[Episodio 12]

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Ya pasaron cuatro días, el colegio sabía de mi situación, y aceptó que no fuera estos días. Estaba en mi casa, acostada en la gradas, mirando al techo, y pensando otra vez.

No es el único trabajo que existe aquí, tengo muchas habilidades, y puedo conseguir otro. Bueno exagere con las "habilidades" pero si puedo hacer muchas cosas.

Sacudi mi cabeza, y me levante de mi “cómodo lugar” y corrí a mi habitación, a cambiarme de ropa.
Mi ánimo había mejorado, no digo que estaba demasiado bien, pero aún siento que mi padre estaba conmigo, riéndose y cuidandome. Y como el dijo, quiere verme felíz, y no sufriendo, lo haré.

Me puse una blusa roja, con un jean negro, y un cinturón rojo. Peine mi cabello, y me fui a ver al espejo, con un poco de miedo.

Mi cara estaba demasiado sucia, mis ojos estaban un poco hinchados, y pequeñas ojeras se encontraron dejabo de estos. Mis labios estaban secos, y sin color, y mis mejillas como siempre, rojizas.

¡AHG! suspire, y me lave la cara más de una vez, me heche máscara de pestañas, y me puse el brillo que siempre me pongo, con olor a fresa.

Cerré con candado el cuarto de mi padre, y baje las escaleras, y busque por doquier mi gorro blanco.

¡Demonios! Vi debajo de las macetas del jardín, y nada, si lo perdí, Taehyung me mata.

¡Recuerda Mia! suspire, y pensé que había hecho con el gorro. Pensé con claridad, pero no recordaba nada.

Pero el brillante foco de la luz, se prendió. La última vez que lo tenía fue en la casa de los Jeon, si, hay tuvo que perderse. Estoy segura.

Tenía que ir, si o si, salí de mi casa, iba a dar unos pasos, pero una voz me detuvo.

—¡Mia! —voltee automáticamente a ver, y era Young, con una sonrisa de oreja a oreja.

—Hola. —suspire, y sonreí, después de mucho sonreí libremente. —Estas mejor.

—S-sí, gracias. —con el viento que estaba atacando, mi cabello se desordeno fácilmente, evitando mi vista hacia el chico de cabello azul.

Sus manos tocaron mi cara, retirando suavemente mi cabello de mis ojos. —Mi cabello es muy torpe. —reí.

—Cómo la dueña. —soltó una pequeña carcajada. —Quieres pasar por un helado. —

—Me gustaría, pero tengo que ir a buscar.. una cosa. —estaba un poco nerviosa.

— Vamos, solo es un momento, además tiempo que no salimos juntos ¿no?

—Uhm.. esta bien, vamos.

Tomó mi mano, y me llevó a comprar unos helados, su mano con la mía hizo un poco que mis nervios aparezcan. Y de un momento un flashback recorrió mi mente.

El abrazo que Jungkook me dio, aunque en ese momento no pensé, me sentía a salvo, me sentí bien, me sentí aliviada. Y todo dentro de mi se relajo, sintiendo sus brazos en mi cuerpo.

Sacudi mi cabeza, y ya estaba parada enfrente de la heladería, con Young. —Qué sabor quieres—

—Mora.

Aún siento ese horrible vacío en mi corazón, pero no quiero encerrarme, a llorar, que se mi padre esta bien, que ya no sufre, y que desde arriba, esta feliz, viendome sonreír.

—Ten. —Young se acerco a mi, y me entregó el helado. —Gracias. —sonreí.

—Me gusta mucho verte así. —sus ojos estaban en mi, y sentí mis mejillas arder.—Todo el salón te extraña. —hizo un puchero.

—¿De verdad? —

—Si, hasta el director Ratón. —solté una carcajada, y di una que otra lamida a mi helado.

Pasamos horas conversando, y riendo ya que Young es muy divertido, y a cada segundo hacía que mi estómago tuviera unos dolores por la fuerte risa que el causaba.

Después de mucho, muuuucho tiempo, recapacite que tengo que buscar trabajo, y mi gorro. —Bueno...uhm, debo irme. —me levante lentamente.

—¿Tan rápido? —hizo un puchero, viéndose muy tierno.

—Debo hacer cosas, pero nos vemos en el colegio. —sonreí. Beso mi mejilla suavemente susurrando—Adiós. —susurre.

—Adiós.

Nos alejamos un poco, y tenía que tomar un autobús para llegar a casa de Jungkook. Era la segunda vez que tenía que tomar un autobús, y no lo niego, tenía mucho miedo. Cuando estaba dentro, ningún asiento estaba disponible.

El autobús tardaba horas, y estaba parada, tambaleándome cuando este frenaba.

Alfin había llegado, cuando baje les autobús, me dirigí a caminar, ya estaba muy cerca de llegar, y un escalofrío llegó a poner mis cabellos de punta, y sentí como mis mejillas como de costumbre rojizas.

Trague duro, y entre al jardín, pasando por ese camino con piedras en los lados, que daban a la puerta de su casa, su puerta era negra, muy grande. Tenía miedo de tocar la puerta, pero no tiene más que hacer.

Di leves golpes en esta, y escuche como abrían. —Mia. —susurro Lina, frunciendo el ceño.

—¿Mia? —el Señor Kwan, estaba ahí, e hizo señas de que entrará a su casa, mis nervios ya crecieron.

—Buenas... tardes. —mi voz estaba rara, porqué Jungkook estaba en el sillón, un poco nervioso viendome. Su presencia hizo que mis nervios se apoderen más de mi, acelerando mi pecho. Era raro porque no era la misma sensación que tenía con Young, era muy diferente. Cuando vi a Jungkook ahí, miles de sentimientos aparecen, y mi corazón se aceleraba en cada latido que daba, y me di cuenta que Jungkook estaba creando nuevas cosas en mi.

Estaba muy desconcertada, pues no debo pensar en nada ahorita, mi vida está débil, pase tres días enteros lamentando cada segundo de mi vida por lo ocurrido, pero como el lo dijo, debo salir adelante, y eso no se refería en que esté triste, debo cumplir los deseos de él, debo hacer que se sienta orgulloso de mi.

—Vine por...

—Primero, quiero decirte que lo siento mucho por la perdida de tu padre; Bruno era un gran amigo de negocios.

Entonces, ¿Porqué demonios sabe lo que me había pasado? Y ¿Cómo conoce a mi papá?
Mi vista se fue a Jungkook, y el tenía su cabeza baja.

Después de ver cada detalle de Jungkook, mi vista se pasó al Señor, y frunci el ceño.
¿Ahora que le digo?

Je t'ai enfin trouvé.  (Jungkook) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora