Capítulo 28. Juntas hasta el fin de los tiempos [MARATÓN DE SAN VALENTÍN

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    VERLO CAER FUE COMO SI TODO ESTUVIERA EN CÁMARA LENTA, el grito de Ruby se oyó opacado y Liam corría hasta él, usando sus poderes de Azul para empujar al padre de Jack dentro y cerrar la puerta con pestillo

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    VERLO CAER FUE COMO SI TODO ESTUVIERA EN CÁMARA LENTA, el grito de Ruby se oyó opacado y Liam corría hasta él, usando sus poderes de Azul para empujar al padre de Jack dentro y cerrar la puerta con pestillo. Las personas que se asomaban para ver qué sucedía saltaron en exclamaciones, insultos y maldiciones subidas de tono. La mancha roja en el hombro derecho de Chubs se hacía cada vez más grande.

Al ver que Ruby no lograba ni moverse, la aparté de un empujón y me quité la chaqueta que me protegía del frío para hacer presión en la herida de Chubs y detener la hemorragia. El chico me puso una mano ensangrentada sobre la mía y boqueó para decir algo. 

—No hables, conserva las energías, amigo. ¡Stewart, tenemos que sacarlo de aquí ahora!

—Oigan, esperen, ya estoy llamando a emergencias —un hombre se nos acercó, manos alzadas en el aire sujetando un móvil—. La ayuda ya viene de camino.

Ninguna ayuda vendría por nosotros.

—¡Las FEP estarán aquí en cualquier minuto! ¡Tenemos que sacarlo de aquí, Liam! ¡LIAM!

Por fin el Sureño reaccionó, se guardó el arma que Mike le había dado en los pantalones y tomó a Chubs de los brazos mientras Ruby lo tomaba de las piernas.

—¿Qué hacen? ¡No deben moverlo! ¡No lo levanten!

—¡NO SE ACERQUE!

El hombre que pretendía ayudarnos o detenernos retrocedió, pero solo un poco. Las demás personas nos gritaban que nos quedemos, que la ambulancia llegaría en cualquier momento, pero lo que ellos no sabían era que las FEP que nos odiaba tanto también vendría a por nosotros y no ayudarían a nadie además de ellos mismos, eliminándonos.

Chubs balbuceaba instrucciones para mantenerlo con vida, pero por más que hablaba, perdía más energías y más se nos dificultaba la situación. Ruby se sentó en los asientos traseros para cuidar de Chubs mientras yo me senté en el copiloto y Liam arrancó en cuanto su puerta se cerró, saliendo del estacionamiento como alma que lleva al diablo.

Nos estábamos gritando, la paz que reinaba minutos antes del desastre desapareció en un chasquido y lo único que hacíamos era gritarnos, histéricos.

—¡Chubs, no dejes de hablar! ¡Sigue hablándonos, amigo!

—Hospital...

—Alexandria está a media hora de aquí, ¡no pienso llevarte hasta ahí! ¡Morirás!

—¡LIAM, SOLO CONDUCE!

—¡¿PERO A DÓNDE?!

—Hospital Fairfax —suspiró Chubs y mi corazón se detuvo—. Mi padre... diles que localicen a mi padre por el...

—¡¿Dónde está?! ¡Charles, háblame! ¡¿Dónde está el hospital?! ¡Quédate conmigo, hombre!

De repente auto comenzó a sacudirse.

Game of Survival | The Darkest MindsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora