"Amigas"

685 52 6
                                    

No lo iban a admitir por nada del mundo, pero las praderas eran lo más maravilloso que habían visto antes. El suelo era suave y la brisa fresca se sentía de lo mejor. Todo era diferente; los colores, los aromas y los sonidos. Durante el camino se cruzaron con muchísimas especies que ellos nunca habían visto. Era inevitable notar la mirada de desconfianza que algunos les arrojaban.

Zibu divisó una pequeña mariposa y, riendo, comenzó a perseguirla e intentar atraparla cual cachorro. Vitani le lanzó una mirada desaprobatoria mientras que Kovu reía. Rani era la que más cerca caminaba de los príncipes. Atenta estaba a todo lo que decían. No le interesaba saber qué era cada cosa que veían, sus oídos estaban atentos a cualquier dato importante.

—Kiara, deberíamos presentarles a nuestros amigos —sugirió Kion a su hermana, a lo que ella asintió.

—¡Claro! Se van a llevar súper bien.

Antes de que alguno pudiera responder, una leona adolescente de ojos verdes y pelaje claro pasó caminando cerca de ellos. La sonrisa de Kiara creció al verla.

—Hablando del tema... ¡Tiifu! —exclamó agitando su pata.

La leona se giró y le sonrió antes de acercarse.

—Hola Kiara —le dijo alegremente.

—Tiifu, mira. Ellos son Kovu, Rani, Vitani y Zibu. Los forasteros que iban a venir. Chicos, ella es Tiifu, mi mejor amiga —Kiara explicó tan rápido que tuvo que tomar aire al final.

La sonrisa de Tiifu desapareció en cuanto los miró bien. Dio un paso hacia atrás y le susurró a Kiara lo suficientemente alto como para que los demás la escucharan.

—¿Ya están aquí? Apostaba a que Zazú no iba a volver...

La miraron con el ceño fruncido.

—Sí volvió. Y ellos van a quedarse con nosotros ahora —dijo Kion.

Ella los miró con suma desconfianza y retrocedió unos pasos.

—Estupendo, yo... creo que mi madre me está... ¡adiós!

Balbuceó esas palabras antes de irse corriendo rápidamente. La miraron estupefactos unos segundos antes de mirar a Kiara, buscando explicaciones. Ella les sonrió con nerviosismo.

—Lo siento. Es un tanto... asustadiza —se excusó.

—¿Ah sí? —a Rani se le escapó la sonrisa mientras volvía a mirar a Tiifu alejarse. Por suerte, ni Kiara ni Kion lo notaron.

—No importa. Una vez que los conozca, les va a caer bien. Es muy buena amiga. —aseguró Kiara.

Rani solo alzó las cejas y se encogió de hombros.

El tour no duró mucho más, volvieron a la roca del rey. Les fue imposible no mirar hacia arriba y admirar la enorme roca que se alzaba ante sus ojos. Ellos nunca la habían visto tan cerca a excepción de su llegada y poca atención le habían puesto debido a los nervios. No estaban al tanto de lo grande que era hasta ese momento.
Ahí fueron recibidos por el resto de las leonas. Zibu miró su entorno y vio a la princesa Kiara caminar hacia su amiga Tiifu, quien les lanzó una mirada de reojo disimuladamente. A su lado había otra leona más de su misma edad. Esta captó su atención con sus ojos azules. A diferencia de las dos adolescentes que ya conocía, esta mantenía su semblante serio y puso los ojos en blanco antes de mirarlos a ellos tras ser señalados por Kiara.

—Chicos... —murmuró sin quitarle los ojos de encima, haciendo que los tres lo vieran— Ahí hay otra amiga de la princesa.

—Eso parece. ¿Y qué? —lo interrogó Rani.
Zibu miró hacia abajo avergonzado y se encogió de hombros.

—No lo sé, quizá podríamos... ¿Saludar?
Sus tres amigos sonrieron abiertamente. Vitani largó una risita.

—¿Quieres ir a saludarla tú solo, no es así? —Kovu también rió.

Rani acompañó a sus amigos con las risas, pero al ver a Zibu tan avergonzado e incómodo, decidió cortar con las burlas y decretó que lo acompañarían a saludar a la amiga de Kiara como un favor entre amigos. La realidad era que no les interesaba en lo más mínimo quién era la leona de pelo anaranjado y ojos azules, sólo lo hacían por él.

Vieron como el cuerpo de Tiifu se tensó al verlos acercarse al grupo femenino e instintivamente se puso de pie, cosa que llamó la atención de sus dos amigas. Kiara y la desconocida los miraron.

—Chicos, ella es mi amiga, Zuri. —Kiara se adelantó al presentarse. La princesa miró a su amiga esperando que esta salude, pero Zuri solo la miró expectante, como si se hubiese olvidado de decir algo más. Kiara suspiró y agregó— Y eso significa...

—Preciosa —Zibu murmuró totalmente sonrojado.

Para su mala suerte, los seis lo oyeron y Zuri largó una risa un poco burlona.

—Exactamente. Y Tiifu relájate, se te va a erizar el pelo si sigues así de tensa. Además, ellos no pueden hacerte nada. ¿No ves lo delgados que están? —la leona agitó su pata restándole importancia.

Kiara sonrió con nerviosismo a los cuatro, quienes miraban a Zuri incrédulos. La princesa se sintió realmente incómoda ante el comportamiento de sus amigas. Volvió a suspirar y se llevó la pata a la frente. Pensó que tal vez Kion tendría mejor suerte con sus amigos.

—Hola —Zibu saludó con un hilo de voz.

—Asi que forasteros. ¿Eh? —Zuri arrugó la nariz en un gesto de asco— Eww, yo oí que en las lejanías no se bañan.

Rani, Vitani y Kovu miraron a Zibu con el ceño fruncido. El pequeño entendió que no se iba a librar de los comentarios de ellos por haberlos hecho presentarse con tan desagradable animal.

Rani dio un paso adelante, haciendo retroceder a Tiifu. Hizo caso omiso a eso y sonrió como pudo.

—¡Vaya, yo creía que la princesa era Kiara...!

Zuri la miró sorprendida y luego de una manera desafiante. Finalmente le correspondió la falsa sonrisa. No se iba a quedar así.

Se tensaron un poco cuando la reina Nala se acercó a ellos.

—¿Y bien? ¿Qué les parece el lugar? —les preguntó sonriente

—Lindo —dijo simplemente Rani

—Es... diferente —agregó Kovu

Vitani y Zibu solo emitieron sonidos de afirmación.

—De acuerdo... —dijo Nala insegura— Saben, chicas. Mañana van a entrenar las leonas más jóvenes en la cacería. Tal vez querían acompañarnos. Sería una buena oportunidad para comenzar —agregó mirando a Vitani y Rani.

Zuri se indignó. No entendía como la reina permitía que esas dos extrañas se sumaran al grupo de caza. Ella no era muy fan de ese deporte, y peor iba a ser con ellas ahí. Miró a Nala con sorpresa, esperando que se retractara, pero no fue así.

—Gracias, pero no. No soy muy fan de... cazar —Rani respondió y esperó que su amiga esté de acuerdo.

Para su enorme sorpresa, a Vitani se le iluminó el rostro y asintió feliz.

—¡Me encantaría! ¡Sí, definitivamente! —exclamó con un tono que jamás había usado antes. Se arrepintió casi enseguida, pero no dijo nada.

—Perfecto —Nala le devolvió la sonrisa— mañana temprano.

Los DescendientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora