[HISTORIA BASADA EN LOS LIBROS, NO EN LA PELÍCULA]
Vivianne McClean era una chica que soñaba a lo grande, dispuesta a tener su propia compañía de revistas, siempre carismática y amable, de gran corazón y siempre ahí para ayudar a los demás. Claro, t...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
LLEGARON INTRUSOS AL PERÍMETRO DEL CAMPAMENTO DONDE YO MONTABA GUARDIA CON MIKE, HAYES Y DOS CHICAS MÁS. Hayes fue el primero en notarlos y Mike luego hizo que pidiera autorización al Huidizo para proceder, y una vez todos tuvimos permiso, el plan se puso en marcha. A Mike y a mí nos tocaba un flanco mientras que a Hayes y a una de las chicas otro, manteniendo los ojos puestos en Marie que será la carnada para atraer la atención de los hostiles y apartarlos del perímetro lo más pronto posible.
Sin embargo, cuando escuchamos la información que Marie logró obtener a través del radio comunicador la situación se puso aún más pesada.
—Son FEP, chicos. Puedo ver su signo desde aquí.
—Mierda.
—Hayes, tú llevas el mando hoy. ¿Cómo procedemos? —le preguntó Mike con la radio mientras yo alzaba mi rifle y usaba el lente para observar el objetivo.
Marie tenía razón, sí se trataba de las FEP. Jamás podría olvidarme de aquel uniforme cuando yo misma cosí aquellas prendas.
—No podemos enviarlos a otro sitio porque seguirán buscando —dijo Hayes y Mike y yo asentimos con la cabeza—. Tenemos que aniquilarlos, no hay de otra.
Mike me miró.
—¿Tienes problemas con ello?
—Amigo, he esperado por una oportunidad así desde que tengo diez.
Mike no sonrió.
—¿Las órdenes, Hayes?
—Vivianne, ve con Marie y espera la señal. Mike, ven con nosotros, los inmovilizaremos desde aquí mientras Marie y Vivianne reúnen todo lo que pueden. Chicas, no tienen permiso de disparar a menos que sea necesario y esperen a que estemos con ustedes. ¿Me copian?
–Copiado.
–En movimiento, ya.
Me mantuve agachada, oculta entre el pasto alto, mientras me acercaba a Marie sin hacer ruido alguno y cuando llegué a su altura, las dos esperamos la señal con la respiración agitada. Luego, después de unos largos segundos donde aguardamos hasta que los hostiles —un hombre y una mujer— estuvieran lo suficientemente cerca, ambos chillaron de sorpresa cuando los Azules los alzaron al aire, manos y brazos separados para que no pudiesen agarrar sus armas de fuego.
Marie y yo nos movimos, trotando todavía agachadas hacia ellos y cuando estuvimos cerca los chicos desplomaron sus cuerpos contra el suelo sin pudor alguno, por lo que los hostiles se quejaron con una exclamación. Me colgué el rifle y tomé las muñecas del hombre mientras Marie se encargaba de la mujer, atando sus manos y pies con taira, y cuando terminamos Marie le sacó las armas y yo tomé los tranquilizantes, incluyendo la mini bocina con el Ruido Blanco programado, volándolo en pedazos con mi fuego.
Los de las FEP abrieron los ojos cuando se dieron cuenta que soy una Roja.
