Capítulo VI.

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Día de resaca.

(Jade McWiber.)

Un ruido me despertó por la mañana, era casi imperceptible, pero ahí estaba, abrí los ojos con molestia e inmediatamente el dolor me aturdió momentáneamente, un dolor agudo y constante en mi cien, el brillo del sol que apenas atravesaba las cortinas no ayudaba, más bien lo empeoraba todo. Casi lo había olvidado, pero ahí estaba de nuevo, ese sonido sordo, como un murmuro o una clase de quejido, voltee a mi lado buscando la procedencia y por primera vez desde que nos convertimos en compañeras, vi a Kara dormida. Tenía el cabello alborotado sobre su rostro y la boca semi abierta, la escena hubiera sido linda, de no ser por el hecho de que parecía estar teniendo una pesadilla, una bastante mala.

Me levanté de mi cama y fui hacia la suya, parecía estarlo pasando muy mal, así que intenté despertarla. -Kara... Kara...- La moví sin tener ninguna respuesta, parecía de sueño profundo. -Kara, despierta.- Volví a intentar.

Kara abrió los ojos de golpe, muy alterada. -¡No me toques!- Exclamó alejándose lo más que pudo, casi cayendo de la cama. Di un paso atrás, tal vez mi presencia la había molestado. La observé bien, tenía ojeras y parecía estar sudando.

Me acerqué de nuevo ya con Kara más tranquila. –Lo siento, me desperté, te vi algo alterada y pensé que estabas teniendo una pesadilla... O... Eso creo...- Traté de explicarme, pero el dolor de cabeza no ayudaba.

Kara hizo una mueca de disgusto. -Diablos... No hables tan fuerte...- Se rascó la cabeza como buscando aliviar el dolor.

Parecía que ignoraría el hecho de la pesadilla, así que decidí cambiar de tema. -¿Siempre es así?- Pregunté curiosa mientras trataba de mantener mi tono de voz bajo, sentía que hasta el pensar me haría explotar el cráneo.

-Bueno, eso depende, por lo regular no es tan intenso o puede ser mucho peor.- Contestó poniéndose de pié y dirigiéndose a un cajón de su ropero. -Esto ayudará. Toma, ya que esto es mi culpa...- Me lanzó una caja de pastillas y se encogió de hombros, fue hacía el mini refrigerador y sacó dos botellas de agua, me lanzó una y ella abrió la suya.

Observé ambos objetos, parecía que Kara tenía todo preparado. –Supongo que no es la primera vez que te pasa esto.- Dije mientras abría la botella de agua.

Sé encogió de hombros con una sonrisa burlona. -Bueno ¿Qué puedo decir?.- Se escuchó un *Bip-Bip* por parte de la cafetera y empezó a preparar café. -¿Quieres? Te ayudará.

-Claro.- Dije después de pasarme la pastilla con el agua.

Ella empezó a buscar algo y no lo encontró, se rascó la cabeza y frunció el ceño. -Iré por unas cosas, ya vuelvo.- Y sin más salió de la habitación. Me dio la impresión de que Kara parecía de buen humor a pesar de la resaca, algo que me sorprendió mucho, o tal vez solo era el hecho de que se sentía culpable o... Recuerdos del elevador me golpearon de pronto ¿De verdad pasó aquello? La vergüenza me invadió, ahora tenía sentido su actitud conmigo. Deseé con todas mis fuerzas que Kara no tocara el tema, simplemente fingiría que no lo recuerdo, eso pasa mucho ¿no? Perder parte de la memoria cuando bebes demasiado.

Me apresuré a darme una rápida ducha, aprovechando que Kara aun no volvía ya que sentía que apestaba, así que fui por algo de ropa y entre al baño, me duché rápidamente con agua helada para ayudarme a despertar y despejar mi mente, me lavé los dientes y después de desenredar y secar mi cabello lo até en un moño algo despeinado. Salí y encontré a Kara preparando pan tostado, ya había dos tazas en la barra una era un café negro y el otro tenía leche.

Rebelde tentación. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora