre nosotros.

Se dirige a mí cuando llegamos al ascensor.

—Actúa la filarmónica de Nueva York. Más o menos un par de horas y al acabar Arthur me ha pedido que hablemos en su nombre con un par de personas.

Asiento dándole a entender que lo he entendido.

El silencio vuelve a interponerse entre nosotros. Vaya noche me espera.

 Vaya noche me espera

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