II

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-Ana Julieta, te suena el móvil-Grita Mai desde la otra punta de la casa. La morena a duras penas puede abrir los ojos, es incapaz de asimilar la energía que desprende esta mujer recién levantada.

Anaju tantea su mesita de noche y coge el móvil, un número desconocido, como sea alguien intentando venderle algo va a ser grosera.

- ¿Hola?-Carraspea y se aclara la garganta.

- ¿Mmmm buenas, hablo con Ana Julieta Calavia?-Anaju se incorpora de la cama al oír su nombre.

- ¿Sí, de parte de quién?-pregunta, la voz se le entrecorta en medio de la oración y carraspea.

-Te comento, soy un trabajador de "La Santa", un bar que se encuentra en la gran vía. No sé si te suena, pero ayer encontramos tu cartera en el suelo del bar, no creo que nadie haya tocado nada, la encontró un compañero mío recogiendo ayer el local, cuando puedas te pasas a buscarla. -A medida que el chico iba hablando, Anaju se cercioraba de que lo que decía era cierto, no había rastro del monedero. Tenía todas las cosas del bolso volcadas en la cama, menudo desastre, pensó. De repente se dio cuenta de que el chico seguía al teléfono.

-Hostia pues me acabas de salvar la vida, no me había dado ni cuenta. ¿Te va bien que me pase en un par de horas?-Pregunta la castaña a la vez que va colocando las cosas de nuevo en su bolso.

-No es nada, hubiera sido una putada no poder recuperarla. En un par de horas está bien, el local en si estará cerrado, la persiana te la encontrarás medio abierta, pero tu pasa igual, ya le digo yo a mi compañero que irás a buscar la cartera.

-Gracias de nuevo, hasta luego.

La llamada se corta y Anaju se maldice, como coño pudo perder la cartera si no bebió ni una gota de alcohol, se pregunta, y menos mal que no lo hizo porque si lo llega a hacer, Samantha no llega viva a casa. Rueda los ojos al pensar en la rubia y aun con el móvil en la mano decide interesarse por su resaca.

[27/02 10:23] Sam: Rubia que tal la resacaa?

En el salón se respira tranquilidad, Mai siempre le transmitió paz. El día que se conocieron, se quedaron hasta las seis de la mañana tomando cervezas en el salón. Ninguna de las dos creyó tener tanta afinidad con su nueva compañera de piso, pero el destino las sorprendió una vez más.

-Maialen, no te vas a creer lo que me pasó anoche-Anaju dramatiza la situación, sigue sin creerse que perdiera la cartera, estos despistes iban a matarla.

-¡Conociste a alguien, por fin! ¿Es guapo? ¡A ver cuando me lo presentas! -Mai se sienta en el sofá y da un par de golpecitos en el sofá para que la castaña se siente y le explique. Para disgusto de la chica, para Anaju nadie que se le hubiera cruzado anoche era lo suficiente interesante como para contárselo a Mai, o eso es lo que ella creía.

-No, mucho peor que eso. Perdí la cartera, se ve que se me cayó en el bar y por una vez en mi vida, he tenido suerte y alguna alma caritativa ha decido apiadarse de mi persona.

-Jujitis, tienes que salir más tía, no puede ser que lo más interesante que te pase en una noche sea que se te perdió la cartera y que alguien haya decidido devolvértela. -Se levanta del sofá y sigue barriendo el salón a la vez que tararea una canción.

Anaju rueda los ojos, aunque sabe que Mai tiene toda la razón del mundo. ¿En qué momento se había convertido en la sombra de sus padres? No lo comprendía, seguía en la monotonía de su última relación. Llevaban tantos años que se habían acomodado, el salir de fiesta había disminuido notoriamente los últimos años, y no culpa a nadie, ella es consciente que la que lo hizo mal fue ella. Pero precisamente la monotonía, falta de aventura y falta de enamoramiento habían sido los factores que habían enterrado la relación.

Ana Julieta pasea por las calles de Madrid intentando recordar en qué punto exacto de Gran Vía se encontraba el local. La castaña resignada coloca la dirección en google maps y deja que internet haga su magia.

Anaju sabe que ha llegado a su destino cuando ve un cartel con luces de neón apagadas en el cual se puede leer "La Santa". Se encuentra con lo que el chico del teléfono le había indicado, una persiana a medio subir en la que hay una pintada. Al entrar se oye un tintineo de lo que parece ser una campanilla que la noche anterior no pudo apreciar. Se acerca a la barra y aparentemente no hay nadie. Busca con la mirada por todo el local a alguien que la atienda, pero ni rastro. Al ver que nadie se ha dado cuenta de que ha entrado da un par de golpecitos en la barra.

- ¿Hola, hay alguien?-Como para robar piensa.

Se escuchan ruidos que provienen de un almacén que se encuentra al final del local y al fin sale alguien. Ana Julieta se sorprende al reconocer al chico, es el que cantó ayer por la noche.

-Está cerrado. ¿Acaso no has visto la persiana?- Espeta el rubio en un tono soberbio mientras se va acercando a la castaña.

-Lo he visto, no soy tan miope. Venía porque un compañero tuyo me llamó esta mañana diciéndome que habían encontrado mi cartera ayer. Se ve que se me cayó anoche. -Anaju le da unas explicaciones que a su parecer, no son necesarias en absoluto, pero ve que el rubio no está por la labor de devolverle lo que es suyo.

-De acuerdo, me puedes decir por favor: nombre completo y breve descripción de la cartera. -El chico ya no la mira impertinentemente sino con una sonrisa ladeada. La está vacilando, sabe perfectamente de que cartera le habla y solo hace falta sacar el DNI para comprobar que es ella.

-Me llamo Ana Julieta Calavia y siento si soy impertinente pero si no te importa me devuelves mi cartera. Tengo prisa.

-Te falta la descripción de la cartera Ana Julieta-Repite mi nombre con rintintín a la vez que apoya su cuerpo en la barra de forma chulesca. Tiene el mentón ligeramente levantado y la mira con aires de superioridad.

- Mi cartera es negra con un detalle dorado en el centro. Ahora si no tienes más preguntas me la das. -El tono de ella se ha elevado y le da un énfasis especial a la última parte de la oración.

El chico saca la cartera de detrás de la barra y la alza a la altura de Anaju para que esta la recupere. Pero cuando esta última la va a coger, el rubio la quita de su alcance y le sonríe. Ella de forma un poco más agresiva coge al fin la cartera. El chico endurece sus facciones por un momento pero al instante le vuelve a sonreír.

-Gracias...-Hace un gesto para que el chico le diga su nombre y pueda acabar la oración.

-Hugo­­-Concluye el rubio.

-Pues gracias Hugo- Anaju se gira para salir del local y antes de cruzar la puerta mantiene el último contacto visual con Hugo. Este último continúa en la barra apoyado mirándola.

Anaju comienza el camino de vuelta con una extraña sensación. El encuentro en el bar no le ha dejado buena sensación. De repente le suena el móvil

[27/02 12:14] Sam: Tía, fatal la verdad. Me vas a matar pero ayer cuando llegué a casa escribí a Flavio.

Luces de neón || AnahugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora