Los Descendientes

El peor día de mi vida (extra)

¡Hola! ahora sí, este es el último capítulo de esta historia. La verdad Zuri es uno de mis personajes favoritos y me pareció justo dedicarle un capítulo, contando un poco más de su vida.

El dibujo está hecho por Twitter: @BooKha_Kovu DeviantArt: BooKhaTLK(Muchas gracias por dejarme usarlo❤) Vayan a darse una vuelta que hace dibujos hermosos uwu

Los que vieron Descendientes sabrán que "Zuri" es la novia de "Kion" entonces es lógico que ella odie a los forasteros ya que, después de todo, le quitaron a su novio. Bueno decidí cambiar eso y darle a Zuri otros motivos por los cuales odiar a Rani. Ella no está ni un poquito interesada en Kion, ¿entonces por qué tanto odio? Sinceramente no quería caer en lo que muchos hacen, haciendo a Zuri la malvada, pero es que la película no me dejó opción xD por eso intenté que sea lo más diferente posible, y que los motivos sean similares a los de la película.

Para no confundir, cuando la letra se vea normal, la escena transcurre en el presente. Quiero decir, después de la historia "Descendientes". Y cuando esté en cursiva, será un flashback, es decir, un recuerdo pasado. 

Espero que les guste :3 Este capítulo es demasiado largo, lo iba a dividir pero cambié de opinión. Pónganse cómodos (?)

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Muchos se levantaban con la pata izquierda, era algo normal para cualquier animal. Sin embargo, Zuri tenía ese presentimiento desde hacía varios días. Se estiró en su lugar, no tenía ningún ánimo de levantarse además de que quien estaba a su lado le brindaba el calor que necesitaba en ese momento. No era una mañana muy cálida.

—Buenos días. —Kiumi la saludó alegre antes de acercarse para acariciarla.

Enseguida se apartó, advirtiéndole con la mirada que se obtuviera de hacerlo. Él no dijo nada, estaba acostumbrado a que le huyera a sus muestras de afecto. La mente de la leona comenzó a procesar la información. Miró a su alrededor. Había muy pocas leonas en la cueva incluyendo a su mamá. Tuvo que pestañear varias veces para despabilarse.

—¿Dormiste bien? —insistió él.

Ella lo volvió a mirar, con el ceño fruncido. Se acordaba perfectamente cuantas veces se había despertado en la noche debido a que él buscaba pegarse lo más posible a ella constantemente. Hacía pocos días que las madres de ambos les habían permitido dormir juntos. La que terminó de convencer a la otra había sido la mamá de Zuri, diciendo que, si la joven pareja dormía en la misma cueva que ellas, frente a todo el mundo, no había ningún problema.

Era cierto que, cuando todos dormían, las caricias y roces eran inevitables. Ella no podía creer como los machos no lograban controlarse al estar cerca de una hembra. Sin embargo, le dejaba bien en claro sus límites, y él los respetaba.

—Eso creo. —Le respondió por fin. Él intentó continuar una conversación como hacía siempre.

—¿Sabes? Al parecer anoche Kion volvió a llegar tarde a dormir por... 

Con su pata le indicó que dejara de hablar antes de ponerse de pie. Revoleó los ojos azules y se decidió a salir de la cueva. En el apuro no vio dónde pisaba y tropezó con un cuerpo que descansaba en el suelo.

Zuri se levantó enseguida mientras se preguntaba si ese día iba a ser uno de esos. Se volteó para ver con quién había tropezado y vio a su madre mirándola con el ceño fruncido. La leona adulta bajó la mirada para encontrar los ojos de su hija. Su única hija. Ambas se observaron unos segundos. Estaba más que claro que su relación ya no era la misma de antes. Cualquiera podía notarlo.