Capítulo tres

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03- Cuestión de tiempo

En la Mansión Malfoy, Rose Weasley había tomado el mando de líder

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En la Mansión Malfoy, Rose Weasley había tomado el mando de líder. La realidad en todas las familias de Sangre Pura era que las mujeres controlaban todo, porque tenían mejor cabeza para hacerlo; alguna vez, el abuelo de Valentine Pucey, un socio de su esposo Scorpius Malfoy, había comentado que sin las mujeres, todos los hombres estarían perdidos.

Narcissa Malfoy había sido la matriarca de la familia, pero tras su fallecimiento hacía cinco años, a causa de viruela de dragón, Rose se había convertido en su sucesora. En teoría, el lugar le pertenecía a Astoria Malfoy, la madre de Scorpius, pero ella misma había admitido que no tenía madera de líder y que Rose se desempeñaría bien en el papel. Luego de más de quince años siendo oficialmente parte de los Malfoy, ella había prendido cómo debía comportarse.

Era siempre la primera en levantarse y se aseguraba que la Mansión Malfoy estuviera presentable: las personas de su círculo claramente avisaban su visita con días de anticipación, pero podría surgir algo que haría que cayeran de sorpresa y Rose no podría permitir que vieran su hogar si no estaba limpio. De cualquier manera, los elfos domésticos dejaban todo reluciente. Eso sí, el despacho que usaba Scorpius para trabajar —y el señor Draco, de vez en cuando— lo limpiaba ella, porque era la única que tenía permitido entrar aparte de los tres hombres de la familia.

Lo siguiente que hacía era despertar a sus hijos. Normalmente Serpens, su primogénito, se despertaba poco después de ella y se iba a correr al bosque que había tras la mansión. Era un adolescente de quince años, quien hacía unos meses había empezado a entrenar, y Rose estaba segura que el motivo era alguna jovencita, aunque su hijo no le había comentado nada. Atalanta, si bien no se levantaba tan temprano, no hacía drama cuando la despertaban. En cambio, los gemelos ni siquiera se levantaban aunque los sacudiera.

Corvus y Castiel, dos niños idénticos a su abuela, con el cabello oscuro y los ojos azules, tenían nueve años y con suerte se levantaban al mediodía. Rose había intentado cambiar esa conducta, pero sin éxito. Una vez, cansada de que nunca estuvieran a la hora del desayuno, les había echado Aguamenti, consiguiendo que se levantaran de un salto y no se dignaran a hablarle durante todo el día. Incluso se habían ido a quejar con su padre, que no dejó de reír durante toda la historia.

Rose también era la que elegía el menú del desayuno, el almuerzo y la cena. Media hora antes de cada comida, iba a la cocina a supervisar que todo estuviera yendo bien. Además, controlaba que la reserva de vinos mágicos, caros e importados siempre estuviera llena. Si Scorpius tomaba una para su despacho o el señor Malfoy abría otra cuando venían visitas importantes, Rose enseguida arreglaba con vendedores para conseguir otra botella de vino idéntica a la que fue abierta. Narcissa una vez le dijo que la apariencia era importante y Rose sabía que la vitrina con los vinos daba buena impresión.

Durante cinco años, Rose se había encargado de cada aspecto de la familia Malfoy, incluyendo la mansión. Sin embargo, Astoria había tomado su lugar momentáneamente, ya que Rose ni siquiera salía de la cama. Todos pensaban erróneamente que estaba enferma, quizá necesitaba algunos días de descanso, pero sus vacaciones de ser la matriarca ya estaban contando unos meses.

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