Capítulo 13

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—Maravillosa, sublime, eres como un regalo...— Admiró Eddie al ver a Dennis salir de las duchas con aquel vestido, lamentaba no haber podido encontrar medias y tacones. —...Una regalo para...— No terminó la frase cuando apareció su hija. —Las dos sois mi regalo— Corrigió nervioso, rodeando con sus brazos a las dos; a Dolly por los hombros y a Dennis por la cintura.

Si todo salía como lo había planeado, pronto tendría una esposa, además de una madre para Dolly, y podrían salir de esa ratonera llena de violadores y malicia. Entonces podría buscar un buen hogar, uno tranquilo donde mantendría a su familia a salvo, ya que a menudo le carcomía el temor de que algún desaprensivo aprovecharse que su hija se encontraba sola para abusar de ella. Incluso en aquel momento no terminaba de atreverse a dejar sola a Dolly con Denisse. Aquellos gritos de auxilio de su hija aún le rondaban por la cabeza, no deseaba volver a oír tal desesperación salir de los labios de su pequeña princesa. Pero por otra parte, a Dolly parecía agradarle, era por ello que le había dado una segunda oportunidad.

No podía engañarse a sí mismo, deseaba tocar más a Denisse, hacer algunos cortes y arreglos a su cuerpo. Tomarla como esposa y hacerle un bebé, su bebé. Pero no quería apresurar las cosas, ya que corría el riesgo de que Denisse no estuviese preparada y la perdiese para siempre. Sabía que de ser así, Dolly se pondría triste, y no querría ver lágrimas en aquellos ojos inocentes y llenos de vida. Sentía que nada le destrozaría más el alma que ver a su hija llorar, era por ello que sería paciente.

***

Había anochecido, Dennis estaba cocinando, de hecho, sentía que la mayor parte del día no había salido de la cocina. Se sentía como una esposa de los los años cincuenta, y eso le era por demás incómodo, incluso más que el hecho de usar un vestido. Al menos mientras estaba cerca del fuego podía quitarse ese estúpido sombrero.

—¡Hola Dennis!— Saludó alegre mientras entraba a la cocina. —Mi papá me ha pedido que te ayude—

El mayor dio un respingo por el sobresalto, pero rápido mostró su sonrisa más cálida, aunque realmente era fingida

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El mayor dio un respingo por el sobresalto, pero rápido mostró su sonrisa más cálida, aunque realmente era fingida. —Que chica tan buena y obediente.— Pudo comprobar que sus palabras y el modo tan maternal de decirlo pareció agradar al menor, pues este puso sus manos a su espalda mientras mostraba una amplia y dulce sonrisa.

—¿Te puedo ayudar en algo?— Preguntó Dolly.

—Si, si que me puedes ayudar en una cosa...— Sonrió malicioso para sus adentros, y un pensamiento cruzó por su mente. "Niña tonta... Al fin vas a ser útil."

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