Aquellos que no creen
[Laia Álvarez]
Miradas escépticas es lo único que conseguimos de los agentes que me interrogaron la primera vez. Miradas escépticas y un par de ojos en blanco.
—Así que Celia Miravet —afirma irónicamente el hombre— Celia Miravet también es una víctima de Zhadánov.
—Estáis todos locos —suelta por lo bajo la mujer y su expresión de "¡mierda!" nos demuestra que no quería decirlo en voz alta. Su compañero le dedica una mirada reprobadora.
Estoy a punto de soltarle una réplica -seguramente mordaz- cuando Cameron empieza a hablar.
—Yo tampoco la creía. Me resultaba muy difícil de creer, pero hoy, una mujer que no conocíamos absolutamente de nada se ha acercado a nosotros sabiendo nuestros nombres. Sabiendo que lo conocíamos y lo estábamos investigando. Se nos ha acercado en un restaurante en el que no habíamos estado nunca. Sabía dónde estaríamos y a qué hora. No podéis negar que hay algo. Puede que no sea lo que diga Aina o la chica esta, pero hay algo.
La mujer suelta un resoplido de frustración haciendo que Cameron se tense ante la sorpresa.
—Chicos, es increíble como os preocupáis por vuestra amiga, pero cuando Aina vino por la desaparición de su pareja, investigamos a Zhadánov y no encontramos nada. Lo volvimos a investigar cuando se nos notificó su muerte y tampoco. Es increíble que aún queden personas como vosotros, pero la desaparición de Belyaev afectó muy profundamente a vuestra amiga. No pudo aceptar su muerte y se le hizo una montaña. No es su culpa. La muerte de una persona tan cercana a tan temprana edad no es fácil.
» Ayudándola a investigar solo la estáis perjudicando. Involucró a muchas personas en su... —busca la palabra exacta—. Negación y todo está volviendo. Tiene que aceptar lo que pasó y para que eso pase tiene que dejar de indagar en cosas que no llevan a nada. Aina volverá, os lo puedo asegurar y tenéis que ayudarla, no perjudicarla. Tenéis que dejarlo correr y hacerla volver al presente.
Un silencio pensativo se instala en la sala.
¿Y si tiene razón? Aina no nos ha dado ninguna prueba, solo un correo. Un correo y los que envió, pero estos nunca fueron respondidos.
El hombre se levanta y la mujer no tarda en seguir el ejemplo.
—Si nos disculpáis... —murmura él mientras señala ligeramente la puerta con los ojos.
Asiento ligeramente y tras murmurarle un "vamos" a Cameron lo cojo del brazo.
Salimos de la sala en un profundo silencio y los agentes nos dedican un: "Buenas noches" antes de desaparecer por una puerta de cristal.
Con Cameron nos dirigimos hacia el ascensor cuando me hace detenerme bruscamente.
—¿Qué pas...?
Dirige su índice a sus labios, pidiéndome silencio. Sin comprender, sigo la inclinación de su cabeza hasta girarme treinta grados o así y detrás de una especie de biombo consigo vislumbrar los que parecen ser los agentes con los que hemos estado hablado.
Prestando atención consigo oír sus voces.
—... ¿Crees que volverán?
—Espero que no... No podría soportar otra vez toda esa locura. ¡Madre mía! Es que estaba loca.
—De remate —suspira irónicamente—. ¿Cuántas veces vino? ¿20? ¿30? Nunca antes había visto tantas pruebas inútiles.
—Y tantas cosas sin sentido.
La mujer ríe.
—Puedo entender que no se haya tomado su muerte bien, pero joder, se inventó un panorama... ¿Cuántos asesinatos decía que había cometido Zhadáov?
—Demasiados. Por cierto, ¿tienes el papeleo del caso ese? El del accidente provocado del martes.
—Aún no. Mañana traen los papeles del judgado...
Pierdo la conversación -que ya cambiaba de tema- cuando Cameron tira levemente de mi brazo, haciendo que me gire hacia él.
—Vamos —murmura antes de empezar a andar con lentitud, esperando que me ponga a la cabeza para poder guiarlo. Así lo hago hasta que entramos en el ascensor y empezamos a descender.
Mis manos se dirigen a la cabeza, amasándome el pelo.
Me duele la cabeza. Necesito un maldito ibuprofeno...
—Celia Miravet está muerta.
Lo miro sin comprender.
—Pero han dicho que...
—¿Y les crees? —ante una respuesta ahora borrosa en mi cabeza, no respondo. Él sigue hablando—. Si antes tenía alguna duda sobre todo esto, acaba de desaparecer.
» Se nos acaban de sacar de encima y créeme, tengo experiencia en eso.
Sin saber a qué se refiere, asiento, un suspiro escapándose entre mis labios y solo cuando el ascensor se para en la planta baja empezamos a discutir toda la nueva información que tenemos.
Es decir: el que parece ser el nombre de K: Belyaev (que no tiene K, pero bueno), algunos puntos más a añadir a lo que sabemos que pasó, el hecho de que Celia está muerta...
Vamos hablando mientras nos dirigimos a paso medio a la parada de tren más cercana y sin poder evitarlo más tiempo -y animada por él- marco el número de Miranda.
Aprieto con fuerza la mano de Cameron, dándome fuerzas para confesarle a una enamorada que su amor no es quién dice ser.
Descuelga.
—Hey...
—¿Laia? ¿Estás bien? Te noto rara...
—Sí, bueno... Em... Sabes que la policía fue a hablar conmigo y todo eso... Y...
—¿Ha pasado algo? ¿Aina ha vuelto?
—No, es decir... Te hablé del correo que me envió, pero bueno... en él decía algo más... Hablaba de alguien que desapareció... y bueno, hablaba también de Iván.
—Iván ¿Mi Iván?
—Sí.
—¿Y qué decía? ¿Explica por qué coño le dio una paliza?
«¿Cómo se lo cuento? ¿Cómo se lo cuento?»
—¿Laia?
—Sí, bueno... Iván y Aina son primos o algo así y parece ser que, por algún motivo relacionado con él, la pareja de Aina tuvo que huir. Y... bueno... ahora está muerto. Creo... Creo... —el sonido de llamada cortada invade la línea.
—¿Laia? —pregunta ahora Cameron devolviéndome al tren—. ¿Todo bien?
—Voy a volver a llamar —y así lo hago.
—¡No vuelvas a llamarme! —un giro al otro lado hace que tenga que apartarme el móvil de la oreja—. ¡No te atrevas a volver a llamarme! Ahora que me ves feliz quieres quitármelo. Sabía que lo querías para ti. ¡Te ponías tan rara cuando hablaba de él! Iván no ha hecho nada y tú lo sabes. No me robarás a mi novio, así que no vuelvas a hablarme —la llamada se vuelve a cortar.
«Iván ya la ha atrapado».
¡Feliz Navidad y Año nuevo atrasados!
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Tiako ianao ✔
RomanceLa vida de Cameron nunca volverá a ser la misma. Nunca. Jaylin lucha por perseguir sus sueños, aunque estos impliquen cambiar de instituto, de ciudad, de vida. Jake está cegado de odio, de rabia, pero sobre todo, de culpabilidad. Está estudiando per...