XXVII

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El último día del año y a Anaju le tocaba enfrentarse a sus demonios, el último día del año y aun no estaba lista para volver a verlo. Habían pasado ocho meses desde aquella tarde de abril en la que el calor ya comenzaba a asomar, aquella tarde en la que las flores empezaban a florecer, aquella tarde en la que lo tiró todo por la borda. La primavera había pasado como un suspiro, su relación incipiente funcionaba y los pensamientos solo sacaban a relucir a aquel rubio de ojos nácar en la oscura noche, cuando nadie la podía oír jipiar, cuando nadie era testigo de lo vacía que se sentía aun teniéndolo todo. El abrumante calor del verano descolocó a la castaña, su relación con el moreno no pasaba por su mejor momento, al fin y al cabo, nunca fueron compatibles. Junto al verano también llegó el cumpleaños de Ana Julieta, esa fecha que taladró día y noche a Hugo. ¿Debía felicitarla? ¿Merecía la castaña su felicitación? Al final optó por hacerlo, él no debía avergonzarse de nada de lo que había hecho, la que actuó mal fue ella; que se joda, le llegó a decir a Rafa en diversas ocasiones. El otoño aparte de arrasar con las hojas que maduraban en las copas de los árboles, se llevó por delante la relación de Ana Julieta y Adrián. Ninguno de los dos había sido capaz de amoldarse al otro y la mayor parte de la culpa la tenía Anaju, había algo que no la dejaba ser feliz, habían unos ojos que no le habían dejado de rondar, unos labios que no había dejado de pensar. Y cuando el invierno volvió, el pasado regresó y una invitación peligrosa se presentó en casa de la castaña.

-Señora Ana Julieta tenemos que hablar. - Sam entra a casa de la castaña a paso firme, como si intentara dejar huellas en el suelo.

-No digas esa frase que aún tengo pesadillas. -Anaju se lleva las manos a la cabeza masajeando su sien simulando que el sonido de esas palabras le produce migrañas.

- ¡Anda que dices! Esas palabras están bendecidas, esas palabras devolvieron al pesado de tu ex a la ciénaga de la cual proviene. -La rubia era la persona más basta que la castaña había tenido el placer de conocer, pero aun así, amaba su franqueza.

-Si tú lo dices. -Anaju sale de la cocina con un bol de palomitas. - ¿Quieres?-Le ofrece a Sam pero esta niega con la cabeza.

-Qué vacío está el piso sin Mai, joer que lastimica. -Sam observa su alrededor.

-Es normal que se haya mudado con Bruno, llevan juntos la tira de años y además congenian genial. Ya era hora.

- ¿Te vas a buscar compi de piso?

-No creo, con lo que gano en la empresa me puedo permitir vivir sola y encontrar a alguien que sustituya a Mai es imposible.

- ¿Cuánto cobras? -Pregunta Samantha con impertinencia

-Y a ti que te importa. -La castaña le da un cojinazo a la rubia.

-A lo que iba, que me desconcentras Ana Julieta. -La castaña mira atenta a la rubia esperando su explicación. -Hoy es noche vieja y nos vamos de fiesta.

- ¿Cómo todos los años no?

-Sí, como todos los años...-Cuando Anaju se percata de la pausa dramática que hace la rubia, sabe por dónde va el tema y se niega rotundamente a hacer lo que le va a decir. -Pero con una pequeña diferencia y es que como tu bien sabes, tenemos amigos nuevos, no somos los de siempre. -Sam a medida que se va explicando, asiente la cabeza en repetidas ocasiones para que la castaña entienda lo que le está queriendo decir sin tener la necesidad de decírselo explícitamente.

-Ni de puta coña Samantha, pero es que ni de puta coña. -Anaju se levanta del sofá y comienza a caminar por todo el salón.

Durante esos meses los amigos de Anaju y los de Hugo se habían hecho íntimos. Sus grupos de amistades se habían fusionado. A pesar de que esto podría significar un acercamiento entre ambos, no fue así para nada. Cuando Hugo iba con ellos, Anaju no y viceversa. En ocho meses no habían sido capaces de coincidir en el mismo espacio. Hugo estaba dispuesto a cumplir su promesa y no quería volver a verla, Anaju por su parte se había hecho a la idea de que su amistad estaba destinada a acabar así.

-Anaju, es el último día del año, no empieces uno nuevo sin haber solucionado todo lo de este. Yo entiendo que la situación no va a ser la más cómoda del mundo, porque siendo sinceras, va a ser de todo menos cómoda. Pero hazlo por nosotros, no queremos dejaros solos. De hecho, Eva me acaba de enviar un mensaje diciendo que ha conseguido convencer a Hugo. -Samantha le enseña la pantalla del móvil y Anaju suspira.

- ¿Y qué se supone que debo de hacer? ¿Presentarme en SU bar y felicitarle el año como si nada hubiera pasado? -Anaju se mantiene en silencio durante unos segundos. -No tiene sentido que lo haga ahora, después de tanto tiempo.

-Nunca es tarde si la dicha es buena. -La rubia hace referencia a ese refrán que tantas veces le había dicho ella. -Va hazlo por los viejos tiempos, por aquellos en los que os podíais ver sin tiraros los trastos a la cabeza.

-Bueno. -Dice la castaña alargando la e. -Solo si me prometes algo. -La señala con el dedo índice. La rubia levanta las manos en forma de inocencia. -No vais a hacer ningún comentario con doble sentido que pueda incomodarme o incomodarlo. Al primero que oiga, me voy.

-Trato. -Le extiende la mano la rubia

Había hecho falta que las hojas volvieran a caer de los árboles, que las flores murieran y que el frío congelara los huesos de ambos para que coincidieran en el mismo espacio y al mismo tiempo. Porque si había un sitio en el que debían reencontrarse, ese era "la Santa."

Luces de neón || AnahugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora