Amigos hasta el final

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Por fin haciendo más mención a estos cuatro personajes. Los adoro y lamentablemente sólo le encontré un personaje de la película a Bunga. Por eso decidí dedicarles un capítulo sola y exclusivamente a ellos. Me gusta lo apegados que son a Kion y cómo lo defienden y apoyan a lo largo de la serie. No podía excluir eso. Personalmente creo que merecen más
apreciación (*/ω\*)

También quería agradecer a las personas que siguen la historia y la leen. Creo que ya dije que es la primera vez que escribo algo largo. Así que, significa mucho para mi❤

Una joven garceta sobrevoló con velocidad las Praderas. Se sabía casi cada rincón del lugar de memoria. El valle Killio, el lago Matope, las cataratas Hakuna Matata... Ono sonrió. Ese lugar era el más fácil. Ahí debajo estaban sus amigos, justo como lo habían acordado. Descendió frente a ellos con una gran sonrisa.

—Atención —dijo con superioridad, cosa que llamó la atención de sus amigos— Están viendo nada más ni nada menos que... al próximo mayordomo del rey. —finalizó la frase mientras se inclinaba.

Bunga bajó de la roca en la que estaba y aterrizó a su lado.

—¿De verdad, Ono? ¿Vas a trabajar con mi hermano Simba? —le preguntó con entusiasmo.

—No exactamente, Bunga. En cuanto Simba se retire, yo seré el mayordomo de... Un momento. —Ono miró a su alrededor— ¿Dónde está Kion?

Fuli también se acercó.

—No quisimos invitarlo... suponíamos que tiene... algunos problemas familiares. Ah, por cierto. Felicidades, Ono. —la chita sonrió a su amigo, a lo que él correspondió.

—¡Poa, Ono! Felicidades, te lo mereces más que nadie. —Beshte agregó.

El ave sonrió, halagado. Se extrañó cuando el rey y la reina lo llamaron para hablar. Se esperaba encontrar a Kion con ellos, pero no fue así. Sólo vio a Kiara a un lado de la cueva, recostada en el suelo. La saludó con cortesía y ella simplemente le hizo un gesto con la cabeza. Eso también sorprendió a Ono, ya que la princesa siempre era alegre cuando se trataba de saludar. Sin embargo, no dijo nada mientras Simba y Nala lo invitaban a entrar a la cueva.

Luego de la charla, apenas pudo disimular su emoción. Lo primero que quiso fue buscar a Kion, tenía muchas preguntas. Pero enseguida se acordó de lo que había pasado el día anterior. Fue por eso que se decidió a buscar al resto de sus amigos. Necesitaba compartir la noticia con alguien.

—Gracias, chicos. Y sí. Me pregunto si se encuentra bien. Ayer la celebración Kupatana no salió tan bien. Quizá lo castigaron.

—Pero no fue culpa de Kion. Fueron Zuri y Kiumi. Ellos siempre hablan de más. —Fuli puso los ojos en blanco. Ya había tenido varios encuentros poco amigables con los dos desde que los conocía y ninguno le caía bien.

—No chicos, fue culpa mía.

Los cuatro se giraron y, por un momento, sonrieron con alegría al ver a su amigo león llegar. Pero su sonrisa se desvaneció al ver lo decaído que este iba. Kion se sentó al lado de Fuli con un suspiro. Ella le dio una media sonrisa y lo acarició levemente, cosa que lo hizo sonreír con debilidad. No había sido un día fácil para él. En cuanto pudo, se escabulló de su familia y se dirigió a las cataratas con la esperanza de despejarse un poco. Para su suerte, todos sus amigos estaban ahí.

—Tranquilo, Kion. —Beshte le dijo con suavidad— Todo va a mejorar. Sólo tienes que darles tiempo.

Bunga también se acercó y lo abrazó, rodeando su cuello con uno de sus brazos.

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