El pequeño león trepó rápidamente a la rama de un árbol. Tras corroborar que esta era firme, se desplomó con un suspiro. Cuando no estaba con Bunga, se sentía bastante solo. No era como si los demás animales le cayeran mal, al contrario, todos eran muy amables con él y se había hecho varios amigos, algunos menores que él. Pero tenía cierta preferencia por el tejón melero y en cuanto supo que no podría estar con él, decidió tomarse un rato a solas.
Desde donde estaba podía ver muchas cosas. La roca del rey, el río, las lejanías… negó con la cabeza para intentar ignorar esa amplia vista y le dio la espalda, mirando fijamente la roca. Pudo ver a Kovu caminar alegremente detrás de Kiara, quien le sonreía coqueta. Zibu dejó salir una risa ahogada mientras negaba con la cabeza. Su amigo había encontrado una enorme distracción después de todo. Acabó por mirar a la pareja con expresión preocupada; intuía que a Kovu le agradaba mucho Kiara, y le preocupaba qué podía pasar después de todo. El plan de sus padres seguía en marcha… o al menos eso creía. La más compenetrada en todo eso, era Rani. Había momentos en los que él se olvidaba de eso, sobre todo cuando jugaba baobab ball con sus amigos.
Bostezó sonoramente y se restregó los ojos. La noche anterior no había dormido mucho después de que él y sus amigos convencieran a Kion de quedarse despiertos un largo rato. Alzó sus orejas y miró hacia tierra firme al escuchar pasos.
—Que estupidez. ¿Yo, entrenar? No sé qué piensa mi hermano…
Zibu abrió grandes los ojos al ver a Tiifu. Al parecer, estaba hablando sola ya que no había nadie más ahí.
—Quiero decir, ¿acaso no ve que no puedo ni defenderme sola? —seguía quejándose ella— es como si no me conociera a veces…
Él se movió cuidadosamente para no hacer ruido. No sabía si escuchar su conversación privada estaba bien, pero tampoco sabía cómo hacerle notar que estaba ahí. Si Tiifu lo veía de esa manera, iba a pensar que la estaba espiando. No le quitó la vista de encima y caminó más cerca de la punta de la rama para observarla mejor. La leona caminaba en círculos mientras repetía una y otra vez las mismas quejas. Las hojas del árbol le dificultaban la vista a Zibu, era por eso que tenía que moverse a medida que ella marchaba.
—¡Si tan solo alguien me entendiera! —exclamó ella con un quejido antes de sentarse.
Zibu la miró con más atención mientras daba un paso más. Debido a que sus ojos no despegaban la vista de ella, no miró donde pisó. Su pata se apoyó en el aire y perdió el equilibrio. Sintió como se caía, pero se aferró con fuerza a la rama con sus patas delanteras.
Tiifu pegó un grito asustada y miró hacia arriba. Se quedó muda cuando vio al león colgando de la rama.
—¡¿Qué estás haciendo?! —le preguntó alterada— ¿Me estabas espiando?
—¡No! —él gritó de vuelta y miró el suelo. Se veía muy lejos y comenzaba a perder el agarre.
Tiifu lo miró asombrada. Notó como él intentaba volver a trepar, pero sin éxito.
—¡Vas a caer! —le dijo a lo que él puso los ojos en blanco.
—No me digas —le respondió sarcásticamente— Solo tengo que…
Debido al enorme peso que la rama tenía en la punta, comenzó a crujir, anunciando que se rompería en cualquier momento. Los ojos de Zibu se agrandaron y entró en pánico. Se lamentó el día que tomó gusto por trepar árboles.
Negó con la cabeza, no podía caer. No se iba a permitir lastimarse de esa manera. Se balanceó con fuerza para tomar envión. Logró arrojarse hacia adelante y saltar sobre el tronco para tomar envión y volver a saltar hacia el suelo. Eventualmente, aterrizó en cuatro patas.
A todo esto, la leona lo miraba asombrada. Cuando se aseguró que él estaba de pie, se acercó corriendo. Se detuvo a unos centímetros de él.
—¡Ese salto fue increíble! ¿Estás bien? —le preguntó mientras apoyaba su pata sobre su cabeza con cuidado.
Él se sobresaltó ante el tacto, haciendo que ella retire su pata con miedo. Negó con la cabeza rápidamente.
—E-estoy bien.
Ambos se dieron cuenta que era la primera conversación que tenían desde que él había llegado. Reacia a intentar conocerlos, ella siempre les huía, por miedo a que le atacasen. Al final, ella acabó por mirarlos de otra forma. Si bien eran un tanto ariscos, no habían hecho nada malo y la mayoría de los animales les tenían cierto aprecio.
—Qué… bueno —dijo ella por romper el silencio, a lo que él asintió.
—¿A qué te referías con que nadie te entiende? —le preguntó él sin poder aguantarse.
Ella lo miró arqueando una ceja. Zibu pensó que la pregunta había estado de más, no era de su incumbencia saber. Pero Tiifu habló.
—Es que mis amigos pretenden que sepa cazar, como si yo hubiera nacido sabiendo. ¿No pueden entender que no me sale y ya? Tampoco es que me sepa defender mucho y…
Zibu la miró fascinado. Ella comenzó a dar vueltas otra vez mientras se quejaba abiertamente.
—¡Lo sé! —exclamó él parándose delante de ella— Y no entienden por qué no quieres intentarlo cuando solo le tienes miedo a…
—Fallar —ella finalizó la frase.
Él asintió y ambos se sonrieron.
—Tenemos más en común de lo que pensé —dijo ella sonriendo de una manera encantadora.
Él se sonrojó y evitó el contacto visual.
—Sí… supongo —dijo encogiéndose de hombros.
Tiifu largó una risita y miró hacia otro lado.
—Sabes, estaba por ir al valle Kilio a caminar un rato. Suelo hacerlo cuando me siento sola —ella dijo con sinceridad— ¿Quieres… acompañarme? —le preguntó alegremente mientras volvía su mirada al león, e internamente, suplicaba por un “sí”— Ahí está Mtoto y por lo que sé, tú y él se llevan muy bien.
Zibu dudó unos segundos. Si bien Bunga le había dicho que intentara salir con alguien más en su ausencia, él se negó rotundamente. Se había acostumbrado a estar con el tejón en todo momento y socializar no era algo que se le diera muy bien. Era Bunga el que lo empujaba a presentarse con cualquier animal que se cruzaran. En ese momento tenía a Tiifu ofreciéndole justo lo que quería. Acabó aceptando. En el fondo se moría de curiosidad por la nueva compañía que tendría.
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Los Descendientes
FanfictionKion, el hijo mayor de Simba y Nala, decide invitar a cuatro forasteros, hijos de antiguos enemigos de las praderas; a sus propias tierras. Su objetivo es demostrar lo que en verdad son. De todas formas, su idea no es bien recibida por todos los ani...