~ S O F I A ~
Una vez llegue a casa tiré mis cosas al suelo y me tire a mi cama para llorar como una nena. Me trajo recuerdos muy feos de mi pasado y eso, sin duda, me dolía dentro de mi. Estaba segura de que esa mujer no me dejaría en paz, por eso, necesitaba terminar cualquier cosa con Santino. Me hacía daño.
Pero, a la vez, estaba tranquila a su lado. Me sentía segura y el no tenía la culpa de los actos que tomaba su esposa, claro que podía divorciarse cuanto antes, pero yo entendía que era muy cercano a su familia y era una decisión difícil de tomar.
Aunque dentro de mi quería ser egoísta, obligarlo a tomar una decisión rápido, si me quería, debía hacerlo. Por los dos.
Todo tenía que ser muy difícil para ambos, el había vivido su propio infierno y yo el mío. Cada quien merecía ser feliz, merecíamos ser felices, juntos o por separado. Pero lo necesitábamos serlo.
—Mamá, dime que hacer —Sollocé con mi celular en mi mano. Me había levantado de la cama para atender la llamada de mi madre que siempre tenía.
—Pequeña, me gustaría ser de más ayuda —Ella siempre estaba ahí para apoyarme—. Sabes que quiero que seas feliz pequeña, por eso te dejamos ir hasta Italia, lejos de ya sabes...
—Pero acá no he tenido paz mamá —Era mentira, cuando Santino me besaba o me abrazaba me sentía en completa paz—. ¿Debería regresar?
—Mi niña, siempre te he dicho que debes tomar tus propias decisiones, y si lo que quieres es regresar, así lo aceptaremos... Podrías regresar a la academia...
Eso era tentador pero a la vez me sentía con miedo de que mi ex regresará a mi vida y volver a caer, no era tan fuerte para no dejarme llevar ante el. Era débil y si él media que cambiaría como todas aquellas veces, caería.
—Tengo que pensarlo mamá —Tampoco era una decisión que tomaría a la ligera, el bienestar de mi familia estaba en juego—. ¿Cómo está la abuela?
Justo para cuando mamá me comenzó a responder tocaron la puerta. La interrumpí para preguntar quién era.
—Soy Santino pequeña, te he traído algo para comer —Su voz me hacía temblar. No era la primera vez que me sentía de esa forma, pero hace mucho tiempo que no podía controlarme.
—Mamá, te llamo en un rato, tengo visitas... —Susurré para luego colgarle, una parte de mi no quería hablar con Santino, pero la otra moría por besarlo. Trague saliva y abrí por fin la puerta. Santi había sacado su camisa blanca del pantalón, tenía un par de botones abiertos y se veía más relajado.
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BOSS || #1
RomansaSantino Rinaldi era el típico hombre de negocios que estaba harto de las mujeres fáciles, frente a todos era un hombre frío y sombrío, como si esa fachada era algo para cubrirse las espaldas. Luego de que su prometida lo dejara a un par de días de l...