Agradecieron que nadie los despertó al día siguiente. Asomaron las cabezas con miedo, pero ningún animal se inmutó. Por el contrario, les dieron los buenos días con calidez. Si bien a Rani le costó despertar a sus amigos debido a lo cómodos que se encontraban durmiendo, enseguida se despabilaron en cuanto su amiga les recordó, no muy gentilmente, que tenían responsabilidades por haber hablado de más.
Kiara buscó a Vitani para llevarla con su madre y las demás leonas. Ella estaba un tanto nerviosa, pero la emoción le ganaba. Detrás de la princesa iban sus amigas, Tiifu y Zuri. Esta última miraba fijamente a Vitani con el ceño fruncido, mientras que Tiifu sólo la observaba con miedo.
—No lo entiendo —Zuri le susurró a su amiga— ¿En qué piensa la reina? ¡Cómo puede invitarla a ella a cazar con nosotras! —exclamó.
—Y yo que sé, Zuri. Escuché que ellos son muy peligrosos. ¿Qué pasa si me ataca? —Tiifu abrió grandes los ojos y negó con la cabeza— Olvídalo, me voy.
Iba a empezar a correr, pero Zuri la detuvo, sujetando su cola.
—¡No, tonta! Al contrario, tienes que quedarte. De esa manera le podemos demostrar que no tiene nada que hacer aquí —finalizó con una sonrisa sobradora.
Tiifu se mordió el labio inferior, preocupada. Todos ahí sabían que ella no era la mejor para defenderse. Siendo débil por naturaleza y a la vez un tanto miedosa, varias veces se había lastimado o sus amigos habían tenido que socorrerla mientras cazaban. Odiaba ser así, pero le aterraba más la idea de someterse a los entrenamientos. Tenía la suerte de no haber tenido que pelear en su vida hasta ese momento.
Se estremeció cuando llegaron con Nala. Tiifu se arrastró hasta estar detrás de todo puesto que Vitani se había posicionado en primera fila para escuchar con total atención a la reina.
—Buenos días, chicas. —saludó Nala— ¿están listas?
Todas asintieron con una sonrisa, excepto Tiifu.
Vitani vio a su alrededor. Además de Kiara, Tiifu y Zuri, había otras leonas más o menos de su edad, algunas un poco mayores. Ninguna reparó en su presencia, al contrario, estaban mucho más concentradas en las palabras de Nala.
—Kiara —su madre la llamó— tú diriges.
Kiara asintió contenta y se agazapó en la hierba. Vitani la siguió rápidamente, saltando por encima de Zuri. Esta abrió la boca y le lanzó una mirada de indignación.
—¿Quién se cree que es? —les preguntó a las demás leonas— Cazando al lado de la princesa…
Ellas solo se encogieron de hombros. Tiifu se quedó detrás, atenta a todos los movimientos. Había una gacela pastando sola. Kiara y Vitani se acercaron lentamente. La idea era que todas lo hicieran en equipo, era lo más importante según Nala. Pero al tener a una nueva en el grupo, una forastera, hija de enemigos… las leonas simplemente no pudieron moverse mientras la observaban. Ninguna se había atrevido antes a ir junto a Kiara, la reina solía ser la que daba las indicaciones. Por eso todas esperaban los movimientos de Vitani y la reacción de Nala.
—De acuerdo —susurró la princesa sin perder de vista su objetivo— a la cuenta de…
No pudo terminar de hablar; Vitani, totalmente cegada por la emoción y excitación que le provocaba estar ahí, comenzó a correr detrás del animal, que enseguida disparó.
—¡Espera! —le gritó Kiara antes de correr detrás.
Vitani no la escuchó, sino que aceleró detrás de su presa con un rugido. El animal corrió más rápido. El resto del grupo miraba la escena como a una película. Se preocuparon en el momento en que la gacela viró en dirección a ellas cuando Vitani saltó para atacar por fin. La esquivó ágilmente, cambiando de dirección. Kiara tuvo que apartarse de un brinco para evitar ser atropellada.
—¡Chicas! —la reina exclamó preocupada.
Ambas se sentaron en el suelo, con la respiración ajetreada. Una vez que logró calmar el latido de su corazón, Vitani miró a Kiara y luego a Nala, quien se acercó corriendo seguida de las demás. La gacela no esperó ni un segundo antes de huir.
—¿Están bien? —les preguntó Nala mientras se agachaba junto a su hija.
—Sí mamá… solo me asusté —tomó aire profundamente— Hey —se dirigió a Vitani— así no es como lo hacemos aquí.
Vitani le iba a responder, pero Nala se interpuso.
—Kiara tiene razón, nunca tienes que lanzarte de esa manera —le dijo con el ceño fruncido.
Zuri sonrió ante la escena que tenía enfrente. Era obvio que la forastera no sabía cazar correctamente y solo esperaba que llegue el momento para que Nala se molestara con ella. La expresión avergonzada de Vitani solo le causó más satisfacción. No le duró mucho cuando el resto de las leonas se acercó corriendo y rodearon a Vitani.
—¡Eso fue increíble! —exclamó una de ellas sonriendo.
—Tienes que enseñarnos a saltar así —otra le siguió.
—Eres muy buena persiguiendo, ¿cómo aprendiste?
Esos comentarios y más recibió Vitani. Al principio las miraba de a una, sin saber qué decir. Finalmente sonrió antes de responder a cada una de sus dudas y halagos. Comenzaba a sentirse a gusto en ese grupo.
—Exactamente —siguió la reina con una cálida sonrisa a lo que su hija asintió— tienes mucho talento. Solo tienes que corregir un par de cosas.
Zuri dejó salir un gemido de fastidio antes de pegar la vuelta e irse, totalmente ofendida. La única que lo notó, fue Tiifu.
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Los Descendientes
FanfictionKion, el hijo mayor de Simba y Nala, decide invitar a cuatro forasteros, hijos de antiguos enemigos de las praderas; a sus propias tierras. Su objetivo es demostrar lo que en verdad son. De todas formas, su idea no es bien recibida por todos los ani...