Capítulo 30

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El relato le había dejado mal cuerpo al mayor, quien podía imaginar lo desesperado que debía estar aquel chico si tuvo que saltar por una ventana. Pero tampoco quería indagar mucho, ya que no quería sentir más compasión por ese chico y terminar por encariñarse. Menos aún teniendo en cuenta que todavía no podía determinar si de un momento a otro lo atacaría.

Comenzó a caminar despacio en dirección al hueco del ducto.

—Waylon... ¿Quieres ir a casa?— Aquella pregunta sorprendió al informático.

—Si... Extraño a mi esposa y a mis hijos.— De un salto alcanzó el hueco y fue entrando de nuevo por donde había salido. —Lo siento, pero no puedo entretenerme mas—

—Esta bien—

—Mierda— Se escuchaba en el interior del ducto.

—¿Sucede algo Waylon?— Preguntó Dolly curioso y algo más tranquilo.

—No puedo avanzar— Respondió con fastidio mientras observaba unas aspas bloquear el camino.

—Yo podría llevarte a la salida— Se ofreció el menor y acto seguido vio asomarse la cabeza del rubio.

—¡¿Qué?! ¡¿Enserio?!—

—Si. Luego de salir de esta habitación...— Comenzó a indicar —Cierto, la llave— Recordó avergonzado.

El mayor gruñó hastiado para un segundo después abrir grande los ojos. —¡Lo tengo! Dolly, tengo una idea.— Quiso contarle su plan, pero justo se escuchó como la cerradura de la puerta se abría, por lo que optó por esconderse de nuevo.

La puerta se abrió y fue Eddie quien entró con algunas bolsas de pasteles y patatas fritas.

—Hola papá...— Saludó Dolly cabizbajo.

—Lo que quedaba se carne se estaba echando a perder... Así que te he traído lo único que había...— Explicó incómodo.

***

Ver la expresión tan triste en su hija le dolía como mil cuchillos cortando su piel. Él solo deseaba verla feliz y risueña como siempre. Pero no era fácil, nunca se había caracterizado por su delicadeza. Se sentía como un bruto que había herido los sentimientos de su pequeña, quien era inocente e inmaculada.
Dejó todos esos paquetes en la falda de su hija —Gracias, papá...— Rompiendo el envoltorio de un bizcochito de chocolate y acto seguido se lo llevó a la boca.

—Dolly...— Se sentó en la orilla de la cama, mirando al suelo y soltó un pesado suspiro. —Perdoname... No debí gritarte... Estaba muy asustado... Creí... Creí que no despertarías nunca...— No escuchó respuesta alguna, solo el sonido de más bolsas abriéndose. Decidió proseguir su monólogo, ya que no sabía que más hacer. —Cuando vi a Denisse con intenciones de lastimarte entré en cólera, pero cuando vi que saltaste... Cuando vi que estabas en el suelo, inerte, con sangre emanando de tí... Pensé lo peor... Sentí que yo también me moría...— No se esperó sentir unos brazos rodeando su tórax y un rostro pegarse a su espalda.

—Esta bien, papá... Siempre vienes a salvarme. Eres el mejor papá del mundo.— Definitivamente esas palabras tocaron su fibra sensible.

Se volteó lo que pudo por su posición y rodeó con sus brazos a su pequeña, quien escondió su rostro en el pecho del mayor y correspondió el abrazo

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Se volteó lo que pudo por su posición y rodeó con sus brazos a su pequeña, quien escondió su rostro en el pecho del mayor y correspondió el abrazo. Se quedaron en esa posición durante unos minutos, para luego separarse un poco y besar la frente de la menor.
Ahora estaba completamente convencido de que nunca lastimaría a su hija, él no era como su padre, ni lo sería nunca.

***

NOTAS FINALES

1. En teoría debería haber dibujado a Eddie en uno de los lado de la cama. Pero se veía tan contorsionado para abrazar a Dolly, que al final lo dibujé a los pies de la cama. Honestamente, debo buscar un modo de tener modelos para ciertas poses. u_uU

2. ¿Quien no querría que luego de ser regañados, al menos nos dieran luego como compensación un montón de snacks? :')

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