Epílogo

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Muchos años después

[Jaylin Davis y Jake Ayers]

—¡Jake! —gritó ella por enésima vez intentando quitarle el teléfono.

Se persiguieron durante unos instantes antes de que él finalmente colgara.

—¡Tenemos que salir ya! —le recriminó ella con seriedad, pero no pudo evitar reír cuando él se encogió de hombros con exageración, poniendo una cara rara.

—Estaba hablando con Cameron, ya sabes lo difícil que es encontrar un hueco con esto del cambio horario —ella asintió, como haciéndose la loca y en el momento justo en que agarraron los violines, un organizador se acercó a ellos indicándoles que era su turno de salir al escenario.

Se encontraban en Moscú -motivo por el que él no tenia controlado la diferencia horaria- en una gira que ambos habían empezado un par de semanas atrás y una de las más importantes que habían realizado en los últimos meses.

Tenían una vida ajetreada, pero era su vida. Una vida de aventuras y viajes como uno de los dúos más importantes del momento y de los que prometían venir. Una vida sin establecerse en ningún lugar, pero dejando marca en todos.

No se podía negar que su vida como pareja había sido en muchos momentos complicada, dando lugar a importantes peleas y reconciliaciones por temas tan nimios como el color de un esmoquin o la elección de las canciones que interpretarían, porque ambos habían cambiado a lo largo de los años. Y mucho.

Ella había perdido gran parte de su extrema timidez, aunque seguía poniéndose muy nerviosa a la hora de salir al escenario o de conocer gente nueva, pero sobre todo había cambiado con él. Había ganado una confianza que no tenía con nadie y era capaz de gritarle a plano pulmón o fulminarlo con la mirada -cosa a la que le había pillado el truco en los últimos meses y que no paraba de usar-.

Él, aunque con mucho tiempo, empezó a sanar. Había cambiado a raíz de esto, volviendo a ser el muchacho que había sido un día, pero a mejor. Había aprendido a luchar contra la culpa, curándose en vez de obsesionándose con su preciado instrumento, instrumento que la mayoría de veces sonaba junto al de ella. Porque juntos eran invencibles y más aún cuando tocaban. 

 

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[Laia Álvarez y Cameron Black]

Las notas de un piano envolvían la pequeña pero acogedora habitación.

Los delgados dedos del hombre recorrían las brillantes teclas de aquel instrumento que había acogido un par de años después de comprender que el violín era parte de su pasado y ahora le tocaba decidir su futuro e ir a por él con todas las fuerzas que ella le había proporcionado.

—Esta me encanta... —murmuro la mujer sentada en un muñido sofá mientras leía. Cerró los ojos, disfrutando de la melodía de aquella canción que tanto le gustaba -y una de las tantas que él había compuesto para ella- mientras su cabeza se movía al rimo de la música.

—A mi me encantas tú —murmuró él con ñoñería granándose una tierna sonrisa que no había logrado ver nunca, pero ella se levantó y dejando el libro en una mesilla de centro se acercó a él. Rodeándole des de atrás le dio un beso en la mejilla.

Tiako ianao —le susurró al oído. Esa era su promesa.

El hombre estaba respondiendo cuando una tierna voz los interrumpió.

—¡Mamá! ¡Mamá! ¡Ven! ¡Sales en la tele!

—Ahora voy —murmuró él, cuando ella le dio otro beso y se encaminó hacia las escaleras.

Bajó a la primera planta, donde se niña de cinco años la esperaba con una sonrisa de emoción en la cara.

La chiquilla se acercó a su madre y cogiéndola de la mano empezó a correr entre risas hasta el sofá, donde ambas se sentaron. Tenía los ojos de su padre y unos cabellos que prometían ser tan rebeldes como los de su madre. O incluso más.

Su padre no tardó en llegar y colocándose detrás del sofá las abrazó a antes de que hicieran silencio para poder escuchar la noticia.

"Este mismo mediodía el nuevo libro de la escritora de la famosa saga Miradas que no ven, Laia Álvarez, ha salido a la venta en más de doce países de lengua hispana.

Esta novela, más intima y personal, cuenta con una mezcla de ficción -mucha, especificó ayer en la presentación de su libro- los eventos que vivió cuando era joven, momento en que su vida se cruzó con la Iván Zhadánov, asesino confeso de más de veinte personas que fue destapado gracias a su marido, Cameron Black, periodista de investigación del Barcelona Times.

Aun así, afirma haberle puesto muchos toques de humor y una historia de amor protagonizada por una joven con la que afirma sentirse identificada ya que en este libro también encontramos el primer personaje inspirado en su marido..."

Las palabras de la periodista se perdieron cuando el hombre empezó a hacerle cosquillas a la pequeña. Porque no les hacía falta escuchar, era su historia y estaban muy felices con lo que había surgido de ella. 

 

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Tiako ianao ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora