32- Lo siento
Una de las cosas que siempre detestó Lily era que hablaran de ella como si no estuviera presente. Quizá fuera porque era una de las menores de la familia y era bastante bajita para su edad, pero su familia y otras personas solían hablar de ella como si no estuviera en la misma habitación.
Su padre hablaba con Cora Klaine, los dos centrados en su conversación como para notar a Lily, la cual se había aburrido de estar sentada y caminaba por el lugar. La oficina de la jefa era mucho mejor que la de la medimaga Ramons, empezando por el hecho de que el paisaje no era únicamente ladrillos y barrotes. Era una habitación amplia, bien iluminada, con un mueble lleno de libros y objectos interesantes, como una fuente artificial de agua dorada. Lily se la quedó mirando sin emoción.
Pensó en agarrar la fuente y tirarla. Pensó en lanzársela a su padre o a Klaine. Aquello provocaría que pasara otro año en el ala de manicomio del San Mungo. Allí, en las habitaciones donde solo había blanco y escuchando los gritos atormentados de sus compañeros de piso, parecía un mejor lugar que afuera.
Ese tiempo afuera solo le sirvió para recordarle porque no había querido salir. Salió para asistir al funeral de su abuela solo para encontrarse otras desgracias en el camino, y tenía el horrible presentimiento que no era lo único que le esperaba. En el San Mungo estaba protegida de la mala suerte de la familia, si salía, ¿qué le aseguraba que no correría el mismo destino que su abuela?
A veces pensaba que debió haberse quedado en esa maldita casa mientras ardía.
Así que, podría tomar la fuente, podría tomar cualquier libro, y revolearlo. Podría reír como maniática y empezar a hablar disparates. Podría montar un numerito que terminara con enfermeros entrando para sedarla. Podría seguir fingiendo que estaba loca, que nunca había sanado y que su única alternativa era permanecer allí.
—Se ha portado muy bien —dijo su padre, en un visible tono emocionado—. Realmente no ha causado problemas, tomó sus pociones y comió todas las comidas. Ha estado pasando tiempo con sus hermanos y sobrina, y creo que eso le hizo bien.
«Lo hizo», pensó Lily, hundiendo los hombros. No se había dado cuenta que extrañaba a horrores a sus hermanos hasta que pasó tardes con ellos, como la vez que armaron un pequeño partido de Quidditch en un parque mágico. No recordaba haberse reído tanto como ese día. Y Charlotte era una niña hermosísima que adoraba a su tía y era lo más cercano a una hija que Lily jamás tendría.
Y ahí estaba el otro lado de la historia, porque por ellos podría elegir salir. Podría decir que estaba bien, decirles que la demencia había bajado considerablemente para vivir una vida tranquila afuera con su familia y que no necesitaba seguir asistiendo al San Mungo. Podría concentrarse en los buenos momentos que pasó afuera y no en los malos.
—Bueno —dijo Klaine, no sonando demasiada convencida—. ¿Lily no ha tenido ningún episodio? ¿Tal vez con respecto a su abuela?
—La verdad que no —contestó su padre—. De hecho, tuvo una reunión con sus hermanos y primos, y parece que fue bien.
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Dark Present
FanficLos cuentos de hadas siempre fueron mejores que la vida real. Eso bien lo sabían los primos Weasley, quienes por años intentaron aparentar tener una vida feliz, como todos esperaban. Entre sonrisas fingidas lograron su cometido por décadas, hasta qu...