XV

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La puerta se abre y la vista de Anaju se clava en los ojos nácar de Hugo. La chica espera la señal que le indique que puede pasar, pero esa señal no llega y siendo una maleducada entra. Hugo dirigiéndose al salón se muerde el labio inferior, no sabe si por nervios o por la impertinencia que acababa de tener la castaña con él. A Hugo más que incomodarle la situación, le causaba gracia. Él tenía claras las cosas, no quería nada serio con nadie; acababa de salir de una relación que había fracasado estrepitosamente por descuidarla. Eso no implicaba que no le atrajera Ana Julieta, dios sabía que lo hacía, joder si lo hacía.

Anaju intentaba descifrar el rostro del rubio fracasando. Los dedos del chico no paraban de pellizcarse los labios, cosa que dificultaba la concentración que necesitaba en ese momento.

-Ana Julieta, cuéntame. ¿Desde cuándo aparte de diseñadora gráfica eres fugitiva?-Pregunta el chico de los tatuajes en un tono chulesco. Un tono similar al que utilizó la primera vez que la vio. Baja el mentón ligeramente y la mira con aire de superioridad, como si todo lo tuviera bajo control.

La alcañizana se sorprende ante la impertinencia de Hugo, sabía que el rubio era directo y que de filtros andaba escaso, pero esperaba alguna conversación sobre algún tema banal previamente; aunque en el fondo se lo agradeció.

- ¿Y tú desde cuando eres un maleducado? Primero se saluda a las personas. -Anaju enarca las cejas y levanta la cabeza para mirarlo directamente a los ojos, no piensa dejar que la intimide.

-He preguntado yo primero Ana Julieta-La chica se había acostumbrado a que la llamara por su nombre completo-Además, la única maleducada aquí eres tú. Has entrado a una casa ajena sin que te hayan invitado a pasar. Un poco feo ¿No?-Hugo hace una mueca para seguidamente sonreírle a la chica.

-Ya te dije que no te había despertado porque no quería molestar. -Aclara Anaju rebajando la chulería intentando sonar sincera. -No sé si te lo habrán dicho pero cuando duermes pareces bueno y todo. -La chica ladea una sonrisa.

-Lo sé. Pero no pasa nada, porque levantarnos y desayunar juntos lo podemos hacer otro día, otro día que no huyas. -Un tono juguetón asoma en la voz del rubio y Anaju es incapaz de articular palabra. -No es requisito imprescindible que nos levantemos desnudos. -Aclara Hugo.

-Desnudos desde luego que no. -Niega Anaju con la cabeza. - ¿Entonces amigos? -La alcañizana le extiende la mano decidida. Realmente la conversación se iba a colar entre las más incómodas que había tenido los últimos años.

Hugo baja el mentón y relaja las facciones por primera vez desde que la conversación había iniciado. Mira la mano de Anaju que continua extendida esperando cerrar el trato. Hugo le da la mano y Ana Julieta respira por primera vez desde que ha entrado por la puerta y se relaja. Pero no dura mucho porque cuando Anaju se intenta zafar del agarre de la mano de Hugo este la atrae hacia su pecho, desestabilizándola.

-No-Susurra sin apartar la mirada de los labios de la castaña. -Amigos no. -dice casi inaudiblemente.

La mirada de Hugo se vuelve oscura, Anaju es incapaz de ver el nácar de sus ojos, en esos momentos juraría que tiene la mirada más oscura que había osado ver jamás. La boca de la castaña está seca, se había quedado helada. Se relame los labios y Hugo la agarra aún más fuerte por la parte inferior de su camiseta. Sus narices prácticamente chocan y sus alientos se mezclan haciendo que la temperatura suba de un segundo para otro. Y sucede, sucede como sucedió hacía una noche, sus labios se buscan deseosos y se funden en un beso apasionado. Anaju lo sujeta por la cara y Hugo mantiene sus manos firmes en la parte baja de la espalda. Sus lenguas inician una batalla en la cual ninguno se alzará como vencedor, porque ambos ya habían perdido, se perdieron el día que a Anaju se le cayó la cartera en la santa y Hugo fue el encargado de devolvérsela y se acabaron de perder el día que decidieron abrir la caja de pandora probando los labios del otro. Porque besar a alguien a quien deseas es como entrar a un laberinto, es tan difícil de escapar que a veces te haces adicto a esa dificultad y te obsesionas, te obsesionas hasta el punto de solo pensar en volver, volver al laberinto de los labios del otro y no huir nunca.

Ambos se separan en busca de oxígeno. Estos segundos los utilizan para mirarse y ambos se cercioran que ya han perdido, que sus labios se iban a buscar cada vez que se vieran, que la fuerza que los atraía a ambos era tan grande que en silencio habían decidido que quienes eran ellos para osar a rebatir la fuerza que los atraía. Sus labios vuelven a fusionarse sin pedir permiso y Anaju toma el control arrastrándolo al sofá. Lo empuja hacia el sillón y él la observa de arriba a abajo, un espectáculo, piensa el chico. Anaju se sienta a horcajadas sobre él y comienza a mover las caderas simulando embestidas, Hugo gime ante el movimiento de la castaña y sus manos se enredan en el pelo de la chica, desesperado la besa y le muerde el labio inferior, al separarse, Anaju gime y esconde su cara en el tatuaje del rubio. Dejando un rastro de besos que hacen que Hugo se quiera subir por las paredes y mira que él siempre ha dicho que los besos en el cuello no le movían nada.

-Para -Separa Hugo a las castaña de su cuello besándola en los labios. -Para-La vuelve a besar.

Anaju emite un sonido en forma de queja y se separa para mirarlo desconcertada.

-No me gusta hacerlo en el sofá. -Espeta Hugo, como si estuviera confesando algo grave.

-Eres más tonto de verdad. -Anaju ante la ocurrencia del rubio se carcajea y lo besa en lo labios de nuevo antes de bajarse de sus piernas y cogerlo de la mano para guiarlo hasta su habitación.

Ambos caen en la cama sin dejar de besarse, perdiéndose en los brazos del otro, perdiéndose en el placer que ambos se brindan, pero lo que es más importante, perdiéndose juntos.

Luces de neón || AnahugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora