Capítulo 34. Negocios con un Stewart

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—SERÁ MEJOR QUE TE EXPLIQUES, STEWART

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SERÁ MEJOR QUE TE EXPLIQUES, STEWART.

Cole suspiró, largo y pesado.

—Trabajaba como técnico de laboratorio en Leda Corporation, en la investigación sobre los psis que Gray encargó. Han oído de ello, ¿no? —Ambas afirmamos—. Alban quería saber qué clase de experimentos se hacían allí y si había encontrado algo, pero también se suponía que debía informar si creía que era conveniente sacar a los niños de ahí o no.

—Nico —murmuré—. Ese era el programa en el que estaba.

—¿Así que la información que robaste era lo que estaba en la memoria? —le preguntó Ruby y Cole asintió.

—Bueno, algo así...

Entrecerré los ojos.

—¿Eso qué quiere decir?

—¿Qué es lo único que unos padres quieren saber de un niño muerto?

La causa.

Desde que empezó el brote de muertes y se hicieron cada vez más numerosos, los científicos se vieron obligados a trabajar sin descanso alguno en búsqueda de la causa de muerte. Han ido desde la fiebre alta hasta la falta de glóbulos blancos, pero nunca se llegó a nada concreto que sirva como causa ante la rapidez con la que los niños que no sobrevivían a la ENIAA morían.

A mi mismísima madre, una cardiocirujana, la solía encontrar varias veces en vela leyendo montones de libros y páginas web de medicina para ver si encontraba algo que lograba asemejarse con los síntomas y lo que provocaba en el cuerpo de los niños, pero nunca supe si logró descubrir algo.

Para ese entonces ya estaba en Thurmond.

—No pude ver la información antes de descargarla —continuó diciendo Cole—, pero logré escuchar una conversación la tarde que llegaron a la conclusión de las pruebas. Tenían una idea de que el responsable es el Gobierno. Aunque cerraron el laboratorio y mataron a todos los que trabajaban ahí el día después que me apresaron, debe ser prueba suficiente para todos, ¿no?

Me agarré la cabeza. Esto era grande, sumamente grande.

—¿Y la memoria? ¿Cómo la sacaste?

—Fácil. La cosí en mi chaqueta y los amigos que hice ahí no me chequearon. Literalmente lo más sencillo que he hecho en mi vida —Cole chasqueó la lengua—. Hasta que mi maravilloso hermano vio que las FEP se dirigían a mi apartamento, cogió la chaqueta por error y salió corriendo.

Mierda.

Mierda, mierda, mierda.

Liam, sabrá Dios dónde estaba, no tiene ni idea de lo que tenía encima, quizás lo único que pondría a toda América de cabeza y por fin desataría la revolución que necesitábamos para sacar a todos los psis de todos los campamentos que existen.

Game of Survival | The Darkest MindsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora