~Esta noche es para amar~

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Bueno... por fin un poquito de romance ahre. El capítulo de Tiifu y Zibu para mí no contó como tal. Tengo que avisar que nunca se me dio bien escribir escenas de amor ni nada por el estilo. Soy nueva con esto así que puede no ser lo mejor que hay. Pero me esforcé xD. Traté de que esta escena sea lo más parecido a la de la película. De hecho, los diálogos son exactos de ahí. Nada más los adapté al universo de El rey león. Y bueno algunas cosas que agregué para que no quede tan corto ya que en esta escena hay un numero musical y... bueno. Obviamente eso aquí no va xD 

—No bromees. ¿Entonces sí existió la guardia del león?

—No se sabe. Es lo que las pinturas... y Rafiki dicen. Solía contarnos todas esas historias cuando éramos niños pequeños.

—¿Y ustedes le creían?

—Algunas veces...

Kion no se sintió tan nervioso como él pensaba. Al principio la caminata había sido incómodamente silenciosa. Fue él quien tuvo la idea de contarle a Rani algunas historias que estaban plasmadas en las pinturas de su cueva. Pensó que ella no iba a estar interesada en aburridos cuentos del pasado, pero enseguida captó su atención cuando le relató sobre La Guardia del León. Ella escuchaba incrédula, pero se le notaba la sorpresa en su expresión. Incluso llegó a tropezar en algún momento ya que no ponía atención adonde pisaba, por mirar a Kion.

Tampoco sabía de dónde había sacado el valor para invitarla a una cita. Era la primera vez que lo hacía. Le fue imposible olvidarse de su reacción tras oír su invitación. Al verla tan dudosa y con miedo, rápidamente intentó calmarla, diciéndole que le daba tiempo para decidir. No quería por nada del mundo hacerla sentir incómoda.

Las burlas de Kovu, Zibu y Vitani en cuanto pasó por ella le hicieron gracia, más a Rani no. Había estado con el ceño fruncido durante los primeros minutos y sin muchos ánimos de entablar una conversación. Kion pensó que tal vez se sentía nerviosa y de ahí es que se le ocurrió hablarle sobre algunas historias antiguas.

—Yo no lo creo. Quiero decir... ¿nubes rugiendo con forma de león? No. Imposible. —negó con la cabeza mientras se adelantaba unos pasos, dando grandes saltos.

—Eso pensamos ahora, pero esa era mi favorita de pequeño. Soñaba con tener el poder del rugido para proteger a las praderas. —Kion sonrió en cuanto las memorias del pasado vinieron a su mente.

—¿Y reunirías al más valiente, al más fuerte, al más rápido y al de la vista más aguda? ¿Alguno en mente?

—Claro, mis amigos. Bunga, Ono, Fuli y Beshte —el león aseguró, convencido— lo he pensado toda mi vida.

Rani lo miró fijamente unos segundos antes de echarse al suelo boca arriba, riendo a carcajadas de una manera que a Kion le pareció muy exagerada.

—No le veo lo divertido —dijo él con seriedad.

—Por favor, Kion. ¿Un tejón melero, un hipopótamo, una chita y un pajarito en la gran Guardia del León? —ella dijo entre sus incontrolables risotadas— Ya veo que la palabra león significa mucho para ti.

Él frunció el ceño y vio como ella se revolvía en el suelo sin dejar de reír. Se acercó a ella desde atrás y se agachó para estar a su altura. Colocó su cabeza justo encima de la de ella para mirarla a los ojos.

—Sí, muy gracioso. —ironizó él— Pero créeme, si te dieras cuenta de lo que son capaces, te sorprenderías. Los leones podremos encabezar la cadena alimenticia, pero en el interior todos los animales somos igual de valiosos.

Ella dejó de reír y lo miró. Pudo ver los ojos color miel de Kion mezclarse con las estrellas de fondo y eso la inmovilizó por unos segundos. Luego procesó sus palabras. No lo había pensado jamás de esa manera. Vagamente recordaba que Zibu o Vitani le habían mencionado acerca de las increíbles habilidades de los amigos de Kion, pero a ella no le interesaba mucho eso.

Los DescendientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora