Capítulo I.

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Primer día de clases.

(Jade).

Sonó la alarma temprano y me apresuré a apagarla temiendo molestar a mi irritable compañera. Me senté en la orilla de mi cama y me di cuenta de que la otra estaba vacía, me apreció extraño, asumía que Kara sería el tipo de chica que duerme hasta tarde y llega tarde a todos lados, me puse de pié y tomé algo de ropa antes de ir a la ducha, al parecer no había nadie más en la habitación, lo que me relajó bastante, por alguna razón la presencia de Kara me hacía sentir... ¿Incomoda? entré en el baño, puse algo de música para aligerar el ambiente y entré en la ducha, me tomé mi tiempo para ducharme y después de unos minutos salí, me vestí con ropa sencilla, un pantalón, una blusa sin mangas blanca y suelta, y unos tenis converse blancos. Lo primero que veo al abrir la puerta del baño es a Kara sentada plácidamente en el sofá, concentrada en lo que parecía ser un videojuego de zombis.

-Hey.- La saludé y ella asintió con la cabeza. -Pensé que eras de las que se levantaban tarde.- Traté de hacer conversación.

Sonrió. -Bueno yo pensaba que eras de las que no hablaban, pero mirarte, aquí éstas, hablando.- Me dedicó una mirada burlona y volvió su atención a la pantalla.

Y hasta ahí llegó nuestra conversación, decidí marcharme antes de que se le ocurriera otro chiste o un intento de ello, tomé mi mochila y salí camino a la cafetería para desayunar algo, mi madre me colgaría si se llegara a enterar que me salto algún desayuno, ella siempre dice que es una de las comidas más importantes del día. Estando ahí me acerqué al mostrador y pedí un sándwich de aguacate con queso y un café negro, la amable señora de la cocina me lo dio y fui a tomar asiento en una mesa pequeña, estaba comiendo tranquilamente mientras decidía si llamar a las chicas, pero terminé diciéndome a mi misma que aun era muy temprano, que Majo estaría dormida aun y que Julie ni siquiera escucharía el celular sonar, así que decidí leer un poco en mi celular para matar el tiempo, cuando me di cuenta que Kara estaba del otro lado del comedor sola, pensé en ir con ella a tratar de llevarnos mejor, ella me recordaba un poco a Majo cuando recién nos conocimos, pero justo en ese momento un par de chicas, una rubia y la otra pelirroja se sentaron con ella, Kara les sonrió y empezaron a platicar, así que decidí que sería mejor no ir. Terminé mi desayuno y me dispuse a encontrar mi salón de clases, me tocaba historia universal en la primera hora, algunos pensarían que es una molestia, pero no yo, historia era una materia que se me daba muy bien, ya que era buena aprendiendo datos, caminé entre los pasillos medio perdida buscando el salón numero seis, hasta que por fin di con el, por suerte aun era temprano, sólo había algunas alumnas, fui al fondo del salón y tomé asiento justo en la esquina, lo ultimo que quería era llamar la atención cosa que conseguí con gran excito, nadie volteó a verme siquiera, cosa que fue un gran alivio.

Apenas habían pasado unos minutos cuando vi a la profesora entrar, era una mujer de unos cuarenta y cinco años, de cabello negro y rizado atado en una coleta alta, tenía la piel clara y parecía tener unos cuantos kilos de más, aun así lograba verse elegante y con aire estricto. La clase empezó y pronto empezó a pasar asistencia, todo marchaba bien hasta que fue mi turno. -La chica nueva, póngase de pie.- Ordenó, yo obedecí con algo de pena pues todas me veían, la profesora sonrió burlona. -Así que te querías escapar de mi ¿eh?- No parecía molesta, más bien divertida, me relajé un poco. -Preséntese con sus compañeras.

Di un suspiro tratando de llenar mis pulmones de calma como si fuera oxigeno. -Bueno... Mi nombre es Jade McWiber, tengo diez y siete años y vengo de...- Me interrumpió una chica al abrir la puerta, era Kara. Al parecer había acertado con lo de llegar tarde a todos lados.

-Señorita Hills, tarde como siempre.- La miró la profesora sin ninguna pizca de sorpresa en su rostro. -Rápido, tome asiento.- Le ordenó y Kara empezó a caminar entre los asientos. -Señorita McWiber puede sentarse ya, tengo que empezar con la clase.- Lo dijo como si ella no me hubiera pedido presentarme en primer lugar, me ruboricé levemente y tomé asiento rápidamente para hundir mi cabeza en un libro, solo escuchaba la voz de la profesora pasando asistencia.

Rebelde tentación. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora