Capítulo cuatro

1K 119 125
                                    

04- Soportar el dolor

Charlotte Potter era la luz de los ojos de James Sirius Potter

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Charlotte Potter era la luz de los ojos de James Sirius Potter. La pequeña, que contaba con seis años, tenía un claro cabello castaño con flequillo, los ojos verdes y una sonrisa con hoyuelos. Le gustaban los peluches de Stitch y tenía una obsesión con las películas de Marvel.

Charlotte era la razón de vivir de James y en sentido literal, porque después de la muerte de Samantha Potter, la idea de derrumbarse y ya no avanzar pasó por su cabeza. Si no fuera porque su pequeña hija quedaría sola, hacía mucho tiempo que James se hubiera rendido.

Había veces en las que James miraba a su hija y debía aguantar las lágrimas, porque ella era demasiado parecida a su madre y él pensaba que Charlotte era pequeña para entender qué significaba la muerte y el porqué su madre ya no estaba con ellos. Además, el fallecimiento de Samantha no era un tema que le gustaba tocar.

Cuando Samantha tenía ya tres años con el tumor maligno y este estaba bastante avanzado, se enteraron que había quedado embarazada, y si bien en el primer momento estuvieron felices, la tristeza apareció. Sin embargo, los dos habían decidido detener las quimioterapias y las medicaciones de Samantha para que el bebé no corriera ningún riego. El plan era continuar con todo luego de que diera a luz, el problema fue que Samantha ni siquiera llegó a completar los nueve meses.

Tuvieron que abrir su cuerpo muerto para salvar a su hija y era una imagen que James no olvidaría fácilmente. Por horribles minutos, él había creído que había perdido tanto a su esposa como su hija, hasta que finalmente la niña lloró y un poco del corazón roto de James se reparó.

Los primeros meses, sin embargo, no fueron sencillos. No tuvo tiempo para hacer duelo porque ya enseguida debió mostrarse fuerte para poder criar a su hija. Por fortuna, Tom y Jude Walker, los padres de Samantha, estuvieron ahí para ayudarlo con su nieta. Eso sí, cuando Charlotte tenía cuatro meses e hizo que los espejos explotaran con su llanto, fue bastante difícil explicar que ella era una bruja porque él era un mago.

Seis años después, James ya podría considerarse un «súperpapá» como Charlotte lo llamaba. Quizás el mayor de los retos era vigilar que su hija no estuviera contando a sus amigos del jardín de infantes que podía hacer magia. Esto se resolvería fácilmente si la educara en casa, con estudios muggles y mágicos, tal y como hicieron con él antes de comenzar el Hogwarts. Sin embargo, desde que Samantha enfermó, James rechazó aún más la magia y si hablaba de un tema referente, era simplemente por su hija.

De hecho, Charlotte no conocía el mundo mágico... y a casi nadie de su familia paterna. Después de todo, su padre seguramente odiaría que su primera nieta no fuera pelirroja, su madre estaba muerta, su hermana en un manicomio y su hermano en Estados Unidos. Rose, su prima favorita, y su abuela Molly venían a veces a verlos, no tan seguido como le gustaría, pero Charlotte les había tomado cariño a ambas. Sin embargo, desde la muerte de Samantha, James no pisaba tierra mágica.

Dark PresentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora