Rebelde tentación. (Editando)

Capítulo IX.

Bad Things.

El sonido de la puerta me despertó y por instinto revisé mi celular donde el reloj marcaba las diez con veintisiete. Aparté la vista de la luz cegadora y miré una sombra moverse por la sala, parecía estar buscando algo. Entorné la vista para lograr mejor cuando la luz se encendió cegándome momentáneamente. -¿Kara?- Logré decir con la voz algo ronca por estar durmiendo.

-¿Te desperté? Creí que no estabas aquí.- Comentó aun en la sala.

Después de unos segundos mi vista se acostumbró a la luz, me levante y fui hasta Kara. –Regresé después del ensayo, estaba algo cansada.- Expliqué y Kara asintió algo confundida. -¿Qué buscas?- Pregunté antes de que ella pudiera decir algo más.

Su rostro se iluminó como recordando algo. –Ah. Claro... casi lo olvido.- Rió. -No has visto mi mochila por aquí ¿Cierto?- Preguntó esperanzada. Cuando empecé a negar su rostro decayó. –Mierda, entonces debe estar en el teatro.- Miró alrededor con ansiedad y suspiró con cansancio. –Tendré que encontrar la manera de entrar entonces.- Pasó por mi lado y se dirigía a la puerta cuando la detuve.

-¿A dónde vas? Ya casi es el toque de queda.- Ella me miró como si no entendiera el punto. –Te meterás en problemas de nuevo.- Aclaré.

Kara sonrío con calma. –Creo que aun no te queda claro que eso no me importa. Es más, debo ir a detención toda esta semana por lo de la otra ocasión.- Soltó y después se mordió el labio.

Yo la vi sin entender. -¿Qué otra ocasión?¿Cuando llegamos juntas?- La interrogué. Debía ser otra ocasión ¿Cierto? Si fuera esa vez yo también habría sido castigada ¿No? Pero algo me decía que era justo lo que pensaba. –Kara, habla.

Ella negó y se encogió de hombros. –Da igual si por esa vez u otra, de cualquier modo detención es como mi segundo dormitorio.

-Entonces también tuve que ser castigada.- Me acerqué a ella con paso firme. -¿Por qué no lo estoy? O estuve, como sea.- La situación me parecía extraña, tal vez si estaba castigada por otra ocasión y solo quería ponerme de los nervios, no era nada nuevo. Pero esto parecía de cierta forma diferente.

Kara parecía cansada de tantas preguntas. -¿Quieres saber la verdad, McWiber?- Asentí inmediatamente, ella exhaló y se pasó una mano por el cabello. –Fue por otra ocasión ¿Contenta? Cuando llegamos esa vez nadie nos vio.- Traté de recordar, pero las cosas estaban borrosas hasta el elevador. –Debo ir por mi mochila.

Kara empezó a caminar de nuevo y salió de la habitación y la seguí, la alcancé en el pasillo, ella me vio sin entender que hacía ahí. –Dos cabezas piensan mejor que una.- Ella negó y siguió caminando. Bajamos por las escaleras hacía la salida y la mujer de recepción nos detuvo.

Nos miraba con el ceño fruncido, aunque estaba segura que el gesto iba dirigido a Kara, la mujer se veía intimidante. –¿A dónde creen que van? El toque de queda esta muy cerca.

Kara le sonrío de forma encantadora, aunque eso no sirvió de nada con la mujer. –Vamos por algo de cenar, ya sabe como soy, siempre comiendo.- La mujer la vio con sospecha, más no dijo nada más, así que Kara y yo seguimos nuestro camino.

Una vez fuera del edificio nos dirigimos hacia el teatro. Por alguna razón empezaba a sentirme como en una película de espías, con infiltraciones y robos a gran escala, solo faltaba alguna clase de música de fondo. Caminamos a paso rápido hacia el teatro, después de todo si nos apurábamos no deberíamos tener problemas con el toque de queda, pero al llegar al edificio nos encontramos con el primer problema.

-Cerrado.- Confirmé después de probar abrir la puerta por segunda vez. Por un segundo pensé que Kara sacaría alguna ganzúa de algún lado y empezaría a forzar la puerta, pero no pasó.