Capítulo 35. Ver su sombra

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      BLOQUEÉ TODOS MIS SENTIDOS, ENFOCÁNDOME SOLO EN MI OÍDO

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      BLOQUEÉ TODOS MIS SENTIDOS, ENFOCÁNDOME SOLO EN MI OÍDO. RESPIRÉ HONDO, DESENTUMÉ LOS MÚSCULOS Y ABRÍ Y CERRÉ LAS MANOS, RELAJANDO EL CUERPO, ESCUCHANDO CON ATENCIÓN. Mis párpados se cerraron y pronto todo estuvo negro, aunque solo por unos segundos, pues por fin pude sentirlos, el calor que sus cuerpos desprendían. Sentí cosquillas en mis dedos por eso, por ese tibio calor corporal que mi poder quería absorber, apoderarse, pero controlé mis ansias y seguí concentrándome, escuchando el silencio, atenta a él.

Con los ojos cerrados todo era mucho más claro, más nítido. Practicando como el agente Villanueva me enseñó he podido aprender a bloquear mi alrededor para solo enfocarme en el silencio que me rodea, para aprender a sentirlos, a anticipar el ataque antes de que sucediera. La tarea no había sido fácil al principio, pero el truco estaba en relajarse, en dejarse llevar, y una vez aprendí a dominarlo, ya no hubo vuelta atrás.

Nadie podía contra mí.

Así que cuando me moví, también lo hice con los ojos cerrados, y sin hacer ruido giré sobre mis pies, manos en movimiento, y pude sentir mi fuego hacer erupción como un volcán. No tuve miedo de él—ya no—, sino que lo acepté y lo guié hacia donde quería atacar, y cuando escuché el grito de uno de los soldados de mi entrenamiento fue que abrí los ojos, lista para la batalla. La estancia pronto se llenó de movimiento y yo estuve rodeada de oponentes, pero tampoco me sentí presionada, la adrenalina corría por mis venas y el fuego rugía en mis oídos, y, sin embargo, no di rienda suelta a la fuerza de mi poder, sino que lo mantuve controlado mientras daba vueltas sobre mis pies con los ojos fijos en el círculo de oponentes que me rodeaban.

Detrás de ellos pude localizar al agente Villanueva, su ceño fruncido y los brazos cruzados, concentrado en mis movimientos. A su lado esperaban los asistentes con los extintores, listos para apagar el fuego de los trajes que la Liga diseñó para los soldados que entrenaban conmigo, dado a que necesitaba darle forma a mis poderes y con su ayuda he podido lograrlo. Despegué los ojos de mi entrenador y me concentré en mi objetivo: derrotar a los siete hombres que me rodeaban. Usualmente espero a que alguien ataque primero porque Villanueva se enfocó en ayudarme a anticiparlos, pero esta ves decidí dar el primer paso.

No se lo esperaban.

Me agaché y con una sutil maniobra usé mi pie para tumbar a todos los hombres que fuera posible. Tres cayeron y los otros cuatro se movieron al instante, pero a uno le di un puñetazo, a otro lo mandé lejos con una ráfaga de fuego y a los otros dos que venían hacia mí los distraje cuando rodé por el piso entre el espacio que dejaban, pegándoles con el codo en la parte trasera de la rodilla para hacerlos caer cuando los tuve detrás de mí. Esquivé el golpe de uno cuando me levanté, le pegué una patada a otro y a dos los eliminé usando mi fuego.

Solo quedan cuatro más.

Alguien me golpeó y caí de cara al suelo, pero fui rápida y giré sobre el piso para esquivar el pie que estaba por aplastarme la espalda, y quemé la pierna del oponente. Tres ahora; era muchísimo más fácil trabajar con tres oponentes que con siete, pero todo dependía de la destreza en el combate y estos hombres eran buenos. Sin embargo, me aseguré de estar a su altura haciendo una única cosa: ser su igual. Así que no peleé con mis facultades, sino con un simple combate cuerpo a cuerpo, a puñetazos limpios y fuertes patadas, y antes de siquiera saberlo la pelea terminó.

Game of Survival | The Darkest MindsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora