Capítulo XIV.

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Cayendo.

Esta sensación me estaba matando, no quería sentirme así, no por ella y no es que ella tuviera algo de malo, más bien era todo lo contrario, ella es una buena chica y yo no soy buena para ella ni como amiga.

-¿Kara?- Interrumpió mis pensamientos.

Volteé a verla. -¿Si?- Contesté.

Me observo curiosa. -¿Qué ocurre?- Parecía algo preocupada, como si presintiera algo.

Negué. -Estoy bien.- Mentí, no lo estaba, maldita sea que no lo estaba y era por su culpa, ella me distrajo en el partido y me lesione, ella me causa estos... Sentimientos que no quiero y eso me hace sentir... No sé... ¿Idiota?

Cuando menos lo pensé ya estaba sentada a mi lado. -No parece que estés bien.- Declaro convencida. -Parece que quieres hablar.

-Déjalo.- Contesté volteando a otra parte. Sentí su mano en mi barbilla obligándome a verla y ahí estaba de nuevo... Esos ojos cafés brillando con duda.

-¿Dejar qué?- Preguntó confundida.

Solté un gruñido de frustración y escondí mi rostro en mis manos. -De ser tan linda conmigo, me estas matando.- Solté desesperada antes de darme cuenta. Levanté rápidamente la vista al darme cuenta de lo que había dicho ella lucia sorprendida.

-¿De que hablas?- Parecía nerviosa.

-Puedo hacer las cosas por mi misma.- Improvisé. -Debes entender, eso...- Suspiré con frustración para darle más realismo. -No soy una invalida, Jade.

Ella lucia más sorprendida aun. -¿Jade?- Sonrió.

Mierda. -¿De todo lo que dije fue lo único que escuchaste?- Reí levemente con algo de frustración.

Buscó mi mirada de nuevo. -Tu nunca me llamas así.- Insistió.

Negué. -No es nada del otro mundo, es solo tu nombre.- De sienta forma lo sentía una mentira, decir su nombre en voz alta me había causado un cosquilleo extraño, pero ella no tenía que saber eso.

-Si, eso lo sé, es sólo que...- Empezó, pero se detuvo de inmediato dejándome con la curiosidad, ella sacudió levemente su cabeza como queriendo reaccionar y sacar pensamientos de su mente. -Olvidarlo.- Dijo dándose la vuelta tratando de irse, pero tomé su brazo, era mi turno de hacer preguntas, la jalé dejándola a escasos centímetros de mi.

Me quedé muy quieta, no había sido mi intención el tenerla tan cerca, mi cuerpo se había movido antes de que pudiera darme cuenta y ahora estaba en esta situación, mi pulso se disparó, solo podía verla a los ojos y ella me veía a mi, lo que me ponía aun más nerviosa. Abrí la boca tratando de hablar, pero nada salió. Entonces ella estiró su brazo hasta alcázar mi rostro a acaricio mi ceja, justo donde tenía mi cicatriz, esa era una manía que había adquirido recientemente, y como siempre, su tacto se sentía tibio y suave, tanto que me hizo cerrar los ojos, haciendo que mi pulso bajara un poco, dejé de sentir su mano y abrí los ojos, ella me veía atenta como esperando a que hiciera o dijera algo, probablemente alejarme y bromear sobre lo que pasaba, pero no quería alejarme, quería estas más cerca incluso, se sentía muy bien tenerla cerca, pero no podía seguir así, y justo en ese momento alguien llamó a la puerta rompiendo el momento, ella saltó hacia atrás y yo me quedé en el sillón maldiciendo internamente y la vi abrir la puerta.

-Hola...- Una voz nerviosa sonó y la reconocí, era Kath.

-Hola.- Jade la saludó calmada, como si nada hubiera ocurrido segundos antes, tal vez porque para ella realmente nada había ocurrido. Me hundí en el sofá con los brazos cruzados.

-Jade, quería saber si te gustaría ir con las chicas y conmigo a la piscina, Meg tiene las llaves y pensábamos ya sabes... Colarnos.- Explicó y yo bufé ganándome su atención. -¿Qué es tan gracioso?- Ahora me veía a mi.

Miré al lado contrario de donde estaban ellas. -Oh nada.- Reí levemente y agradecí que pensara que me estaba burlando y no quejando. -Sólo es gracioso que ustedes grupo de niñas buenas piensen hacer algo "fuera de las reglas".

Escuché a Kath quejarse. -Vamos podemos ser rebeldes.

Reí en serio esta vez. -Claro, tanto como monja en monasterio.- Me burlé.

-¿Por qué no vienes con nosotras?- Sugirió Jade.

-¿Qué?- Exclamamos al unísono Kath y yo. No podía pensar e una peor noche que tener que aguantar a Kath y su grupo, seguramente me dejarían morir si algo me llegara a pasar, aun que tal vez sería mejor ir y vigilarla, conocía a Kath y sabía que tenía la vista puesta en Jade, su mirada la delataba, aun que claro que igual no iba a conseguir nada al igual que yo.

Jade me miraba sonriente. -Dices que ya no necesitas tanto de mi, así que creo que podemos ir...- Estaba a punto de decir que no, pero ella hablo antes. -¿O te da miedo?

Y solo esa oración fue suficiente para hacerme aceptar. -Por supuesto que no me da miedo, yo hago de esta escuela lo que quera.- Me quejé, me estaba provocando lo sabía bien, pero pasar un tiempo con ella en una piscina no sonaba mal, aunque tendría que aguantar a Kath y cosa numero uno y numero dos, tal vez incluso a cosa numero tres. -Bien, yo voy.- Me puse de pie sin ocupar mi bastón, ya casi no lo ocupaba, podía estar de pie y pararme sin el, pero lo seguía necesitando para caminar.

-Bien esta decidido.- Sonrió y vio a Kath que tenía una sonrisa forzada en su cara.

-Claro... Las vemos en la entrada a las siete.- Se forzó a decir y aunque para mi fue muy fácil ver que estaba molesta, Jade parecía no notarlo o solo decidió ignorarlo.

Ellas se despidieron y Jade fue a su ropero a buscar algo, supongo que un traje de baño, así que hice lo mismo, y mientras lo hacía me pregunté como se vería Jade en traje de baño y que clase de traje sería, por lo regular ella usa ropa holgada así que realmente no tengo una imagen clara de lo que es su cuerpo. Mordí mi labio tratando de distraerme, no podía pensar de esa forma de la cerebrito, seguro que no había nada fuera de lo normal y posiblemente sea una tabla.

Una vez escogí mi traje de baño fui a ponérmelo y mi ropa normal sobre este, cuando salí Jade estaba sentada sobre la barra tomando una botella de agua , casi por impulso y sin querer, lo primero que cruzo por mi mente fue ir hasta ella y ponerme entre sus piernas. Alejé ese pensamiento rápidamente y me senté en el sofá.

Tal vez lo que me pasa con Jade es sólo sexual, tal vez si la beso de nuevo esta vez como yo esta vez, y no en una actuación... Tal vez me de cuenta de que no es la gran cosa, así podría volver a mi estado normal y quitarme estas ansias, igual lo peor que podría pasar es que ella se enoje conmigo.

-Ya es hora.- Me llamó Jade e instantáneamente miré la hora.

Fruncí el ceño al ver el reloj. -Faltan diez minutos.- La miré como si fuera un bicho raro.

Jade simplemente se encogió de hombros. -No me gusta llegar tarde, así que vamos.- Ordenó poniéndose de pie y tomando una mochila donde había puesto dos toallas.

Me puse de pie a regañadientes y me obligué a mi misma a seguirla hasta la planta baja donde ya estaban las amigas de Jade.

-Así que no era broma lo de Hills.-Me vio sorprendida, cosa uno.

-Espero que no sea molestia, Meg.- Le dedico una sonrisa a cosa uno.

Ella se encogió de hombros. -Como sea, no importa.- Sonrió y empezamos a caminar.

Rebelde tentación. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora