Darling, Darling

Capítulo 31. Déjame

Sálvame. Hazlo por lo menos una vez. Sálvame y hazlo ya. Siento que me ahogo, por favor no te tardes.

Tic. Toc. La televisión está prendida. Tic. Toc. La cena está servida. Tic. Toc. La cama se encuentra tendida. Tic. Toc. Seguiré esperando. Tic. Toc. No puedo dormir.

Flota.

Una voz me habla. Desconozco qué está pasando.

Sálvame ya, darling.

—Shh... No hagas ruido. Volveré pronto.

No quiero esperar por siempre. ¿Si me quedo en la vida esperando? No estaría disfrutando mucho de todo.

No.

Despierto. Todo ha sido una horrenda pesadilla. No debería de comer tanto antes de irme a la cama. 

Me preparo un café para poder despertar y volver a la vida.  Me veo fatal.

"Salgamos" dice Dalia en un mensaje. La verdad es que no me apetece salir hoy. Hay días en los que dices que todo puede que mejore con una salida o simplemente viendo a alguien, sin embargo, hoy no es un día de esos. De hecho, sólo tomo mi café y regreso a la cama. 

Abro Instagram. En la historia de Isaac se ve que ha ido al centro comercial con sus amigos. Todos están sentados en la fuente y uno de ellos toma la foto. En otra se ve que se están probando ropa y todos están metidos en un vestidor y en la última hay una frase, "desearía que estuvieras aquí".

Me pongo a ver películas. Lloro en ellas. No puedo dejar de estar triste. Yo no era azul, solía ser un color más tranquilo, un lavanda.

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16 de diciembre.

Darling:

Por favor, hazme creer de nuevo, déjame soñar de nuevo con esos ojos incrustados con todos los diamantes del mundo, deja que vuelva a caer en ti. Haz que vuele más alto que un cohete y deja que me estrelle como asteroide.

Conviérteme en un seguidor de tu religión. Déjame ser aquello que pienses todo el día y, cuando la gente te pregunte "¿en qué piensas?" y tú digas "en nada", déjame ser ese nada. Permíteme ser las estrellas que vigilan y cuidan tus sueños cada noche. Permíteme ser la causa de tus sonrisas.

Quiero ser tu hilo rojo. Quiero ser tu espejo. Quiero ser a quien acudas a media noche para platicar y llorar.

Solamente tú haces que mi corazón vaya más rápido que la luz. Causas mis insomnios. Me haces divagar en mis pensamientos y me haces soñar despierto. Tú haces que me rompa a pedazos y aún así, no te das cuenta de que te necesite aquí conmigo. Todos es por ti y ni tienes ni la mínima idea.

Regálame una noche contigo. Una noche en la que estemos sentados en el pasto, abrazados y con mi cabeza sobre tus hombros, viendo las estrellas mientras me cuentas asombrosas historias y donde yo te escucho y veo cada parte de ti con atención. Regálame una de esas sonrisas tan hermosas y especiales. Mucha gente se mete en drogas, pero tú, tú eres mi droga.

Déjame estar a tu lado, déjame respirar tu aroma. Déjame verte a los ojos hasta perderme. Déjame morir por ti.

Te sigue extrañando,
Cole.