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24 de septiembre. 11:00am.

—¡Tengan cuidado con los globos! —gritó Taehyung, viendo cada detalle del lugar, que estese demasiado ordenado y con los gustos de su mejor amiga, Kang Mia.
—¡Ay así no! —camino con sus manos hecho puño, y un mohín en sus labios. —Jungkook te dije que los globos rosados deben estar en la puerta.

—Lo siento, lo siento. —dijo Jungkook, con una voz demasiado tierna, a lo que Taehyung no pudo enojarse con él. —Estoy nervioso, ¿y si ella no quiere que este aquí? —preguntó.

—Lo más probable es que sea así, pero muy en el fondo, se que ella moriría por ti.

Fue inexplicable la reacción del menor, sus hoyuelos se dejaron ver, y sus ojos brillaban por la felicidad que se notaba. Hace unos dos días atrás, Daniel, Mia y Jungkook estaban en la sala de lectura, haciendo el largo que trabajo que los muchachos no habían hecho, Jungkook no podía concentrarse, su mente está siempre ocupada por la chica de ojos marrones, cada vez que el podía tenerla cerca, se emocionaba como un niño pequeño con dulces nuevos, o cosas favoritas de un niño. Pero cuando el, iba a su casa, y se encontraba con la que ahora es su novia, esposa, y todo, algo dentro de él no iba bien, se sentía incomodo y raro, cuando Yuri esta dormida, u ocupada, el suele ir al cuarto donde Mia solía estar con el, pasando los mejores momentos que algún día llego a tener.

En cambio, Daniel, no desaprovecha nada, siempre que esta con ella, intenta hacerla reír, y de una u otra forma, Daniel ayuda a Mia, a qué cuando ella esté triste, el le hará reír, muy diferente a Jungkook, aunque lo único que asemejan es, el misterioso amor que sienten por la castaña.

—¡Taehyuuuunggg! —gritó Hoseok, con globos enredados en su suave cabello. —No puedo inflarlos. —camino hacia donde Tae y Kookie estaban, con un puchero.

Los dos no podían parar de reír, después de unos segundos, ayudaron a su amigo, amigo, por que gracias a Taehyung, Hoseok no odia a Jungkook porque sabe los motivos de su decisión, que por cierto, el menor estaba seguro que hoy acabaría con la pared que le separa de su gran amor.

—¿Qué creen ustedes? —llegó Young, con dos fundas de regalos. —Un perfume de olor a fresa, o un osito con chocolates, a olor a fresa.

—El oso. —dijeron los dos, Taehyung y por su puesto, Jungkook.

Muchas de las personas cercanas a Mia estaban allí, apoyando, y adornando su fiesta sorpresa, excepto Yoongi y Rebecca que tenían la misión que tratar mal a la pequeña.

Jungkook, estaba feliz, no se podía acabar la felicidad que en el aire rodeaba.

Gracias a Taehyung que organizó todo esto.

—¡Llegó el pastel! —gritó Daniel. Taehyung dejó los globos regados por doquier.

—Solo falta que llegue la hermosa, cumplañera.

—Tenemos todo listo, ahora debemos alistarnos, y a las cinco y punto, estan aquí. —Taehyung sonrió de oreja a oreja, e hizo una reverencia como gesto de agradecimiento a todos los presentes.

(..)

Deberías dejar de ser tan desordenada. —Rebecca salió del cuarto, con una mirada de furia, pero al cerrar la puerta, sonrió como una niñita.

Je t'ai enfin trouvé.  (Jungkook) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora