Capítulo XL.

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Volviendo a la escuela.

Mis padres habían ido a verme tal y como habían dicho, el caso no procedió mucho más ya que no habían logrado encontrar a John aun, lo que me tenía muy nerviosa, aun así debía volver a la escuela y aunque mis padres no estaban de acuerdo del todo no podía permitirme perder la beca, aun con esta situación en puerta.

-¿Segura que estarás bien?- Era como la quinta vez que Kara me preguntaba lo mismo.

-Que si, todo está bien, no es como si John vaya a entrar a mitad de una clase o algo parecido...- Rodé los ojos y ella me vio preocupada aun, tomé su rostro entre mis manos y le sonreí levemente. -Sé que te preocupas, sé también que te culpas por lo que pasó aun que no deberías... y debo de admitir que eso es muy lindo, pero Kara... estoy bien, no me pasará nada, no colapsaré a mitad de la clase...- Le besé levemente los labios y sentí que se relajó levemente. -Sé que han sido unos días dificiles, ninguna de las dos a dormido realmente bien... y eso es culpa mia.- Vi que quería protestar y la silencie con un dedo. -Si ha sido culpa mía y no me discutas.- Y ella gruñó haciendo una mueca. -En fin... sólo ve a clase, presta atención y te veré luego.

-¿Lo prometes?- Hizo un puchero.

Sonreí, estos días a estado más cariñosa de lo normal, teniendo siempre este tipo de gestos. -Lo prometo.- Ella se inclinó a besarme y después de marchó.

Entré a clases, donde ya me esperaba Kath con una gran sonrisa, me abrazó con entusiasmo lo que por alguna razón me hizo sentir algo incomoda.

-¿Cómo estuvieron tus vacaciones?- Preguntó animada.

-Bien... yo y Kara visitamos a su madre.- Dije evitando el tema.

-Umm parece ser serio.- Dijo viéndome atenta y yo esquive su mirada. -Quiero decir si ella conoce a tus padres y tu a los suyos...

-Si, eso creo, nos tomamos las cosas como van viniendo, pero hay situaciones que nos han unido mucho, así que... no sabría decirte...- Dije viendo un punto fijo y luego verla dándome una mirada curiosa.

-¿Situaciones que las han unido?- Me preguntó dudosa. -¿No es sólo que ya durmieron juntas?- Se río burlona.

-Es más que eso, Kath.- Le aseguré sonriendo y ella me regresó la sonrisa, aunque algo triste.

La clase empezó y no volvimos a hablar, no podía prestar mucha atención a la clase y todos se dieron cuenta gracias a que el profesor se encargó de llamarme la atención en repetidas ocaciones. Al final de la clase mientras todos salían el profesor me mando a llamar.

-¿Está todo bien, señorita McWiber? - Me miró intrigado.

-Claro, sólo estaba... pensando en otras cosas.- Respondí poniendo la mejor sonrisa que podía.

-Nada grave espero.- Me vio serio.

Negué sonriente y me dejó ir aun con duda. Una vez pude salir Kara ya me esperaba para acompañarme a mi siguiente clase, me alegré de verla, sin duda cuando ella estaba cerca me sentía segura. Me resibió con una radiante sonrisa, tan típica de ella.

La abracé por el cuello y me escondí en ella. -Te extrañé.- Dije contra su cuerpo.

-Sé que es imposible vivir sin mi, pero cariño, sólo ha pasado literalmente una hora.- Río mientras me regresaba el abrazo. Me separé levemente de ella y tomé un mechón de su cabello, no era plateado, ya tampoco era rosa, el color se había caído dando paso a su color natural, un rubio casi blanco. -Lo sé...- Dijo con fastidio. -Ya debo teñirme, tal vez pruebe algo nuevo...- Dijo pensativa.

-Naranja.- Dije simplemente. -Creo que se te veía bien.- Le sonreí. -Vamos o llegaremos tarde.- La arrastré por los pasillos hasta nuestra siguiente clase.

Las horas pasaron y llegó el momento de comer, las chicas me veían extrañada ya que no me había separado de Kara para nada y eso era algo raro, no porque no mostraramos afecto en publico... porque si... lo haciamos, pero esto era una exageración, tanto Kara como yo nos negabamos a separarnos, terminamos comiendo todas juntas, Kara me abrazaba mientras trataba de comer con su mano izquierda, lo que me divertía mucho, Kath hablaba con Circe, Meg sorprendentemente no trataba de matar a Grace y hasta hablaban tranquilamente.

Le lancé una mirada a Kara, que ya se había rendido con su comida y miró hacia donde le indique y sonrió con malicia. -Ni lo piences.- Le advertí al oido a lo que ella me volteó a ver queriéndose ver inocente. -Mejor te ayudo a comer.- Sentencie y le empecé a dar de comer, así que no se quejó.

Por lo general el día paso normal o lo que había esperado al menos, lo dicil fue la noche, que como había estado pasando estos días me desperté gracias a una pesadilla, pero a diferencia de otras veces Kara no estaba a mi lado abrazándose como siempre, no estaba tratando de calmarme y eso me alarmó aun más, me senté de golpe sobre la cama y estiré el brazo para encender la luz de la lampara.

-¿Kara?- La llamé aun sin poder verla, pronto una Kara despeinada apareció en la habitación con una dona en mano y se acercó. -¿Es eso una dona?

-¿Quieres?- Dijo con la boca medio llena y sentó a mi lado, yo negué divertida y ella se encogió de hombros. -¿Otra pesadilla?- Preguntó  cuando me abrace a su cuerpo, yo asentí. -¿Sabes que ayuda?- Me preguntó retoricamente y negue. -Sigueme.- Me sacó de la cama y me dirigió al sofá, encendió la televisión y su consola, yo la veía atenta, ella puso un juego y me tendió un control.

-Yo no se jugar.- Negué.

-Eso no importa, jugaremos solo nosotras dos, esto te distraera, lo prometo.- Dijo y me dio un beso. Lo pensé unos segundos y acepté, después de todo no perdía nada y no era la primera vez que jugaba a algo con ella.

Pasamos el resto de la madrugada jugando y justo como Kara lo había dicho no había pensado en el tema, ojala hubiera seguido así el día y tal vez lo hubiera sido así de no ser por la visita inesperada de la policia.

Rebelde tentación. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora