Capítulo 33. En la luz de la verdad

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      YA SE ESTABA CORRIENDO LA VOZ POR EL CUARTEL COMPLETO PARA CUANDO LLEGAMOS AL VESTÍBULO DE ENTRADA MIENTRAS QUE ALBAN, agentes de alto rango y demás consejeros bajaban al nivel inferior donde estaba la enfermería, murmurando preguntas entre ...

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      YA SE ESTABA CORRIENDO LA VOZ POR EL CUARTEL COMPLETO PARA CUANDO LLEGAMOS AL VESTÍBULO DE ENTRADA MIENTRAS QUE ALBAN, agentes de alto rango y demás consejeros bajaban al nivel inferior donde estaba la enfermería, murmurando preguntas entre ellos con expresiones sombrías. Nosotros ya los estábamos alcanzando y Jude, caminando entre nosotras con Nico pisando nuestros talones, se aferró a la brújula que Alban una vez le regaló para su colección de objetos, alegando que algún día se convertiría en un explorador excepcional.

Y, sin embargo, como Jude era un amarillo y su toque siempre tenía una débil carga eléctrica, la punta de la brújula siempre lo señalaba a él en vez de apuntar al norte.

—¿Qué fue lo que viste, exactamente? —le preguntó Ruby y Jude parpadeó, y verle los ojos hinchados y enrojecidos de posiblemente llorar hizo algo con mi corazón.

—Cuando los vi entrar Cate me hizo salir. Escuché a Alban preguntarle a Jarvin cómo pudo haber pasado y Rob le dijo que fue un accidente —Jude se detuvo, alzando el cuello para revisar que nadie estuviera cerca para escucharnos—: Pero yo no lo creo.

Ruby y yo nos miramos.

La enfermería estaba justo debajo del atrio, que ocupaba gran parte del piso, repleto de máquinas y camas y equipos médicos con los que las pocas enfermeras y otros doctores que la Liga logró conseguir trabajaban. He estado ahí un par de veces y solo una vez había sido por algo grave, cuando estaba entrenando y perdí el control por un golpe que recibí que no fue para nada amistoso y me descarriló. El agente Villanueva, mi entrenador, tuvo que usar el Ruido Blanco conmigo para noquearme del todo y lo único que recuerdo de aquel día es haber llegado a la sala de entrenamiento y luego despertar en una de las camillas de la enfermería con una intravenosa conectada a mi brazo.

Jude trató de entrar en la sala, pero Ruby no se lo permitió y yo los empujé a ambos para apiñarnos frente a la ventana de observación, donde otros agentes también observaban cómo los médicos arrastraban la camilla que llevaba una bolsa negra encima hasta el fondo de la sala, junto al biombo. Mi corazón estaba latiendo rápido y me encontré deseando que no se tratara del chico Verde, no porque esto era una muerte de un trabajador de la Liga, sino de un niño psi.

Sí, una vez sellas el cotrato de formar parte de la organización tienes que tener en claro que en cualquier momento podrías perder la vida allá fuera, pero esto... esto me ponía los vellos de punta.

Y entonces abrieron la bolsa y sacaron el cuerpo de Blake Howard para colocarlo sobre una plana mesa de metal.

—Oh Dios mío, es él —jadeó Jude, tirándose del cabello—. De verdad era él...

—Hay que sacarlo de aquí —le dije a Ruby y ella asintió, tomando a Jude del codo para arrastrarlo por donde Nico se había ido, alejándose de nosotros.

No me sorprendía que Jude haya reaccionado como lo hizo, si él, Nico y Blake eran inseparables. Blake incluso era el único que lograba soportar el parloteo de Jude sin molestarse siquiera. La única vez que he visto a Nico sonriendo fue cuando Blake contaba una historia sobre cómo de niño se rompió la muñeca y se creía el Hombre Elástico de los Cuatro Fantásticos, matando a Jude risa a tal punto de tenerlo encorvado en la silla y los ojos llorosos de tanto reír.

Game of Survival | The Darkest MindsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora