Capítulo 27. Defensora [MARATÓN DE SAN VALENTÍN]

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      ME CONVERTÍ EN UN REMOLINO DE FUEGO RODEADA DE FUEGO

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ME CONVERTÍ EN UN REMOLINO DE FUEGO RODEADA DE FUEGO. Mientras luchaba contra las FEP y los Rojos que trataban de dominarme, me convertí en algo más que una persona, que una psi con poderes extraños y maravillosos y algo más que una simple sobreviviente. Yo fui una defensora y ni siquiera las FEP podían disparar con puntería porque era demasiado fuego, demasiadas llamas a la vez danzando con furia a mí alrededor.

Los cinco Rojos que me rodeaban atacaron en mí contra, todos a la vez, y su fuego me obligó a caer de rodillas con las manos alzadas hacia arriba, como si tratara de evitar que algo me cayera en la cabeza y me aplastara, cuando en realidad usaba un escudo para protegerme de ellos. Me sudaba la frente y el cuerpo entero me temblaba, pero nada de eso importaba porque yo estaba resistiendo.

Era un esfuerzo inmenso luchar contra cinco Rojos a la vez, pero me di cuenta que mi poder no se igualaba al de ellos y jamás lo haría porque la única diferencia entre nosotros era que yo no estaba siendo controlada por Clancy Gray. Gruñendo por el esfuerzo, me las arreglé para levantar un pie y me impulsé hacia arriba y el grito que salió de mí me desgarró la garganta. Empujé mi fuego como si intentara levantar una pared y el cuerpo entero me tembló, pero yo seguí luchando y seguí luchando. Y entonces estuve completamente de pie.

Hubo una explosión.

El fuego salió de mí como la erupción de un volcán, circulando como un tornado antes de estallar y arrasar con todo aquel que estaba cerca. Fue demasiado fuerte... yo fui demasiado fuerte. El fuego destruía todo a su paso como una ola de fuego eterno, derrumbándolo todo, quemándolo todo, y los que pudieron librarse salieron volando por la explosión, seguido por los escombros, ramas y arboles con los que arrasé.

Nadie se levantó.

El escudo apareció antes de que los disparos me golpearan, protegiendo mi espalda con un perfecto círculo de fuego. Giré sobre mis propios y alcé la mirada, entrecerrando los ojos ante la luz del helicóptero que me apuntaba con una metralla, pero cada disparo que salía se pulverizaba justo cuando impactaba contra mi escudo de fuego, por lo que nada podía hacerme daño.

Mis ojos se conectaron con los del soldado que me disparaba y yo sentí algo quebrarse dentro de mí, el pasado destruyéndome como nada que me haya destruido jamás. Las imágenes de las FEP que se habían burlado de mí, me habían humillado y atado al poste del Jardín, que me pateaban y me escupían, que me llamaban un millón de cosas; todo eso se avecinó sobre mí incluso con más fuerza que mi poder, llenándome los ojos de lágrimas.

Abominación. El fuego, abrasador y salvaje, se arremolinó a mi alrededor, creciendo alto, arriba, arriba y arriba. Fenómeno. Su rugido era lo único que podía escuchar, lo único que podía sentir, por lo que latía mi corazón, la razón por la que mi alma ardía. Niña maldita. Todo se convirtió en una canción salvaje dentro de mí, un tambor de guerra, el nacimiento de una fuerza que el mundo simplemente no estaba preparado para enfrentarse. Hija del diablo.

Game of Survival | The Darkest MindsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora