Capítulo veintiséis

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26- El funeral

El Cementerio Almirar estaba ubicado al suroeste de Inglaterra

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El Cementerio Almirar estaba ubicado al suroeste de Inglaterra. Ahí había sido enterrado Fred, también miembros de las familias Weasley y Prewett, y era cuestión de minutos para que Molly Weasley se sumara a la larga lista. Lucy se preguntó si su final también sería en aquel cementerio.

Ella agachó la cabeza mientras se abría paso a empujones entre los reporteros, sintiendo los flashes de las cámaras intentando capturar la expresión de su rostro. Escuchaba que la llamaban, pero hizo caso omiso y continuó avanzado hacia el cementerio.

Había un par de Aurores en las puertas, impidiendo el paso a aquellos no deseados. Sería una ceremonia pequeña, la familia y algunos conocidos de la fallecida. Nadie quería a los reporteros allí, y no eran solo ellos: varios magos, que no tenían nada que ver con periódicos mágicos, estaban curioseando en la calle. Como si fueran un circo, un espectáculo para ellos. Toda la vida de los Weasley era un centro de animación.

Si fuera otro momento, seguramente Lucy les gritaría. En su lugar, entró al cementerio cuando los Aurores se apartaron. Venía sola, Roxanne, por extraño que pareciera, había pasado la noche en casa de su madre; por un instante, Lucy deseó que William, su esposo, estuviera con ella, pero no le había contado nada de lo que estaba pasando. Caminó hacia el lugar donde su abuela sería enterrada —cerca de donde descansaba Fred— y se dio cuenta que fue la última en venir.

Su hermana ya estaba allí, junto a su esposo, sentados en los asientos. Lily, Albus y James estaban bajo la sombra de un árbol, los tres con aire taciturno; había una mujer desconocida con ellos, que sostenía la mano de Albus. Rose estaba llorando, a la vez que su marido la consolaba, con Hugo observando en silencio. Roxanne se encontraba al lado de este último, mirando a nada en particular. Dominique conversaba con Louis, Enid estaba presente, quizá porque no había quien lo cuidara. Victoire y Ted también estaban, mas se encontraban distanciados. De hecho, Ted estaba con el padre de Lucy y sus tíos.

Lucy dejó escapar un silbido impresionado. La primera vez en años que estaba reunida toda la familia.

Lástima que fuera para un funeral.

Lucy se dirigió hacia su hermana, quien tenía un pañuelo para limpiarse las lágrimas. Jace le susurraba algunas palabras al oído que no parecían surtir efecto. Lucy sintió como sus ojos se aguaban, así que miró al cielo —que estaba despejado, sin siquiera nubes; demasiado hermoso para un día tan triste— y enfocó su vista en el sol, hasta que las lágrimas desaparecieron. Era un truco que había desarrollado de niña, una manera de no demostrar que las palabras de su padre le afectaban.

Molly le dirigió una mirada angustiada cuando ella se sentó a su lado y Lucy tomó la mano que le ofrecía, en un intento de darle apoyo moral.

—Hola, Lucy —la saludó Jace, dándole una sonrisa amable—. Que alegría verte de nuevo.

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