Desde que había encontrado el pabellón femenino y haber creado su territorio allí, no había hecho otra cosa que coser vestidos de novia luego de haber confeccionado con retales algo más digno para él que un uniforme. Además de lo que podría parecer un entretenimiento, buscaba desesperado una compañera, una esposa que llenase ese vacío en su corazón y con la que tener una familia. Aquella era una ardua tarea, pues toda mujer que encontraba, quería huir de él, a todas debía cortar algunas partes que sobraban en el cuerpo femenino y ninguna sobrevivía al proceso. Aquello le hacía sentir tanta desazón que decidió que los cuerpos desechados que les parecía más bonitos los utilizaba para hacer hermosas figuras que representaba lo que más anhelaba como lo era casarse y estar junto a su amada cuando está diese a luz. Parecía mentira que desde que escapó de su prisión, con un gran escozor por todo su cuerpo y parte de su cara hasta construir un hogar con sus propias manos, tan solo le llevase un día. Había estado tan entusiasmado que había pasado por alto necesidades básicas como la de comer. Y lo cierto era que se encontraba hambriento y algo cansado, por lo que antes de buscar algún lugar para dormir, prefirió hacer una pequeña expedición hasta encontrar comida, quizás en la cocina de aquel asilo aún quedase comida si los demás no habían arrasado con todas las provisiones. Siempre le quedaba la alternativa de buscar una máquina expendedora y llevarse todo lo que hubiese dentro.
Anduvo hasta llegar a la sala de gimnasia donde colgaba a las que fueron sus candidatas favoritas, las que más aguantaban el proceso para volverlas perfectas, decidió que explotaría más allá, quizás encontraría algo de alimento. Ya tendría tiempo de dedicar más tiempo a encontrar comida y quizás un par de camas para convertirlas en una de matrimonio.
Se extrañó al ver que en aquella sala se encontraba las rejillas del conducto de ventilación tirada en el suelo. Antes siquiera replantearse si una nueva chica había ingresado en su territorio, escuchó el ruido de algo caer en otra habitación, y podría jurar que provenía de la capilla. Corrió arduo con cuchillo en mano y abrió con rudeza la puerta donde quizás se escondía su futura esposa. Ante el se mostraba una figura desnuda, llena de sangre, pero delgada y de una estatura considerablemente inferior a la suya. El corazón casi le da un vuelco al ver estructura ósea tan delicada, sin vello aparente, como una dama debe lucir.-¡Cariño!- Se apresuró a llamar embelesado, haciendo que aquella figura se girase y mostrase no sólo unos pantalones rotos entre sus manos, si no una amplia sonrisa. Eddie detuvo su andar de raíz, se quedó paralizado por un momento, había cometido un error. No se trataba de su cabeza rasurada, pues por desgracia muchas mujeres que encontraba se hayanban igual y sabía que con el tiempo volvería a crecer. No, ese no era el problema, lo era toda ella, era asquerosa. Con la sangre y que estaba de espaldas no se había dado cuenta, pero ahora de frente y más cerca pudo contemplar un cuerpo lleno de costuras por todas partes, le faltaba un trozo de nariz, una gran cicatriz aún cosida recorría desde el lado izquierdo del comienzo de la mandíbula, atravesando entremos ojos y finalizando en un recorrido por su cabeza. También adornaba aquellos hilos sus brazos y piernas, una especie de gran asterisco en su torso que abarcaba no solo su cuello en vertical, si no por su entrepierna en la cual no había nada, ni un asqueroso y vulgar trozo de carne, ni el templo de la vida que él buscaba hacerle a su futura mujer. Simplemente una grotesca cicatriz recorriendo una zona lisa. No era ni un hombre, ni una mujer, era una muñeca espantosa y remendada.
-¡Papá!- Gritó con energía y alegría quien parecía tener una juvenil voz. El novio se puso alerta al ver que aquella cosa corría en su dirección, pero no podía evitar sentir confusión por como lo había llamado. Estaba seguro de que él no tenía hijos, a pesar de ser lo que siempre quiso, y de tenerlo, no sería algo tan repulsivo. Quería acabar con esto de un rápido corte en la garganta del otro, pero no parecía querer atacarlo, más bien parecía emocionado. Puso su mano en la cara del más bajo mientras lo miraba severo, evitando que el chico lo abrazara. -¡Papá! ¡Al fin te encuentro! ¡Te echaba de menos!-
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ACLARACIONES:
1. El primer dibujo pertenece a mi amiga badwr1te con la que he creado este personaje y además le dedico este capítulo. ❤️2. En este fanfic tomo como premisa que Eddie solo captura a los que les parece más lindos o femeninos. Y como en el juego prácticamente todos comparten el mismo físico y cara (solo que a veces se modifica para estar mutilados), pues en mi headcanon para este fanfic, todos eran guapos.
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Doll(y)
FanfictionSiempre había deseado ser padre, demostrar ser uno mejor que el que él tuvo. De algún modo esa cosa remendada parece guardarle un gran cariño y seguirlo a todas partes, tendrá que perderlo de vista. Excepto Jack y Dolly, el resto de personajes pert...