¿Qué es el Amor?

Capítulo 57: Noche de bodas

Omnisciente

Después de un recorrido por la orilla del mar, Levi se dirigió junto con Petra a un pequeño bosque cercano, se fueron adentrando poco a poco, mientras aquella chica se mantenía impresionada por el espectáculo de luces que hacían las luciérnagas al mantenerse quietas en las hojas de aquellos árboles.

Llegaron a una pequeña división de un campo a otro por un pequeño camino de agua que los dividía.

Levi se encargó de que Petra cruzara con cuidado aquel camino, ella lo cruzó con un salto para luego comenzar a reír, Levi la abrazó con fuerza por detrás y giró dos veces para hacerla reír más, y luego plantar un beso en su hombro que la hizo sonrojar un poco

- Prosigamos -  habló y tomó la mano de la chica para seguir aquél camino.

Llegaron a una cabaña pequeña a la cual entraron, Petra se sorprendió más y su sonrisa creció.

Por dentro, aquél lugar tenía varias velas por doquier al igual que rosas.

Levi volvió a abrazar a la chica por detrás mientras comenzaba a repartir besos entre su hombro y cuello, desatando el corset del vestido de su amada la cual se deshizo de los guantes blancos que cubrían sus manos, comenzando a acariciar el rostro de su acompañante.

Ambos comenzaron un beso que parecía eterno y a la vez lleno de pasión.

El vestido fue recorriendo todo el cuerpo de la mujer hasta que llegó al suelo, al igual que otras prendas de ambos, quedando expuestos sin miedo a nada y a punto de hacer esa noche una de las mejores.

Ambos se recostaron en un bulto de paja que simularía una cama por su forma rectangular, comenzando a entrar en éxtasis en cuestión de minutos.

Las muñecas de aquella mujer se encontraban sujetas hacia arriba por las manos del hombre con el que ahora viviría una vida perfecta....como él.

Poco a poco llegaron al climax, en el cual no se notaba la intención de detenerse, entrelazaron sus manos y continuaron así por un gran rato, mientras aquél lugar se llenaba de gemidos agudos y suspiros ahogados, hilos de voz susurrando cosas casi incomprensibles y el sonido del viento que golpeaba al lugar con delicadeza a pesar de no escucharse mucho.

La chica se estremecía, mordía su labio inferior, arqueaba su cuerpo, gemía y se sonrojaba.

Una noche sumamente importante que aunque se quisiera no se podría olvidar, ese momento quedaría en su mente por siempre y también en su cuello; una marca, una mordida la cual se quedaría ahí por un buen tiempo, roja y morada, de ambos colores a causa de la fuerza con la que se hizo.

Los ojos de la chica se iluminaba y sus pestañas se adornaban de diminutas gotas de lágrimas que se presentaban por el esfuerzo y el sentir de entrar y salir repetidas veces en ella.

Cerraba su puño conteniendo las inevitables ganas de perder la cordura y perderse en el placer que la consumía más de una vez, hasta darle fin con un beso lleno de pasión, satisfacción y cansancio, cayendo en el sueño tranquilo.

- Te amo -  susurró Levi abrazando a Petra mientras los párpados de ambos se cerraban y abrían con cansancio

- Yo también -  dijo la chica volteando y acurrucándose en los brazos que la rodeaban para dormir después.