Chapter 2

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~ TRES MESES DESPUÉS ~

[17: 32]

Era viernes, un feliz y lluvioso viernes, pero estaba feliz, terminaba otra semana de locos donde apenas había podido descansar en las noches, ya que llegaba a casa, encendía mi computador para estudiar mi italiano. Ahora lo entendía, y hasta podía leerlo, pero el conversacional era para mí, lo complicado.

—Buon pomeriggio, voglio vedere Santino... [Buenas tardes, quiero ver a Santino]—Una mujer alta, con una falda ceñida al cuerpo apareció quitándose los anteojos. Me levanté para saludarla pero la mujer parecía tener un humor de perros.

—Il signor Rinaldi è occupato, ci si può aspettare che...[El señor Rinaldi está ocupado, puede esperarlo señorita] —Atajé a responder en mi pobre italiano.

Aquello no tuvo respuesta de su parte, la puerta de la oficina de mi jefe se abrió, él seguía hablando por teléfono. Con uno de sus dedos la llamo, para luego encerrarse en su oficina con ella, no entendí nada más de lo que decían pues discutían y mi comprensión de insultos no era el mejor.

—Ti odio, Santino [Te odio, Santino] —Gritó

Fue lo último que la mujer dijo antes de salir como un diablo, roja y furiosa, azotó la puerta y tiró algo pues sentí algo caerse al piso cuando desapareció por el pasillo.

Aún me quedaban algunas cosas por hacer. Me puse los audífonos, quería oír algo de música que me hiciera sentir en mood. Hace meses que no bailo. Me sentía estresada y moría por conseguir algún grupo los fines de semana para bailar pero ni amigos tenía.

Decidí soltarme el cabello, el reloj daba mi hora de salida pero aún me quedaba un poco más de trabajo, tenia pensando quedarme un poco más. No tenía planes para el viernes más que llegar a casa y beber algo de vino, acompañado con alguna de EXO. Sí, estaba un poco obsesionada con la música KPOP.


Tenía tantas ganas de llegar a casa para bailar un poco, de lo que sea, apartar los pocos muebles que tenía y bailar hasta que ya no pudiera más. 

[19:17]

—Wrapped 'round my finger like a ring, ring, ring. They just like puppets on a string, string, string —Comencé a cantar mientras escribía algunas últimas partes del documento que debía terminar—. I put it down, they call me up...They doing way too much... So I'll just let it ring, ring, ring...

Me emocioné con la canción que olvidé que seguía en la oficina, moví mi cabeza y cante con más euforia. Un hombre de traje enfrente de mi, sacó de ese trance.

—Señor Rinaldi —Solté los auriculares. Mi jefe me había visto cantando y moviéndome seguramente como una loca. Mierda, estaba loca y seguramente despedida. Pero la agradable sonrisa de mi jefe hizo que mi corazón se detuviera, o al menos que dejara de latir como hace unos segundos—. Lo siento señor, olvide donde estaba.

—Yo conocí a Selena en un evento en New York hace unos años —Dijo con algo de ilusión. <<Le gusta Selena Gómez>>. Sonreí con el. No era algo que todos solían decir—. Es más bajita de lo que pensé, pero hermosa... Hasta diría que se parece a usted señorita Ronan, pero usted es más vivaz.

¿Acaso me acaba de decir hermosa? Mi garganta comenzó a secarse. El, al ver que yo no hacía nada. Recuperó la compostura.

—Señorita, ya es tarde... Por favor, recoja sus cosas, la llevaré a casa.

—No se preocupe, puedo irme en un rato, necesito terminar algunas cosas —Mire el desastre que había mi escritorio, mi celular seguía reproduciendo la canción de Selena.

—Soy tu jefe, estamos en la oficina. Yo mando, la espero en el lobby.

<<Mierda>>

Odiaba sentirme tan débil a su lado. Pero es que... El maldito era tan lindo y sexy. Deseaba saber más de el, los Rinaldi's eran tan reservados con sus vidas. Lo aprendí de Nicolás Rinaldi, mi antiguo jefe, o al menos el jefe de mi jefe. La última vez que le vi, estaba con una copa de sus manos, el ceño fruncido escuchando a unos empresarios hablar, yo estaba en la conversación y cuando le preguntaron algo a Nicolás, el decidió callar. Luego de eso, los rumores comenzaron a volar, pues la pregunta era referente a su vida personal, junto a una pequeña burla de su sexualidad.

—Pensé que tardaría más señorita... —Había estado moviéndome en automático, no me iba a salvar. Cuando sentí la mano de mi jefe en mi espalda baja me estremecí y no pude evitar mirarle. Me abrió la puerta y también me miró unos segundos. Pero para mí... Fueron horas.

<<Santa mierda>>

Maldije una y otra vez cuando lo tuve tan cerca y lo único que pude hacer fue lamerme los labios y babear, pues su boca se me antojo. Era una puberta, no tenía sexo y mi último novio me había sometido por años, había llevado una relación bastante tóxica.

—¿Tiene hambre? —El hombre se desabrochó los botones del saco. Se notaba su trabajado abdomen.

—Si...—Respondí con sinceridad.

—La invitare a comer algo, que se le antoja...

<<A ti chiquito>>

—Lo que usted prefiera... —Añadí ignorando mis propios pensamientos.

—¿En serio? No prefiere algo en especifico...

<<¿Tengo que repetirlo? ¡A tiiii!>>

¡BASTA SOFÍA! Calma esas hormonas, es tu jefe y seguramente está casado o al menos tiene novia.

—La llevare a uno de mis lugares preferidos... —Luego de un viaje de unos 15 minutos bajo la lluvia y un poco de música bastante lenta. Llegamos.

Sin duda era todo el caballero, se bajó del auto con un paraguas y me abrió la puerta, estaba tan encantada con el. Siempre había soñado con alguien perfecto, pero eso eran sueños.

—Tesoro, benvenuto, è sempre un piacere vederti [Querido, bienvenido, siempre es un placer verte] —Una señora regordeta y con las mejillas rosadas se acercó a él, besando sus mejillas. Santi no pareció gustarle la cercanía de la mujer. Pues la abrazó.

—È sempre un piacere tornare qui [Y siempre es un placer volver acá] —El respondió con ese acento que volvía loca a cualquiera.

—E chi è questa bellissima signora? [Y quien es está hermosa señorita?]—La mujer estiró su mano hacia mi. Me presenté en voz baja, no quería interrumpir el cambio de animo que había tenido mi jefe cuando entro al lugar.

—È la mia assistente... Se non è fastidio, vogliamo un po 'di vino e la specialità della casa, per favore. [Es mi asistente, si no es molestia, queremos un poco de vino y la especialidad de casa] —La mujer se retiró luego de despedirse con una mano. El hombre me escoltó a una mesa, habían algunas fotos en las paredes. Sin duda un lugar hogareño.

Jamás imaginé que mi jefe vendría a este tipo de lugares, tan familiares.

—¿En qué piensa? —Me atreví a preguntar como la atrevida y loca que soy. El giró su mirada hacia mi y me sentí como ya tonta luego de ver su sonrisa.

EME


BOSS || #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora