Charla nocturna

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Las lecciones de Zazú no duraron más de una hora, pero para ellos fue una eternidad. Finalmente, el sol cayó y la noche invadió las praderas. Rani se estaba limpiando a sí misma después de haber cenado mientras disfrutaba la tranquilidad de la noche a unos metros de la cueva. Kovu se acercó por detrás con una expresión pensativa.

—¿No te sientes rara con esto? —le preguntó, permitiéndose sonreír— No se está tan mal aquí… ¿No crees?

Su comentario hizo que ella se volteara a mirarlo como un rayo.

—¿Enloqueciste? —ella le preguntó mientras se acercaba a él, haciéndolo retroceder— Tú eres malo, eres horrible. Ahora olvida todo —agregó mientras le daba un empujón en el pecho con su pata, sin intención de lastimarlo, sino de hacerlo entrar en razón.

Kovu asintió sin estar seguro de lo que pensaba. Ella sonrió y le dio la espalda. Sus dos amigos no tardaron en llegar.

—Bunga es increíble. Es… inbungacreíble… ¡Hasta tiene su propio lenguaje! Que Zuka Zama y no sé qué —Zibu repetía a lo que su amiga ponía los ojos en blanco.

—Yo lo veo como mi desayuno —dijo ella.

—¡No digas eso! —Zibu se molestó— Sabe un juego súper divertido con una fruta rara. ¡Y él come insectos!

Los tres lo miraron confundidos.

—Hablo en serio, no están mal —se defendió él.

—¿Los probaste? —Rani se horrorizó.

—¡Ya basta, Zibu! No te hagas tantos amigos —Vitani espetó— No tiene sentido, hasta que nuestros padres tomen el control del reino…

—¿Quién tomará el control del reino?

Los cuatro se giraron de un salto al escuchar a Kiara. Ella los miraba confusa, esperando que le respondan. Se miraron entre sí asustados, no sabían que decirle. Tampoco sabían en qué momento había llegado, ni cuánto había oído de su conversación. Ella ladeó la cabeza al no recibir respuesta.

—¡Kion! —Rani gritó de repente, asustando a los cuatro— Kion tomará el control del reino cuando sea rey —sonrió con nerviosismo.

Le pegó un codazo a Zibu, quien inmediatamente estuvo de acuerdo con ella. Los hermanos solo asintieron.

—Ya veo… es cierto. Y estoy segura que será un rey excelente. Toma buenas decisiones —dijo ella con una sonrisa.

No dijeron nada, solo afirmaron con la cabeza. No sabían si Kiara se refería a la decisión de haberlos traído a ellos de las lejanías o no.

—Es una noche un tanto fría, ¿no creen? —Kiara comentó sin percatarse de la incomodidad de los demás.

Los cuatro admiraron su positivismo. La princesa los había tratado muy bien a pesar de sus desprecios constantes y malas conductas. No podían pasarse de la raya en ese momento, así que solo asintieron.

—¿No deberías ir a dormir princesa? —preguntó Zibu con timidez.

Ella largó una risa.

—No me llames así por favor, y sinceramente sí. Pero... se está muy bien aquí afuera con ustedes —agregó mirando a cada uno de ellos y manteniendo la mirada unos segundos extras en los ojos de Kovu.

—Hace frío de todas formas —dijo él tras sacudir la cabeza.

El hecho de que Kiara lo hubiese mirado más tiempo de lo previsto, hizo que se sintiera un tanto nervioso.

—Es cierto. A veces extraño ser una cachorra para poder dormir con mis padres —Kiara sonrió recordando aquellos momentos.

—¿Qué cosa? —Vitani preguntó confundida.

—Ah sí, ya saben... cuando la noche está fría y tú no puedes dormir debido a algún mal sueño o simplemente la oscuridad te aterra. Te refugias en el tacto de tus padres y ellos te hacen sentir que todo está bien. Sientes que nada malo puede pasarte si tienes el cariño de ellos... —ella volvió a reír risueña mientras miraba las estrellas.

Al no obtener respuesta, los miró. Se preocupó al verlos tan serios mientras la veían fijamente.

—¿Por... por qué están mirándome así?

Silencio nuevamente. Este duró unos segundos hasta que Kovu habló.

—Nuestra vida es diferente.

Ella se giró para enfrentarlos y se acercó más, volvió a sonreír con nerviosismo.

—Bueno... sí. Pero... creí que hasta los forasteros amaban a sus hijos... —intentó decir mientras dejaba salir otra risita más nerviosa que antes.

Su sonrisa desapareció en cuanto ellos la miraron tristemente unos instantes antes de desviar sus ojos al suelo con incomodidad. Abrió levemente la boca, sin saber qué decir. Instintivamente, apoyó su pata sobre la de Rani.

—Eso es horrible... —le dijo.

Rani miró a la princesa a los ojos y vio empatía y tristeza a la vez. Por primera vez en mucho tiempo sintió que alguien ajeno a sus amigos se preocupaba realmente por ella. Nadie la había mirado así antes. Su primer instinto fue soltar las lágrimas que amenazaban con escapar a través de sus ojos. Kiara había tocado en lo más sensible de ellos cuatro. Bruscamente, apartó su pata y se giró para no mirarla a los ojos.

—Sí, muy horrible. Ya es tarde y.… hay que dormir. Eso. Buenas noches —dijo rápidamente mientras se alejaba.

El resto solo balbuceo algo parecido y se fueron tras la pelirroja. Kiara los miró confundida unos segundos antes de encogerse de hombros. Pegó media vuelta para entrar a la cueva cuando oyó unos pasos acercarse rápidamente. Volteó justo a tiempo para ver a Kovu llegar corriendo. Casi sin aire y dándole una media sonrisa, le dijo:

—Gracias.

Eso fue todo. Enseguida volvió a correr para alcanzar a sus amigos.

Kiara sonrió con timidez antes de meterse dentro de la cueva con su familia.

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